Obesidad: qué es, causas, tipos, síntomas y cómo prevenir

Actualizado en marzo 2021

La obesidad se caracteriza por el exceso de peso causado, generalmente, por el sedentarismo y el consumo exagerado de alimentos ricos en grasas y en azúcar, lo que genera diversos perjuicios en la vida de la persona, como el desarrollo de enfermedades como diabetes, presión alta, colesterol elevado, infarto o artrosis de los huesos, aparte de síntomas como dificultades para ejercer esfuerzos, indisposición y baja autoestima. 

Para identificar que una persona está obesa, en la mayor parte de los casos, se utiliza el IMC (índice de masa corporal), que es un cálculo que analiza el peso que la persona presenta con relación a su altura, dividiéndose en los siguientes grados:

  • Peso normal: IMC entre 18.0 y 24.9 kg/m2;
  • Sobrepeso: IMC entre 25.0 y 29.9 kg/m2;
  • Obesidad grado 1: IMC entre 30.0 y 34.9 kg/m2;
  • Obesidad grado 2: IMC entre 35.0 y 39.9 kg/m2;
  • Obesidad grado 3 u obesidad mórbida: IMC igual o superior a 40 kg/m2.

Para saber su IMC, introduzca sus datos en la siguiente calculadora: 

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Posibles causas

La obesidad puede ocurrir a cualquier edad gracias al consumo excesivo de alimentos calóricos como pan, pastas, dulces, comida rápida y comidas instantáneas, aparte del sedentarismo, lo que hace que la cantidad de calorías consumidas sea mayor a la cantidad que la persona gasta a lo largo del día. 

Además, trastornos hormonales o problemas emocionales como ansiedad o nerviosismo también pueden aumentar el riesgo de obesidad, por lo que estas situaciones deben ser tratadas inmediatamente al ser identificadas. 

La obesidad infantil también ha sido cada vez más frecuente gracias al exceso de comidas industrializadas, dulces y refrescos, aparte de la menor realización de actividades al aire libre. Los niños suelen seguir los hábitos de los padres, razón por la que es muy común que los hijos de obesos también tengan sobrepeso. 

Tipos de obesidad

Además de clasificarse de acuerdo con el peso, la obesidad también varía según la localización y la distribución de la grasa por el cuerpo, tal como se muestra a continuación:

1. Obesidad central o abdominal

Imagem ilustrativa número 1

La grasa se deposita principalmente en el abdomen y en la cintura, pudiendo también distribuirse por el pecho y el rostro. Este tipo de obesidad también es conocido como androide u obesidad en forma de manzana, debido a la semejanza de la silueta de la persona con esta fruta, y es más común en hombres, aunque algunas mujeres también pueden presentarla. 

La obesidad abdominal está muy asociada con gran riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como colesterol alto, trastornos cardíacos e infarto, aparte de diabetes, inflamaciones y trombosis. 

2. Obesidad periférica

Imagem ilustrativa número 2

Este tipo de obesidad es más común en mujeres, pues la grasa se localiza más en los muslos, caderas y nalgas, y es conocida como obesidad en forma pera, debido al contorno de la silueta, u obesidad ginoide. 

La obesidad periférica está más asociada a problemas circulatorios, como insuficiencia venosa y várices, y osteoartritis en las rodillas, debido a la sobrecarga del peso en dichas articulaciones, a pesar de que también aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y de diabetes. 

3. Obesidad homogénea

En este caso no hay una predominancia de la grasa en un área localizada, pues el exceso de peso está distribuido por el cuerpo. Esto puede ser peligroso debido a que la persona puede descuidarse por no tener un gran impacto en su aspecto físico, como ocurre en los otros tipos. 

Principales signos y síntomas

El exceso de peso tiene efectos negativos sobre todo el cuerpo, causando los siguientes signos y síntomas incómodos: 

  • Falta de aire y dificultades respiratorias, gracias a la presión del peso abdominal sobre los pulmones;
  • Dolores en el cuerpo, principalmente en la espalda, piernas, rodillas y hombros, debido al exceso de esfuerzo que el cuerpo ejerce para soportar el peso;
  • Dificultad para realizar esfuerzos o caminatas, debido al exceso de peso y el desacondicionamiento del cuerpo; 
  • Dermatitis e infecciones micóticas, gracias a la acumulación de sudor y suciedad en los pliegues del cuerpo;
  • Manchas oscuras en la piel, principalmente en el cuello, axilas e ingles, una reacción causada por la resistencia a la insulina, o prediabetes, llamada acantosis nigricans; 
  • Impotencia e infertilidad, debido a alteraciones hormonales y dificultades para el flujo sanguíneo en los vasos;
  • Ronquidos nocturnos y apnea del sueño, por la acumulación de grasa en el cuello y en las vías respiratorias;
  • Mayor tendencia a várices y úlceras venosas, gracias a alteraciones en los vasos y en la circulación sanguínea;
  • Ansiedad y depresión, debido a insatisfacciones con la imagen corporal y compulsión alimentaria. 

