7 enfermedades causadas por protozoarios

Actualizado en septiembre 2023

Los protozoos son microorganismos simples que pueden causar enfermedades que pueden transmitirse de una persona a otra, como es el caso de la tricomoniasis, picaduras de insectos, leishmaniasis, enfermedad de Chagas y el paludismo o malaria, por ejemplo, o por el consumo de alimentos o agua contaminados, como es el caso de toxoplasmosis, giardiasis y amebiasis.

Los síntomas de las enfermedades causadas por protozoos varían según la enfermedad, pudiendo causar malestar general, diarrea, manchas rojas en el cuerpo, picazón, fiebre y dolor de cabeza, siendo importante consultar a un infectólogo o médico general para que le realicen pruebas. Se realiza para confirmar el agente infeccioso responsable de la enfermedad y así poder iniciar el mejor tratamiento.

Las enfermedades transmitidas por protozoos se pueden evitar mediante medidas sencillas, como lavarse las manos antes y después de preparar alimentos o tener contacto con animales, utilizar preservativo durante las relaciones sexuales y usar pantalones y blusa de manga larga o repelente de insectos en regiones de riesgo de malaria, por ejemplo.

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Enfermedades causadas por protozoarios

Las enfermedades más comunes causadas por protozoarios son:

1. Toxoplasmosis

La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa causada por el protozoario Toxoplasma gondii, que posee como huésped definitivo a los gatos, e intermediario a los humanos. De esta forma, las personas pueden ser infectadas por este parásito por medio de la ingesta de quistes de Toxoplasma gondii presentes en el suelo, el agua o los alimentos, contacto directo con las heces de los gatos infectados o por medio de la trasmisión de madre a hijo, también llamada transplacentaria, que ocurre cuando la mujer embarazada adquiere toxoplasmosis y no realiza el tratamiento adecuado, pudiendo el parásito pasar a través de la placenta e infectar al bebé.

El diagnóstico de la toxoplasmosis se realiza principalmente por medio de pruebas inmunológicas, que indican la concentración de anticuerpos contra el parásito circulante en sangre. Además de las pruebas inmunológicas, el médico debe tener en cuenta los síntomas presentados por el paciente, aunque la mayoría de las veces los síntomas son similares a los de otras parasitosis.

Principales síntomas: en la mayoría de los casos, la toxoplasmosis es asintomática, no obstante, en mujeres embarazadas y personas con sistema inmunitario comprometido, los síntomas pueden aparecer entre 5 a 20 días, según la forma de contagio. Los principales síntomas relacionados con la toxoplasmosis, son: aparición de ganglios inflamados en el cuello, dolor de cabeza, manchas rojas en el cuerpo, fiebre y dolor muscular. Vea cómo reconocer los síntomas de toxoplasmosis.

Cómo se realiza el tratamiento: el tratamiento para la toxoplasmosis se realiza con el objetivo de eliminar el parásito del organismo, en el cual el médico recomienda por lo general el uso de medicamentos, como por ejemplo la pirimetamina asociada a sulfadiazina. Durante el embarazo, en caso de diagnóstico de toxoplasmosis, es importante que el tratamiento sea realizado lo más rápido posible para evitar malformaciones fetales y complicaciones durante la gestación.

Cómo prevenir: la principal forma de prevenir la toxoplasmosis es a través de la higiene adecuada de los alimentos antes de consumirlos. Además, como los gatos son huéspedes de este protozoario es importante llevarlo regularmente al veterinario, así como utilizar guantes y máscara de protección cuando se limpie la caja de arena. 

2. Leishmaniasis

La leishmaniasis es una parasitosis causada por el protozoario del género Leishmania, que según la especie responsable por la infección puede causar síntomas que varían de leves a graves. Una de las especies más frecuentes en Brasil es la Leishmania braziliensis, que normalmente está relacionada con manifestaciones clínicas más graves.

