Trasplante de médula ósea: qué es, indicaciones y riesgos

Actualizado en febrero 2024

El trasplante de médula ósea es un tratamiento indicado para enfermedades que afectan la médula ósea, como leucemias, linfomas o mieloma, que impactan la producción de células sanguíneas y del sistema inmunológico en la médula ósea, como glóbulos rojos, plaquetas, linfocitos y leucocitos.

Este tipo de tratamiento puede realizarse extrayendo células sanas de la médula del propio individuo antes de iniciar el tratamiento con quimioterapia o radioterapia, conocido como trasplante autólogo, o mediante la donación de médula ósea, conocido como trasplante alogénico.

El trasplante de médula ósea es realizado por un hematologista en el hospital, siendo muy similar a una transfusión de sangre, requiriendo que el paciente permanezca hospitalizado y tome algunas precauciones, como el uso de mascarilla y evitar contacto con personas enfermas, por ejemplo.

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Principales indicaciones

El trasplante de médula ósea normalmente está indicado para tratar:

  • Cáncer de médula, como leucemia, linfoma o mieloma múltiple;
  • Algunos tipos de anemia, como anemia aplásica, falciforme o talasemia;
  • Lesiones en la médula debido a tratamientos agresivos, como quimioterapia;
  • Neutropenia congénita.

La médula ósea está constituida por las células madre hematopoyéticas, que son responsables de la producción de las células sanguíneas y del sistema inmune.

De esta forma, el trasplante de médula ósea se realiza con el objetivo de sustituir la médula ósea deficiente por otra saludable por médio de células madre hematopoyéticas saludables y funcionales.

Tipos de trasplantes de médula ósea

Existen 2 tipos principales de trasplante de médula ósea:

1. Trasplante autólogo

El trasplante de médula autólogo o "auto-trasplante" se utiliza principalmente en personas que necesitan someterse a radioterapia o quimioterapia.

Consiste en extraer células saludables de la médula antes de iniciar el tratamiento y luego volver a inyectarlas en el organismo después de los tratamientos, para permitir la creación de una médula sana.

2. Trasplante alogénico

En el trasplante de médula alogénico, las células a ser trasplantadas se extraen de un donante sano, que debe someterse a pruebas de sangre especiales para garantizar la compatibilidad de las células, que luego se trasplantarán a un paciente compatible.

3. Trasplante de células madre

Además de los otros tipos de trasplante, existe una técnica que permite almacenar células madre del cordón umbilical del bebé, que pueden utilizarse para tratar el cáncer y otros problemas de salud que puedan surgir a lo largo de la vida.

Cómo es la preparación del examen

Para prepararse para el trasplante de médula ósea y realizar la recolección de células saludables para el trasplante, es necesario realizar algunos exámenes.

En el caso del trasplante autólogo, también conocido como "auto-trasplante", la persona debe someterse a varios exámenes que evalúan su estado de salud y la evolución de la enfermedad.

Por otro lado, en el caso del trasplante alogénico, es decir, de un donante diferente, es muy importante realizar pruebas de compatibilidad para garantizar que las células puedan ser utilizadas.

Algunos de los exámenes que se pueden realizar incluyen: un análisis de sangre completo, prueba de HLA (antígenos leucocitarios humanos), electrocardiograma, radiografías o tomografías computarizadas, por ejemplo.

Cómo se obtienen las células para el trasplante 

Una vez que los exámenes arrojan resultados favorables, se puede realizar la recolección de las células sanas para el trasplante.

Para ello, el donante o la persona misma se somete a anestesia general o epidural y se lleva a cabo una pequeña cirugía, con la ayuda de una aguja, para extraer la médula del interior de los huesos de la cadera.

Estas células luego se congelan y se guardan hasta que el trasplante de médula pueda llevarse a cabo.

¿Quién puede donar la médula?

La donación de médula ósea puede ser realizada por cualquier persona sana entre los 18 y 65 años de edad, siempre y cuando pese más de 50 kg.

Además, el donante no puede padecer enfermedades que puedan ser transmitidas a través de la sangre, como el VIH, hepatitis, malaria o zika, por ejemplo, ni otras como artritis reumatoide, hepatitis B o C, enfermedades renales o cardíacas, diabetes tipo 1 o antecedentes de cáncer como la leucemia, por ejemplo.

Para convertirse en donante de médula ósea, es necesario registrarse en el hemocentro del estado de residencia y luego programar una extracción de sangre en el centro para obtener una pequeña muestra de 5 a 10 ml de sangre, que debe ser analizada y cuyos resultados se colocarán en una base de datos específica.

Cómo se realiza el trasplante

El trasplante se lleva a cabo mediante un proceso muy similar a una transfusión de sangre, que puede durar de 30 minutos a 2 horas.

