Toxoplasmosis: tipos, contagio, síntomas y tratamiento

Revisión clínica: Marcela Lemos
Biomédica
octubre 2021
  1. Contagio
  2. Síntomas
  3. Tipos
  4. Diagnóstico
  5. Tratamiento
  6. Prevención

La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa causada por un protozoario llamado Toxoplasma gondii (T. gondii), que se encuentra en las heces del gato, en el agua o en la carne mal cocida, como cerdo o cordero, contaminada con el parásito. En la mayor parte de los casos, la infección no produce síntomas; sin embargo, en las personas con el sistema inmune comprometido o en los bebés nacidos de madres que tuvieron la infección durante la gestación, es posible que se presenten síntomas graves como dificultad para respirar, mareos o confusión mental, por ejemplo.

Esta enfermedad es transmitida por la ingestión de alimentos contaminados por los quistes del parásito o por el contacto con las heces de gatos infectados. Además de esto, también puede ser transmitida de madre a hijo durante el embarazo, cuando la enfermedad no es diagnosticada y tratada correctamente.

A pesar de que no provoca síntomas, es importante que la toxoplasmosis sea diagnosticada y tratada adecuadamente de acuerdo a las indicaciones del médico para evitar complicaciones como ceguera, convulsiones e inclusive hasta la muerte.

Imagem ilustrativa número 4

Cómo se contagia

La toxoplasmosis es transmitida mediante la ingesta de agua o alimentos crudos, mal lavados o mal cocidos, como carne de cerdo, res, cordero o venado, que estén contaminadas con el parásito Toxoplasma gondii. Aparte del consumo de carne cruda, la ingesta de carne ahumada o embutidos elaborados con animales contaminados con el parásito y que no fueron procesados de acuerdo con las condiciones de higiene adecuadas, también pueden transmitir la enfermedad. 

El parásito de la toxoplasmosis puede estar presente en las heces de gatos o en el estiércol usado como fertilizante. No obstante, el contacto con los gatos infectados no es suficiente para que haya transmisión de esta enfermedad, pues es necesario que la persona tenga contacto con las heces de los gatos, lo que puede ocurrir a través de la ingesta accidental del parásito presente en las heces. De esta forma, durante la limpieza de la caja de arena de un gato que posea toxoplasmosis, es indispensable tener medidas de protección como usar guantes y mascarilla y lavarse bien las manos luego de la limpieza, por ejemplo. 

La transmisión de esta enfermedad también puede ocurrir durante el embarazo mediante el paso del parásito por la placenta. Sin embargo, la transmisión depende del estado inmunitario de la gestante y de la fase de la gestación, pues cuando la mujer se encuentra en el primer trimestre del embarazo y posee el sistema inmune comprometido, hay más posibilidades de transmisión de toxoplasmosis al bebé; no obstante, las consecuencias son consideradas más leves.

Principales síntomas

En la mayoría de los casos, la toxoplasmosis no causa síntomas; sin embargo, cuando las defensas se encuentran bajas, es posible que surjan signos y síntomas semejantes a otras enfermedades infecciosas, como gripe o dengue, por ejemplo, siendo los principales:

  • Inflamación de los ganglios, principalmente en la región del cuello;
  • Fiebre;
  • Dolor muscular y en las articulaciones;
  • Cansancio;
  • Dolor de cabeza y de garganta;
  • Manchas rojas por el cuerpo;
  • Dificultad para ver.

Los síntomas surgen con mayor frecuencia en personas que tienen el sistema inmune más débil, como aquellas que están realizando quimioterapia, personas con trasplante de órganos, VIH positivos o en mujeres que contraen la infección durante el embarazo,

En los casos más graves, la toxoplasmosis puede perjudicar el funcionamiento de órganos como los pulmones, el corazón, el hígado y el cerebro, pudiendo causar dificultad para respirar, tos, dolor de cabeza fuerte, mareos, cansancio excesivo, somnolencia, delirios y disminución de la fuerza y de los movimientos del cuerpo.

Tipos de toxoplasmosis

El parásito puede diseminarse a través del torrente sanguíneo y alcanzar uno o más órganos, dando origen a los tipos específicos de toxoplasmosis, estos son:

1. Toxoplasmosis ocular

La toxoplasmosis ocular es cuando la infección alcanza el ojo y afecta la retina, causando una inflamación que puede causar ceguera si no es tratada a tiempo. Esta enfermedad puede afectar los dos ojos, y los daños en la visión pueden ser diferentes para cada ojo, pudiendo haber disminución de la vista, enrojecimiento y dolor en el ojo.

Esta complicación es más común que suceda como consecuencia de la infección durante el embarazo, sin embargo, puede presentarse en personas con el sistema inmune comprometido a pesar de ser poco frecuente.

2. Toxoplasmosis congénita

La toxoplasmosis en el embarazo produce toxoplasmosis congénita, que es cuando el bebé, aún en el útero, se infecta por esta enfermedad. La toxoplasmosis en este periodo puede llevar a consecuencias graves, como malformaciones en el feto, bajo peso al nacer, parto prematuro, aborto o muerte del bebé al nacer.

Las consecuencias para el bebé varían según la edad gestacional que tenía cuando ocurrió la infección, habiendo mayor riesgo de complicaciones cuando la infección sucede cercano al fin del embarazo, existiendo un mayor riesgo de inflamación ocular, ictericia intensa, aumento del hígado, anemia, alteraciones cardíacas, convulsiones y alteraciones respiratorias. Además, puede haber alteraciones neurológicas, retraso mental, sordera, micro o macrocefalia, por ejemplo.

Vea más sobre la toxoplasmosis en el embarazo

3. Toxoplasmosis cerebral o meningoencefálica

Este tipo de toxoplasmosis es más frecuente en personas diagnosticadas con SIDA y generalmente está relacionada con la reactivación de los quistes de T. gondii en personas con infección latente, es decir, que fueron diagnosticadas y tratadas, pero el parásito no fue eliminado del organismo, permitiendo que llegara al sistema nervioso.

Los principales síntomas de este tipo de toxoplasmosis son dolor de cabeza, fiebre, pérdida de la coordinación muscular, confusión mental, convulsiones y cansancio excesivo. Si no se diagnostica y se trata a tiempo la infección puede causar que la persona entre en un coma y colocar en riesgo su vida.

Cómo es realizado el diagnóstico

El diagnóstico de la toxoplasmosis es realizado por el médico general o infectólogo mediante la evaluación de los síntomas y la realización de los análisis de sangre para detectar la presencia de anticuerpos IgG e IgM en el cuerpo, que son producidos para combatir el parásito causante de la enfermedad. 

En el caso de las mujeres embarazadas con resultado positivo para los anticuerpos IgG e IgM, el obstetra puede recomendar una amniocentesis luego de 15 semanas de embarazo para confirmar si la enfermedad fue transmitida de madre a hijo. Asimismo, aunque no sirva para diagnosticar la toxoplasmosis en el feto, el médico debe solicitar una ecografía para determinar si el bebé posee alteraciones causadas por esta enfermedad, como hidrocefalia, por ejemplo. 

Vea cómo se realiza la amniocentesis.

Cómo se realiza el tratamiento

La mayoría de las personas saludables no requiere de tratamiento para la toxoplasmosis, pues el organismo es capaz de combatir el parásito de forma natural. Sin embargo, ante la presencia de síntomas, el tratamiento debe ser realizado con medicamentos indicados por el médico, como la pirimetamina, sulfadiazina y ácido fólico, empleados al mismo tiempo, de acuerdo con las indicaciones médicas. 

En las gestantes, dependiendo de la etapa del embarazo, el tratamiento puede ser realizado con el antibiótico espiramicina o con la pirimetamina, sulfadiazina y ácido fólico, según las indicaciones del obstetra. 

Prevención de la toxoplasmosis

La prevención de la toxoplasmosis se puede realizar a través de los siguientes cuidados:

  • Consumir agua potable, filtrada o mineral;
  • Cocinar bien las carnes y evitar el consumo de carnes poco cocidas en los restaurantes;
  • Lavar bien los utensilios de cocina en agua caliente y jabón, como tablas para cortar y cuchillos, después de condimentar o cortar carne cruda, para evitar la contaminación de otros alimentos;
  • Lavar bien las frutas, verduras y vegetales con agua y jabón, o utilizando una solución elaborada con 1 litro de agua y 1 cucharada de bicarbonato de sodio o cloro, y dejar durante 15 minutos aproximadamente;
  • Usar guantes al hacer jardinería o al cuidar las plantas;
  • Evitar el contacto con heces de gato y usar guantes y mascarilla al limpiar la caja de arena y al recoger las heces;
  • Cubrir la caja de arena para niños, para evitar que los gatos la usen para eliminar las heces. 

Las personas que tienen animales domésticos deben llevarlos al veterinario para realizar exámenes para identificar el parásito de la toxoplasmosis y así realizar el tratamiento del animal, evitando la posible transmisión de esta y otras enfermedades. 

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Escrito por Jean-Erick De Almeida - Odontólogo. Actualizado por Andreina De Almeida Rodríguez - Nutricionista en octubre de 2021. Revisión clínica por Marcela Lemos - Biomédica, en octubre de 2021.

Bibliografía

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Revisión clínica:
Marcela Lemos
Biomédica
Magister en Microbiología Aplicada, con habilitaciones en Análisis Clínicas y formada por la UFPE en 2017. Registro profesional en el CRBM/ PE 08598.