La bacteriemia es la presencia de bacterias en el torrente sanguíneo, que puede ocurrir debido a la realización de procedimientos quirúrgicos y dentales, o ser consecuencia de infecciones urinarias.
En la mayoría de los casos, la bacteriemia no provoca síntomas, sin embargo, cuando la bacteria se instala en diferentes partes del cuerpo, la misma puede causar fiebre, disminución de la presión arterial y alteración de la frecuencia respiratoria.
El tratamiento de la bacteriemia es indicado por un médico general, infectólogo o pediatra, que puede recomendar el uso de antibióticos para eliminar la bacteria que causó la infección y evitar que se extienda por todo el cuerpo.
Principales síntomas
Los principales síntomas de la bacteriemia son:
- Fiebre y escalofríos;
- Diarrea y/o dolor abdominal;
- Náuseas y vómitos;
- Latidos cardíacos acelerados;
- Presión arterial baja;
- Respiración rápida.
La presencia de bacterias en el torrente sanguíneo normalmente es asintomática, no obstante, cuando ocurre la respuesta del sistema inmunitario por la presencia del microorganismo, aparecen síntomas que pueden ser característicos de sepsis o incluso de shock séptico.
Además, estos síntomas surgen debido al alojamiento de la bacteria en otras regiones del organismo, como órganos o materiales artificiales presentes en el cuerpo, como catéteres o prótesis, y pueden variar según el tipo de bacteria y el estado de salud general de la persona.
Posibles causas
Las principales causas de bacteriemia son:
- Sistema inmunológico débil, debido a enfermedades crónicas;
- Cirugías o realización de procedimientos invasivos;
- Uso de catéteres o sondas;
- Heridas, cortes o quemaduras en la piel;
- Infecciones no tratadas, principalmente urinarias o respiratorias;
- Extracción dentaria;
- Uso de objetos no esterilizados, como agujas o jeringas.
Otra situación que puede favorecer la aparición de bacterias en la sangre es el hecho de cepillar los dientes con mucha fuerza, lo que puede provocar que las bacterias que están presentes en la cavidad bucal ingresen al torrente sanguíneo; sin embargo, en la mayoría de los casos, esta situación no es grave y el organismo es capaz de combatirla de forma eficaz.
La presencia de bacterias en el torrente sanguíneo es más frecuente que ocurra cuando la persona tiene el sistema inmunitario debilitado debido a enfermedades crónicas, a procedimientos invasivos o a la edad, por ejemplo. De esta manera, es más fácil que los microorganismos lleguen al torrente sanguíneo y se propaguen a otros órganos.
¿La bacteriemia es grave?
En la mayoría de los casos, la bacteriemia o presencia de bacterias en la sangre no es grave, ya que el organismo puede combatirlas por sí mismo.
Sin embargo, el sistema inmunológico a veces reacciona de forma exagerada, lo que puede causar sepsis o shock séptico, que son condiciones graves que ponen en riesgo la vida de la persona.
Diferencia entre bacteriemia y sepsis
La sepsis es una respuesta inflamatoria intensa del cuerpo frente a infecciones que pueden ser causadas por bacterias, hongos o virus. Conozca más sobre la sepsis.
La bacteriemia hace referencia a la presencia de bacterias en la sangre. En los casos en que el cuerpo no logra combatirlas, o cuando el sistema inmunológico reacciona de forma exagerada, esta condición puede evolucionar hacia una sepsis.
Cómo se diagnostica
El diagnóstico de bacteriemia se realiza mediante pruebas de laboratorio, como el hemograma, en el que se observan valores disminuidos de leucocitos y alteraciones que sugieren la presencia de una infección.
Además, también puede ser indicado un hemocultivo, que es la prueba que permite identificar la presencia de microorganismos en la sangre y cuál es el agente infeccioso. Vea cómo se realiza el hemocultivo.
Cuando el hemocultivo es positivo y se identifica el microorganismo, esta bacteria se aísla para que se pueda realizar el antibiograma con el fin de verificar a qué antibióticos es sensible o resistente, indicando así el mejor medicamento para tratar la bacteriemia. Vea qué es el antibiograma.
Aparte del hemocultivo, el médico puede solicitar un examen de orina, un urocultivo, una evaluación de esputo y un cultivo de la secreción de la herida, ya que de esta forma también es posible identificar el foco inicial de la infección e iniciar el tratamiento más adecuado.
También es posible que el médico solicite estudios por imágenes, como radiografías de tórax, ecografías o tomografías computarizadas, que le permitirán identificar en qué parte del cuerpo se encuentra la infección.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para la bacteriemia debe ser indicado por un infectólogo, médico general o pediatra, de acuerdo con la causa y la bacteria presente. Además, se deben tener en cuenta la edad y el estado general de salud de la persona.
De forma general, el tratamiento se realiza con antibióticos orales o intravenosos, y la elección del medicamento depende del tipo de bacteria identificada en los cultivos de sangre o de orina.
Lea también: Antibióticos: qué son, clasificación y para qué sirven tuasaude.com/es/antibioticosLos antibióticos no deben interrumpirse sin indicación médica, ya que esto puede favorecer que las bacterias desarrollen resistencia al medicamento, dificultando el tratamiento y aumentando el riesgo de que la infección vuelva a aparecer.