Para realizar el trasplante de médula ósea, el médico debe seguir algunos pasos:

  1.  Analizar muestras de sangre de la persona receptora y del donante, para evaluar la compatibilidad en caso de un trasplante alogénico;
  2. Recolectar células de la médula ósea de la propia persona en caso de un trasplante autólogo, o del donante en caso de un trasplante alogénico;
  3. Realizar quimioterapia y/o radioterapia con el objetivo de eliminar todas las células malignas y destruir la médula ósea enferma;
  4. Introducir las células extraídas del donante o del propio paciente en la corriente sanguínea a través de un catéter, que es un tubo delgado.

Una vez hecho esto, el paciente está listo para recibir la médula ósea sana, que se multiplicará y dará origen a una nueva médula ósea saludable, capaz de producir células sanguíneas.

Cómo saber si el trasplante es compatible

La compatibilidad del trasplante de médula ósea debe ser evaluado para evitar el riesgo de rechazo y complicaciones graves, como hemorragias internas o infecciones.

Para eso, el posible donador de médula ósea debe hacer una donación de sangre en un centro especializado para que sea evaluado.

En caso de que el donador no sea compatible podrá permanecer en una lista de datos para ser llamado para otro paciente con el que sea compatible.

Normalmente, el proceso de evaluación de compatibilidad de médula ósea está indicado en hermanos del paciente, ya que tienen mayores posibilidades de tener una médula ósea semejante, siendo después tomada en cuenta la lista de datos nacionales de donadores en caso de que los hermanos no sean compatibles o la persona no tenga hermanos.

Posibles riesgos del trasplante

Los principales riesgos o complicaciones del trasplante de médula ósea incluyen:

  • Anemia;
  • Cataratas;
  • Hemorragias en los pulmones o cerebro;
  • Lesiones en los riñones, pulmones o corazón;
  • Infecciones graves;
  • Rechazo;
  • Enfermedad del injerto contra el hospedero;
  • Reacción a la anestesia;
  • Recidiva de la enfermedad.

Las complicaciones del trasplante de médula ósea son más frecuentes cuando el donador no es completamente compatible, pero también pueden estar relacionadas con la respuesta del organismo del paciente, por lo que es importante realizar todas las pruebas de laboratorio tanto en el donador como en el receptor, para confirmar la compatibilidad y posibilidad de reacciones.

Las complicaciones del trasplante de médula ósea son más frecuentes cuando el donante no es completamente compatible, pero también pueden estar relacionadas con la respuesta del organismo del receptor.

Por eso, es importante realizar todos los exámenes de laboratorio tanto en el donante como en el receptor, para verificar la compatibilidad y la posibilidad de reacciones. Sepa para qué sirve y cómo se realiza la biopsia de la médula.

Cuidados después del trasplante

Después del trasplante de médula ósea, es importante seguir ciertos cuidados para evitar infecciones o complicaciones, como:

  • Usar mascarilla de protección durante el tiempo determinado por el médico;
  • Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón antibacteriano, especialmente después de manipular alimentos, salir de casa, ir al baño, cambiar pañales o tocar objetos o manijas;
  • Beber agua filtrada y evitar comer alimentos crudos o poco cocidos;
  • Limpiar bien las verduras, legumbres y frutas antes de comerlas;
  • Mantener una alimentación saludable y rica en proteínas;
  • Mantener una buena higiene bucal, pasando hilo dental todos los días y cepillándose los dientes de 2 a 3 veces al día;
  • Evitar el contacto con personas enfermas, espacios cerrados o multitudes.

Además, se debe evitar la exposición al sol, aplicar protector solar en la piel con un SPF mínimo de 30 y aplicar crema hidratante en la piel recomendada por el médico después del baño, evitando productos con perfume.

También es importante tener cuidado con el catéter venoso central o periférico, siguiendo las instrucciones del enfermero sobre el lavado o la limpieza del catéter, así como el vendaje. Aprenda cómo cuidar el catéter venoso central.

Signos de alerta para acudir al médico

Debe consultar al médico que realizó el trasplante o acudir a urgencias si aparecen síntomas como fiebre o escalofríos, mareos, tos, nariz congestionada o que moquea, dolor o ardor al orinar, dolor en el pecho, falta de aire, enrojecimiento o ampollas en la piel.

Además, también se debe buscar ayuda médica si aparecen dolor de garganta, de oído, de ojos o en el abdomen, diarrea o irritación en el ano.

También se debe acudir al médico si se presenta enrojecimiento, hinchazón, sangrado o fugas en el catéter central o periférico, o dificultad para lavar o limpiar el catéter.