La transmisión de las especies de Leishmania ocurren a través de la picadura de la mosca del género Lutzomyia, popularmente llamado papalotillas, jején, titira, palomilla, entre otros; que al picar a las personas deposita el parásito que se encuentra localizado en su sistema digestivo. Según la especie y los síntomas presentados por el paciente, la leishmaniasis se puede clasificar en leishmaniasis tegumentaria o cutánea, leishmaniasis mucocutánea y leishmaniasis visceral, cada una presenta características específicas. Vea cómo identificar la leishmaniasis visceral y cutánea.

Principales síntomas: en situaciones de leishmaniasis cutánea, los síntomas iniciales generalmente aparecen entre dos semanas y tres meses después de la infección por el protozoario, observándose la aparición de uno o más nódulos en el sitio de la picadura, que puede evolucionar a una herida abierta y sin dolor en unas pocas semanas.

En el caso de la leishmaniasis mucocutánea, las lesiones son más serias y evolucionan rápidamente en lesiones abiertas, involucrando las mucosas y los cartílagos, principalmente nariz, faringe y boca. Estas lesiones pueden provocar dificultad para hablar, tragar o respirar, lo que puede aumentar el riesgo de infección y originar la muerte.

En la leishmaniasis visceral, los síntomas poseen evolución crónica y por lo general hay fiebre frecuente, aumento del bazo y el hígado, anemia, pérdida de peso y edema. Esta condición debe ser tratada lo antes posible, ya que la persona con este tipo de leishmaniasis puede progresar rápidamente a un cuadro de caquexia y, en consecuencia, la muerte.

Cómo se realiza el tratamiento: el tratamiento para la leishmaniasis se realiza cuando las lesiones iniciales son muy grandes, se multiplican o producen síntomas debilitantes, siendo indicado el uso de antimoniales pentavalentes, como anfotericina B, pentamidina y aminosidina, por ejemplo, que deben usarse de acuerdo al tipo de leishmaniasis y la orientación del médico.

Cómo prevenir: para prevenir la leishmaniasis es importante usar repelente, camisa manga larga o pantalones largos, además de colocar mallas de protección en las ventanas y puertas, por ejemplo, una vez que de esta forma es posible prevenir la picadura del mosquito infectada por el protozoario. Conozca más sobre la leishmaniasis.

3. Tricomoniasis

La tricomoniasis es una enfermedad infecciosa y de transmisión sexual causada por el protozoario Trichomonas sp., la cual la especie más comúnmente encontrada es la Trichomonas vaginalis. La infección por este parásito puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres, causando síntomas similares a las infecciones urinarias.

Principales síntomas: en las mujeres los síntomas de la tricomoniasis tardan entre 3 a 20 días en aparecer, pudiendo existir un flujo de color amarillo verdoso y de olor fuerte, dolor durante las relaciones sexuales y al orinar y mayor necesidad de orinar. En los hombres, los síntomas principales son secreción clara, viscosa y poco abundante y molestia al orinar. Vea cómo identificar la tricomoniasis.

Cómo se realiza el tratamiento: el tratamiento para la tricomoniasis se realiza con el uso de antibióticos de acuerdo con la orientación médica, indicándose generalmente el uso de tinidazol o metronidazol, por ejemplo. Es importante que tanto la persona infectada como su pareja realicen el tratamiento para la tricomoniasis, incluso si no poseen síntomas.

Cómo prevenir: en el caso de la tricomoniasis, la prevención implica el uso de condón en todas las relaciones sexuales, ya que este protozoo se transmite sexualmente.

4. Enfermedad o mal de Chagas

La enfermedad o mal de Chagas, también llamada tripanosomiasis americana, es una enfermedad infecciosa causada por el parásito Trypanosoma cruzi. Esta enfermedad es transmitida por medio de la picadura del insecto conocido popularmente como: "chinche besucona" en México; "chipo" en Venezuela; "chirimacha" en Perú; "pito" en Colombia; "vinchuca" en Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia; "chinche negra" en Paraguay, o "chinchorro" en Ecuador; el cual inmediatamente después de picar a una persona, defeca y libera el parásito, y cuando la persona se rasca el sitio causa la propagación del protozoario, permitiendo su entrada en el organismo.

