La intolerancia alimentaria ocurre cuando el organismo no puede digerir adecuadamente ciertos alimentos, lo que puede provocar síntomas como dolor e hinchazón abdominal, así como exceso de gases.
Algunos tipos de intolerancia alimentaria incluyen la intolerancia a la lactosa, a la fructosa y al gluten. Esta condición puede deberse a la ausencia o baja cantidad de enzimas digestivas, o a problemas intestinales como la enfermedad celíaca o enfermedades inflamatorias del intestino.
El tratamiento para la intolerancia alimentaria debe ser indicado por un gastroenterólogo o un nutriólogo, e incluye el uso de enzimas digestivas, la reducción o eliminación de los alimentos que causan la intolerancia y, en algunos casos, el uso de suplementos probióticos.
Síntomas de intolerancia alimentaria
Los principales síntomas de la intolerancia alimentaria son:
- Dolor abdominal;
- Abdomen inflamado;
- Exceso de gases;
- Diarrea o estreñimiento;
- Dolor de cabeza o migraña;
- Cansancio extremo;
- Náuseas y vómitos.
Además, las personas con intolerancia alimentaria pueden presentar dolor muscular y en las articulaciones, manchas rojas y comezón en la piel, así como cambios en el estado de ánimo.
Los síntomas de la intolerancia alimentaria pueden aparecer pocos minutos después de consumir el alimento, especialmente si se ingiere en grandes cantidades.
¿Cuál es la diferencia entre alergia e intolerancia alimentaria?
La alergia alimentaria es una respuesta exagerada del sistema inmunológico ante una sustancia específica presente en un alimento. En estos casos, la ingesta de una pequeña cantidad del alimento puede provocar síntomas inmediatos como picazón y enrojecimiento en la piel, llagas en la boca, congestión nasal o dificultad para respirar.
Lea también: Alergia alimentaria: qué es, síntomas y qué hacer tuasaude.com/es/sintomas-de-alergia-alimentariaPor otro lado, la intolerancia alimentaria no involucra el sistema inmunológico, ocurriendo cuando la persona no produce suficientes enzimas digestivas, lo que dificulta la digestión y causa principalmente síntomas gastrointestinales.
Sin embargo, la intolerancia no siempre provoca molestias si se consumen pequeñas cantidades del alimento, ya que esto depende tanto de la cantidad ingerida como de la sensibilidad de cada persona.
Principales causas
Los diferentes tipos de intolerancia alimentaria son:
- Intolerancia a la lactosa, un tipo de carbohidrato presente en la leche y sus derivados.
- Intolerancia al gluten, una proteína que se encuentra en cereales como el trigo, el centeno, la cebada y la malta.
- Intolerancia a la histamina, una sustancia que se encuentra en ciertos alimentos y también es liberada por el cuerpo. Está presente en embutidos como el salami, pescados secos o en conserva, vino, cerveza, vinagre y quesos curados.
- Intolerancia a la sacarosa y al almidón, que se encuentran en alimentos como la papa, yuca, arroz, avena, pastas y trigo.
- Intolerancia a la fructosa, presente en la mayoría de las frutas, así como en la miel, el jarabe de agave y algunos vegetales como la cebolla y la betabel.
- Intolerancia a los fructanos, compuestos que se encuentran en el trigo, centeno, cebada, col, sandía, manzana y puerro.
- Intolerancia a la rafinosa, presente en alimentos como el arroz, avena, almendras, avellanas, cebolla, zanahoria, col, frijoles y nueces.
Dado que la intolerancia alimentaria puede ser provocada por distintos tipos de alimentos, es importante prestar atención a lo que se consume y observar si se presentan o no síntomas después de comerlos.
Cómo es realizado el diagnóstico
Para saber si una persona tiene intolerancia alimentaria, se recomienda consultar a un gastroenterólogo o médico general, quien evaluará los signos y síntomas presentados.
El médico puede solicitar pruebas específicas para detectar intolerancia a la lactosa, fructanos, sacarosa o almidón. En casos más complejos, también puede indicar una biopsia intestinal, especialmente cuando se sospecha intolerancia al gluten, a la sacarosa o al almidón, con el fin de descartar otras condiciones como la enfermedad celíaca.
Además, en algunos casos se puede realizar una prueba de provocación oral, que consiste en consumir el alimento sospechoso bajo supervisión médica para observar si se presentan síntomas. Esta prueba debe realizarse con precaución y bajo control profesional para evitar reacciones adversas.
Principales causas
La intolerancia alimentaria se produce por la incapacidad del organismo para digerir correctamente un alimento o uno de sus componentes.
Esta dificultad puede deberse a una deficiencia total o parcial de enzimas digestivas, a alteraciones genéticas o a enfermedades que dañan la mucosa intestinal, como la enfermedad celíaca o las enfermedades inflamatorias intestinales (por ejemplo, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa).
Tratamiento para la intolerancia alimentaria
La intolerancia alimentaria no tiene cura, pero existen tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Entre las recomendaciones más comunes se encuentran:
- Reducir o evitar el consumo de los alimentos asociados con los síntomas, según el tiempo indicado por el médico o nutricionista.
- Utilizar enzimas digestivas, como la lactasa, antes de consumir el alimento que provoca la intolerancia, en casos como la intolerancia a la lactosa.
- Ingerir alimentos o suplementos probióticos, siempre bajo la orientación de un profesional de la salud, para ayudar a restaurar la microbiota intestinal y aliviar los síntomas digestivos.
En casos de intolerancia a la fructosa o sensibilidad a ciertos carbohidratos fermentables, el médico o nutricionista puede recomendar la dieta baja en FODMAP.
Lea también: Dieta FODMAP: qué es, lista de alimentos y menú tuasaude.com/es/dieta-fodmapEsta dieta consiste en reducir temporalmente el consumo de alimentos que contienen altos niveles de fructosa, lactosa, fructooligosacáridos, galactooligosacáridos y polioles, con el objetivo de identificar cuáles son los compuestos que desencadenan los síntomas.
También es recomendable acudir con un nutricionista para elaborar un plan alimenticio personalizado que cubra las necesidades nutricionales de cada persona sin comprometer su bienestar digestivo.