Linfoma: qué es, síntomas, tipos y tratamiento

Actualizado en mayo 2023

El linfoma es un tipo de cáncer que afecta los linfocitos, que son células responsable por proteger al organismo contra infecciones y enfermedades. Este tipo de cáncer se desarrolla principalmente en los ganglios linfáticos, los cuales se localizan en la axila, cuello e ingle, produciendo la formación de bultos, puede producir la manifestación de síntomas como fiebre, sudoración nocturna, cansancio excesivo y pérdida de peso sin causa aparente.

En general, el linfoma es más común en adultos que en niños, sin embargo algunas personas pueden presentar mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, como aquellos con antecedentes familiares de linfoma, con alguna enfermedad que condicione al sistema inmune o que fueron contagiadas por virus como VIH, Epstein-Barr o HTLV-1.

Existen dos tipos de linfoma, los cuales se diferencian por sus características en las células malignas halladas en los exámenes de diagnóstico, como:

  • Linfoma Hodgkin, que es el más raro, afecta a personas de más edad y lesiona células del cuerpo específicas, los linfocitos B;
  • Linfoma no Hodgkin, que es el más común y generalmente se desarrolla a partir de los linfocitos B y T.

El diagnóstico de ambos tipo de linfoma se realiza por medio de análisis de sangre, exámenes de imagen y biopsia de médula ósea y el tratamiento se basa, principalmente, en la realización de sesiones de quimioterapia, radioterapia y trasplante de médula ósea. En caso de haber sido diagnosticado de forma precoz y haber recibido tratamiento anticipadamente, las posibilidades de curarse del linfoma son altas.

Imagem ilustrativa número 1

Principales signos y síntomas

Los principales síntomas del linfoma son fiebre constante, sudoración nocturna y la presencia de ganglios inflamados caracterizados por la presencia de bultos en el cuello, axila o ingle. Otros síntomas que pueden indicar la presencia de linfoma son:

  • Cansancio excesivo;
  • Comezón;
  • Malestar;
  • Pérdida del apetito;
  • Adelgazamiento sin causa aparente;
  • Falta de aire y tos.

Además de estos síntomas, el bazo, que es un órgano responsable de la producción de células de defensa, que se ubica del lado izquierdo superior del abdomen, puede verse afectado por el linfoma e inflamarse, produciendo dolor. Además, cuando un ganglio se inflama, puede presionar un nervio de la pierna y producir adormecimiento y la sensación de hormigueo. Vea otros síntomas del cáncer linfático

Ante la presencia de varios de estos síntomas, se recomienda acudir al médico para que se realicen exámenes y, en caso de que se confirme el diagnóstico, puede iniciarse el tratamiento adecuado de acuerdo a la orientación del médico general, hematólogo u oncólogo.

Diferencia entre linfoma y leucemia

En la leucemia, las células malignas comienzan a multiplicarse en la médula ósea, mientras que el linfoma, el cáncer se inicia en los ganglios linfáticos. Además, a pesar de que algunos síntomas sean parecidos, como la fiebre y sudores nocturnos, en la leucemia es más común que haya sangrado y surjan manchas moradas en el cuerpo, mientras que en el linfoma, hay más comezón en la piel. Vea los tipos de leucemia y cuál es el tratamiento.

Principales causas

Las causas del linfoma aún no son claras, sin embargo, personas mayores de 60 años son más propensas a desarrollar el linfoma no Hodgkin. Otros factores que también pueden estar asociados al surgimiento de linfoma son infecciones por VIH, virus de Epstein-Barr, el cual produce mononucleosis, HTLV-1, responsable de ciertos tipos de hepatitis, e infección por Helicobacter pylori, el cual puede encontrarse en el estómago.

Además, padecer una enfermedad que reduzca la inmunidad, tener una enfermedad autoinmune, como lupus o enfermedad celíaca, así como trabajar en lugares expuestos a varios productos químicos, como pesticidas pueden influenciar en el surgimiento de linfoma.

Confirmación del diagnóstico

El diagnóstico del linfoma se realiza a través del la evaluación de los síntomas por el médico general, hematólogo u oncólogo, así como de los resultados de exámenes, como:

  • Análisis de sangre: sirven para evaluar las células y enzimas de la sangre, ya que alteraciones en el leucograma, como aumento de los linfocitos y de la deshidrogenasa láctica (LDH), pueden indicar la presencia de linfoma;
  • Radiografía: produce imágenes de partes del cuerpo que pueden estar afectadas por el linfoma;
  • Tomografía computarizada: permite la visualización de imágenes de partes del cuerpo con más detalle que en una radiografía, pudiendo detectar el linfoma;
  • Resonancia magnética: así como la tomografía computarizada, sirve para detectar áreas del cuerpo afectadas por el linfoma por medio de imágenes;
  • Pet-scan: es un tipo de tomografía computarizada que ayuda a la detección de metástasis, que es cuando el linfoma se disemina hacia varias partes del cuerpo.