A pesar de que la picadura de este insecto sea la forma más común de transmisión del parásito, el mal de Chagas también puede adquirirse por medio de transfusión de sangre contaminada, de madre a hijo durante el embarazo o el parto y a través del consumo de alimentos contaminados por el insecto o sus excrementos, principalmente la caña de azúcar y el azaí.

Principales síntomas: los síntomas de la enfermedad de Chagas varían de acuerdo con la inmunidad del hospedero, pudiendo ser asintomática, en la que el parásito permanece en el organismo durante años sin causar síntomas, o tener síntomas que varían de leve a grave de acuerdo con la cantidad de parásitos en el organismo y el sistema inmune de la persona.

Los principales síntomas relacionados con la enfermedad de Chagas son fiebre, edema en la zona de la picadura, aumento de tamaño del hígado y el bazo, hinchazón y dolor de los ganglios linfáticos y malestar general. Asimismo, es común que haya insuficiencia cardíaca, generando el aumento de tamaño del corazón, y la hinchazón de los párpados.

Cómo es realizado el tratamiento: el tratamiento para el mal de Chagas aún no está muy bien establecido; sin embargo, normalmente es indicado que los pacientes con Chagas sean tratados con el uso de nifurtimox o benzinidazol. Vea más detalles sobre el tratamiento de la enfermedad de Chagas

Cómo prevenir: una forma de prevenir la enfermedad de Chagas es colocando mallas y mosquiteros en las ventanas y puertas, pues así es posible evitar la entrada del insecto en el ambiente y así prevenir la picadura. Además, se recomienda darle preferencia al consumo de alimentos de origen vegetal pasteurizados. 

5. Giardiasis

La giardiasis es una parasitosis causada por el protozoario Giardia lamblia, que es la única especie del género Giardia capaz de infectar y causar síntomas en las personas. Esta enfermedad es más común en niños y puede ser transmitida por medio de la ingesta de quistes de Giardia lamblia presentes en el agua, alimentos o ambiente contaminado, además del contacto directo con personas contaminadas; siendo común esta forma de transmisión en sitios donde haya muchas personas y no posean condiciones sanitarias adecuadas. Conozca más acerca de qué es y cómo es transmitida la giardiasis.

Principales síntomas: los síntomas de la giardiasis surgen de 1 a 3 semanas después del contacto con el protozoario y, principalmente, son intestinales, pudiendo haber cólicos abdominales, aumento de la producción de gases intestinales, mala digestión, pérdida de peso no intencional y diarrea, la cual puede ser leve y persistente o intensa.

Cómo es realizado el tratamiento: el tratamiento para la giardiasis implica el uso de antibióticos y antiparasitarios, como el metronidazol, secnidazol, tinidazol o albendazol, los cuales deben utilizarse de acuerdo con las indicaciones del médico. Asimismo, debido a la diarrea es importante que la persona beba bastantes líquidos durante el tratamiento, con el objetivo de prevenir la deshidratación, la cual es común en estos casos.

En casos más graves, cuando la diarrea es intensa y persistente, se recomienda que la persona sea trasladada para el puesto de salud u hospital más cercano para que reciba suero directamente por vía intravenosa y pueda evitarse, de esta forma, la deshidratación.

Cómo prevenir: para prevenir la giardiasis es importante lavarse las manos regularmente, higienizar los vegetales antes de consumirlos, principalmente los que son consumidos crudos, y beber apenas agua filtrada o hervida.

