Neoplasia maligna: qué es, diagnóstico y tratamiento

La neoplasia maligna es el crecimiento y la multiplicación anormales y descontrolados de las células, ocasionados por mutaciones en el ADN. Estas mutaciones pueden deberse a factores genéticos, obesidad, tabaquismo o exposición excesiva al sol.

En sus etapas iniciales, la neoplasia maligna puede ser asintomática. Sin embargo, a medida que el tumor crece o se disemina por el organismo, pueden manifestarse síntomas como pérdida de peso sin causa aparente, sudoración nocturna, tos o fiebre, los cuales varían según el tipo de tumor.

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El tratamiento de la neoplasia maligna, también conocida como cáncer, está a cargo de un oncólogo o hematólogo, quienes pueden recomendar cirugía, quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia o incluso un trasplante de médula ósea, entre otras opciones.

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Síntomas de neoplasia maligna

Los principales síntomas de la neoplasia maligna son:

  • Pérdida de peso sin causa aparente;
  • Tos persistente;
  • Fiebre o sudoración nocturna;
  • Cansancio extremo;
  • Nódulos o bultos en las mamas, el cuello o el abdomen;
  • Manchas en la piel.

Los síntomas de la neoplasia maligna pueden variar según el tipo y la ubicación del cáncer. Sin embargo, ante la presencia de cualquier signo que pueda indicar cáncer, es fundamental acudir al médico general para realizar un diagnóstico adecuado.

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¿La neoplasia maligna es cáncer?

Sí, cáncer y neoplasia maligna son lo mismo. Es decir, cuando un examen indica la presencia de una neoplasia maligna o se observan células malignas, significa que la persona tiene cáncer.

En estos casos, es fundamental realizar pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento lo antes posible. Esto ayuda a prevenir la metástasis y aumenta las posibilidades de cura.

¿La neoplasia maligna tiene cura?

Es posible lograr la cura cuando la neoplasia maligna se detecta de forma precoz y el tratamiento se inicia de manera rápida.

De esta forma, se puede prevenir la metástasis, es decir, la diseminación de células malignas hacia otras partes del cuerpo, lo que complica el tratamiento. 

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de la neoplasia maligna es realizado por un oncólogo o un oncohematólogo.

Generalmente, la persona es remitida desde otra especialidad médica tras haberse detectado el cáncer en exámenes de rutina o durante la investigación de los síntomas.

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Para confirmar el diagnóstico, así como el tipo y la etapa de la neoplasia, el médico puede solicitar pruebas como biopsia, análisis de marcadores tumorales y estudios de imagen. Vea cómo se realiza la biopsia.

Por qué ocurre

La neoplasia maligna ocurre debido a alteraciones o mutaciones en el ADN de las células, lo que hace que se diferencien de las células normales del tejido.

Esto provoca un crecimiento y una multiplicación anormales y descontrolados de las células neoplásicas, las cuales pueden diseminarse a otros órganos y tejidos, ocasionando la metástasis. Conozca qué es la metástasis.

Posibles causas

Los principales factores que pueden contribuir al desarrollo de una neoplasia maligna son:

  • Predisposición genética;
  • Obesidad;
  • Hábito de fumar;
  • Alimentación pobre en nutrientes y rica en alimentos fritos;
  • Consumo excesivo o frecuente de bebidas alcohólicas;
  • Infecciones virales;
  • Exposición a sustancias tóxicas o radiación.

Además, la exposición excesiva y/o prolongada al sol también puede provocar alteraciones en el ADN de las células, lo que puede derivar en cáncer de piel.

Tipos de neoplasia maligna

Los principales tipos de neoplasia son:

1. Carcinoma

El carcinoma es un tipo de neoplasia maligna que afecta las células epiteliales, que son las células que recubren la superficie de los órganos internos o la piel.

Algunos ejemplos de neoplasias malignas epiteliales son el carcinoma de células escamosas, carcinoma basocelular, carcinoma pulmonar o carcinoma de vejiga.

2. Adenocarcinoma

El adenocarcinoma es un tipo de neoplasia maligna que afecta las células glandulares, como ocurre en los intestinos, mama, estómago, próstata, pulmones, útero o páncreas, entre otros.

3. Sarcoma

El sarcoma es un tipo de neoplasia maligna que afecta la piel, los huesos o los tejidos blandos, como músculos, grasa, tendones, cartílago, vasos sanguíneos o nervios periféricos.

Dependiendo del tejido afectado, el sarcoma puede clasificarse en sarcoma óseo, sarcoma de partes blandas o tumor estromal gastrointestinal (GIST).

4. Linfoma

Los linfomas son neoplasias malignas hematológicas que afectan a las células sanguíneas, llamadas linfocitos.

Los principales tipos de linfomas son el linfoma no-Hodgkin y el linfoma de Hodgkin.

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5. Leucemia

La leucemia es otro tipo de neoplasia maligna hematológica que afecta a los glóbulos blancos en la sangre, llamados leucocitos.

Existen varios tipos de leucemia, como leucemia mieloide aguda o crónica, leucemia linfoide aguda o crónica, leucemia linfocítica, leucemia de células T o células NK, entre otras.

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6. Blastoma

El blastoma es un tipo de neoplasia maligna que se origina a partir de células embrionarias, conocidas como blastos, que son células inmaduras.

Algunos ejemplos de este tipo de neoplasia incluyen el retinoblastoma, meduloblastoma, hepatoblastoma y nefroblastoma, entre otros.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento para la neoplasia maligna debe ser realizado bajo la orientación de un oncólogo o oncohematólogo, con el objetivo de reducir la tasa de proliferación de las células malignas, prevenir la metástasis y mejorar la calidad de vida.

Los principales tratamientos para la neoplasia maligna son:

1. Cirugía

La cirugía para neoplasias malignas está indicada para remover el tumor, especialmente cuando el cáncer se diagnostica en etapas tempranas, es pequeño y no ha formado metástasis.

Generalmente, después de realizar la cirugía, se recomienda la quimioterapia o la radioterapia con el objetivo de eliminar cualquier célula maligna que no haya sido removida.

2. Quimioterapia

La quimioterapia es un tratamiento para neoplasias malignas que utiliza medicamentos quimioterápicos que actúan en diferentes fases de la división celular, impidiendo su multiplicación.

Sin embargo, este tipo de tratamiento afecta todas las células en división del cuerpo, no solo las malignas, y por ello puede causar efectos secundarios como caída del cabello, anemia o un aumento del riesgo de infecciones, entre otros.

3. Radioterapia

La radioterapia para neoplasias malignas es similar a la quimioterapia, pero utiliza radiaciones para destruir o reducir la velocidad de crecimiento de las células tumorales. Puede ser aplicada de forma independiente o en combinación con quimioterapia.

4. Terapia dirigida

La terapia dirigida utiliza medicamentos para ayudar al sistema inmunológico a identificar y atacar específicamente las células malignas, causando pocos efectos en las células normales del cuerpo.

En algunos casos, la terapia dirigida puede combinarse con radioterapia o quimioterapia para aumentar las posibilidades de cura.

5. Inmunoterapia

La inmunoterapia también es otro tipo de tratamiento que puede ser indicado por el oncólogo para neoplasias malignas.

Este tratamiento puede conducir a una disminución del tamaño del cáncer o a retrasar su crecimiento.

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6. Hormonoterapia

La hormonoterapia es un tratamiento para neoplasias malignas, como el cáncer de mama o de próstata, que tiene como objetivo impedir el crecimiento del tumor.

Este tipo de tratamiento puede consistir en medicamentos que bloquean la producción de hormonas o que evitan que las hormonas se unan a las células tumorales.

7. Transplante de médula ósea

El trasplante de médula ósea para neoplasias malignas está especialmente indicado para leucemias o linfomas.

Este tratamiento consiste en extraer una parte de la médula ósea de una persona saludable e inyectarla en la persona enferma, después de haber realizado quimioterapia y/o radioterapia, con el fin de producir células sanguíneas saludables.

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