Asimismo, la obesidad es una causa determinante de diversas afecciones, como enfermedades cardiovasculares como presión alta, infarto, ACV, trombosis e impotencia, y enfermedades metabólicas como diabetes y colesterol alto.

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Cómo saber si tengo mucho sobrepeso

La principal forma de detectar la obesidad es mediante el cálculo del IMC, no obstante, además del exceso de peso, también es importante identificar las zonas de depósito de grasa en diferentes regiones del cuerpo, diferenciando el peso en grasa del peso en músculos. 

De esta manera, para evaluar el peso de la grasa del cuerpo y su distribución, se utilizan los siguientes procedimientos:

  • Medición del grosor de los pliegues cutáneos: mide la grasa localizada en los depósitos por debajo de la piel, que está relacionada con la cantidad de grasa interna;
  • Bioimpedancia: prueba que analiza a composición corporal, indicando la cantidad aproximada de músculos, huesos y grasa del cuerpo. Conozca mejor cuándo es indicada y cómo funciona la bioimpedancia;
  • Ecografía, tomografía o resonancia magnética: determinan el grosor del tejido adiposo en los pliegues y también en tejidos más profundos de las diferentes regiones corporales, como abdomen, razón por la cual son buenos métodos para evaluar la obesidad abdominal;
  • Medida de circunferencia abdominal: identifica el depósito de grasa en el abdomen y el riesgo de desarrollar obesidad abdominal, considerándose que se tiene este tipo de obesidad cuando la medida de la cintura sobrepasa los 94 cm en los hombres y los 80 cm en las mujeres;
  • Índice cintura-cadera: mide la relación entre la circunferencia abdominal y la circunferencia de la cadera, evaluando diferencias en los patrones de acumulación de grasa y el riesgo de desarrollar obesidad. Este valor se considera alto cuando se sitúa por encima de 0,90 en hombres y 0,85 en mujeres. Conozca cómo puede medir la relación cintura-cadera.  

Idealmente, estas evaluaciones y medidas deben ser realizadas por el nutricionista o médico, con el objetivo de identificar correctamente la cantidad de grasa que la persona necesita eliminar y programar un tratamiento ideal. 

Tratamiento de la obesidad

El tratamiento de la obesidad debe ser realizado mediante la práctica regular de ejercicios, orientados por un entrenador físico, y una dieta para adelgazar, indicada por un nutricionista, y debe ser realizado de forma gradual y saludable, pues las dietas que prometen una pérdida de peso muy rápida no suelen tener efectos duraderos o son perjudiciales para la salud.

Conozca algunos consejos acerca de cómo disminuir el hambre y adelgazar en el siguiente video: 

youtube image - ¿Cómo disminuir el hambre y adelgazar sin sufrir?

Los medicamentos para adelgazar también pueden emplearse en el tratamiento de la obesidad; no obstante, su uso solo debe hacerse bajo orientación del endocrinólogo. En los casos más graves, incluso se puede recurrir a algunos tipos de cirugía, como cirugía bariátrica.

Vea cómo es realizado el tratamiento para la obesidad y cuándo está indicado el uso de medicamentos o cirugía

Cómo prevenir la obesidad

Para la prevención de la obesidad es necesario realizar cambios en los hábitos alimentarios y de estilo de vida, teniendo en cuenta los siguientes consejos:

  • Disminuir el consumo de alimentos que aporten gran cantidad de calorías, como las carnes rojas, las frituras, los productos procesados y refinados, las comidas rápidas y los dulces, pues estos favorecen el aumento del IMC y de la circunferencia abdominal;
  • Evitar bebidas alcohólicas y bebidas azucaradas, como refrescos y jugos envasados, y dar prioridad al agua, a las bebidas naturales sin azúcares añadidos y a la leche descremada;
  • Preferir alimentos integrales, como la avena, el arroz integral, los frijoles, las frutas y las verduras, por ejemplo, puesto que estos no poseen muchas calorías y aumentan la sensación de saciedad; 
  • Realizar actividad física, haciendo al menos 30 minutos diarios de ejercicio aeróbico. 

Estos hábitos, aparte de evitar el surgimiento de obesidad, también ayudan a prevenir la aparición de otras enfermedades asociadas, como diabetes, cáncer, hipertensión y osteoporosis, y favorecen la salud de los músculos y los huesos. 

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