6. Amebiasis

La amebiasis es una enfermedad infecciosa muy común en niños que es causada por el parásito Entamoeba histolytica y es transmitida principalmente por medio de la ingesta de quistes presentes en el agua o en los alimentos contaminados con heces. Cuando los quistes entran en el organismo, estos permanecen alojados en la pared del tracto digestivo y liberan las formas activas del parásito, los cuales se reproducen y se dirigen al intestino de la persona, causando síntomas digestivos. 

Principales síntomas: la Entamoeba histolytica puede permanecer en el organismo sin generar síntomas durante años, no obstante, es más común que alrededor de 2 a 4 semanas después del contagio comiencen a surgir los síntomas. Los principales síntomas relacionados con la amebiasis son incomodidad abdominal, diarrea, náuseas, cansancio excesivo y presencia de sangre o secreción en las heces.

Cómo es realizado el tratamiento: el tratamiento de la amebiasis es simple y debe ser realizado con metronidazol de acuerdo con las indicaciones del médico. Pese a que sea una parasitosis de tratamiento fácil, es importante que sea iniciado tan pronto como surjan los primeros síntomas, pues la Entamoeba histolytica es capaz de sobrepasar la pared del intestino y diseminarse por el torrente sanguíneo, alcanzando otros órganos y causando síntomas más graves.

Cómo prevenir: para prevenir la amebiasis es importante mantener la higiene adecuada de los alimentos antes de consumirlos, además de ser importante beber apenas agua filtrada o hervida. Conozca más sobre la prevención de la amebiasis.

7. Paludismo o malaria

El paludismo o malaria es causado por la picadura del mosquito hembra del género Anopheles infectado por el parásito del género Plasmodium spp. Este parásito, al entrar al cuerpo, se dirige al hígado y ahí se multiplica y luego pasa al torrente sanguíneo, siendo capaz de destruir los glóbulos rojos.

A pesar de ser poco frecuente, la transmisión del paludismo también puede ocurrir por medio de transfusión de sangre contaminada, intercambio de jeringas contaminadas o accidentes en laboratorios, por ejemplo.

Principales síntomas: el período de incubación del paludismo, que es el tiempo entre el contacto con el agente causal de la enfermedad y el surgimiento de los primeros síntomas, varía de acuerdo con la especie de protozoario. El período de incubación en el caso del P. malariae es de 18 a 40 días, en el del P. falciparum es de 9 a 14 días y en el del P. vivax es de 12 a 17 días.

Los síntomas iniciales del paludismo son semejantes a los de otras enfermedades infecciosas, pudiendo haber malestar, dolor de cabeza, cansancio y dolor muscular. Normalmente, estos síntomas anteceden a los síntomas característicos de la malaria, los cuales generalmente están relacionados con la capacidad del parásito de entrar en los glóbulos rojos y destruirlos, como por ejemplo fiebre, sudor, escalofríos, náuseas, vómitos, dolor de cabeza y debilidad.

En los casos más graves, principalmente cuando la infección ocurre en niños, mujeres embarazadas, adultos no inmunes y personas con el sistema inmunitario comprometido, pueden haber convulsiones, ictericia, hipoglucemia y alteraciones del estado de conciencia, por ejemplo.

Cómo es realizado el tratamiento: para tratar el paludismo, el médico normalmente indica el uso de medicamentos antipalúdicos, los cuales son administrados de acuerdo con la especie de Plasmodium, la gravedad de los síntomas, la edad y el estado inmunitario de cada persona. De esta forma, puede recomendarse el uso de cloroquina, primaquina o artesunato y mefloquina, por ejemplo. Conozca más acerca del tratamiento para el paludismo.

Cómo prevenir: para prevenir el paludismo se recomienda el uso de ropa de colores claros y tejido fino, usar repelente a base de DEET, colocar mallas de protección en las ventas y puertas, así como evitar visitar regiones donde haya un mayor número de casos de esta enfermedad. Además, si la persona acude a un sitio que tenga muchos casos de paludismo, el médico podrá indicar la realización de un tratamiento profiláctico con algunos medicamentos antimaláricos para evitar contagiarse con esta enfermedad.