De igual forma, el médico puede solicitar la realización de una biopsia de médula ósea, que consiste en la remoción de una pequeña parte del hueso de la pelvis para analizar las células de la médula y saber si se encuentran afectadas por el linfoma.

Imagem ilustrativa número 2

Cómo se realiza el tratamiento

A partir de los resultados de los exámenes, el hematólogo u oncólogo orientarán el tratamiento dependiendo del tipo, tamaño, grado y localización del linfoma, así como de la edad y el estado general de la persona. De esta forma, algunas de las opciones de tratamiento son:

1. Quimioterapia

La quimioterapia es un tratamiento que consiste en la administración de medicamentos intravenosos, por medio de un catéter, que tiene como objetivo eliminar las células cancerosas que producen el linfoma. Los medicamentos quimioterapéuticos más utilizados para tratar el linfoma son doxorrubicina, bleomicina, dacarbazina y vimblastina, y generalmente se utilizan el mismo día como parte de un protocolo de tratamiento, el cual depende del tipo de linfoma diagnosticado.

Los protocolos de quimioterapia se realizan cada 3 o 4 semanas, ya que estos medicamentos producen efectos secundarios intensos como caída de cabello, mareos y vómitos, falta de apetito y disminución de la inmunidad, por lo que es necesario un tiempo mayor para que el cuerpo se recupere. De acuerdo con el tipo de linfoma, el médico determinará el número de ciclos de quimioterapia, es decir cuántas veces será necesario aplicar el medicamento.

2. Radioterapia

La radioterapia es un tratamiento que se utiliza para destruir células cancerosas a través de una radiación emitida por una máquina directo al ganglio afectado por el linfoma, para ello, se realizan marcas en la piel con el objetivo de que la radiación se administre siempre en el mismo lugar.

Antes de iniciar la radioterapia, el radioterapeuta, con ayuda de exámenes de imagen, realiza un plano de la zona del cuerpo donde se localiza el linfoma, para posteriormente indicar la dosis de radiación, cantidad y duración de las sesiones.

En la mayoría de los casos, durante la radioterapia se utilizan otros métodos terapéuticos para aumentar las posibilidades de eliminación de las células que producen el linfoma, sin embargo, produce efectos secundarios, como pérdida del apetito, náuseas, sensación de calor en la zona de aplicación. Vea más efectos secundarios causados por la radioterapia

3. Inmunoterapia

Algunos tipos de linfoma pueden tratarse con inmunoterapia, es una técnica en la que se utilizan medicamentos que ayudan al sistema inmune a combatir las células del linfoma. Sus efectos secundarios son menores que los de la quimioterapia.

Estos medicamentos también se utilizan en otros tratamientos y técnicas, aumentando la posibilidad de cura del linfoma. Algunos medicamentos de inmunoterapia que se utilizan para el tratamiento del linfoma son rituximabe, bortezomide y lenalidomida.

4. Trasplante de médula ósea

El trasplante de médula ósea, es un tratamiento que consiste en la destrucción de células lesionadas por el linfoma y sustituirlas por células madre saludables. Antes de recibir estas células sanas, es necesaria la realización de quimioterapia a dosis altas para matar todas las células cancerosas del cuerpo.

Existen dos tipos de trasplante de médula ósea, la autóloga, que es cuando las células madre pertenecen a la misma persona, y el alogénico, que es cuando las células madre son recibidas de otra persona. Para que esta última técnica pueda llevarse a cabo, es necesario que el donante sea compatible, por lo que antes del trasplante se realizan análisis de sangre, tanto en la persona que padece el linfoma, como en el donador.

5. Terapia génica

Actualmente, se ha desarrollado un nuevo tratamiento para el linfoma llamado CAR-T-cell, que tiene como objetivo retirar las células de defensa del cuerpo y se reprograman con un tipo específico de partícula, para posteriormente introducirlas de nuevo en el cuerpo ayudando a aumentar la inmunidad y combatir las células cancerosas. Este tratamiento continúa en estudio y sólo está disponible en hospitales específicos.

6. Cirugía

En algunos casos, cuando los ganglios aumentan mucho de tamaño debido al linfoma, pueden lesionar otros órganos, como el bazo, por lo que el médico puede recomendar una cirugía para remover este órgano. Antes de realizar el tratamiento, en ocasiones es necesaria la realización de una pequeña cirugía para retirar un ganglio, con la finalidad de hacer una biopsia para analizar las células cancerosas.

¿El linfoma tiene cura?

Los resultados de los tratamiento varían de acuerdo al tipo y grado del linfoma, sin embargo, en la mayoría de los casos tiene cura cuando se lleva a cano el tratamiento de forma correcta. Además, cuando la enfermedad es diagnosticada y tratada de forma precoz, las posibilidades de cura son mayores.

En la actualidad se están desarrollando nuevos estudios, tratamientos, y mejores cuidados de soporte a personas en tratamiento, por lo que se espera que en un futuro no muy lejano se obtengan buenos resultados que aumenten la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad.