Las enfermedades pulmonares son un grupo de trastornos que afectan el funcionamiento de los pulmones y las vías respiratorias, como el asma, la bronquitis, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la neumonía o la embolia pulmonar, entre otras.
Los pulmones se encargan de llevar oxígeno al cuerpo y eliminar dióxido de carbono mediante la respiración, y cuando su función se ve afectada pueden aparecer síntomas como falta de aire, tos seca o con flema y dolor en el pecho.
El tratamiento de estas enfermedades generalmente lo realiza el neumólogo, quien, tras exámenes como radiografías, análisis de esputo o espirometría, identifica la enfermedad y define el enfoque más adecuado, que puede incluir medicamentos como broncodilatadores, corticoides o antibióticos.
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Principales enfermedades pulmonares
Las principales enfermedades pulmonares son:
1. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una afección en la que los pulmones tienen dificultad para expulsar todo el aire, lo que puede provocar retención de dióxido de carbono (CO₂) en etapas avanzadas de la enfermedad. Según la zona pulmonar afectada, la EPOC puede manifestarse como bronquitis crónica, enfisema, o incluso presentar ambas condiciones al mismo tiempo.
El principal factor de riesgo para desarrollar EPOC es el tabaquismo, ya que el humo del cigarro daña el tejido pulmonar. También puede aparecer por la exposición prolongada a polvo, contaminación o productos químicos, especialmente en personas con susceptibilidad genética.
Lea también: EPOC: qué es, síntomas y tratamiento tuasaude.com/es/enfermedad-pulmonar-obstructiva-cronica-epocPrincipales síntomas: tos persistente, producción excesiva de flema (que puede ser transparente, blanca, amarilla o verdosa), falta de aire durante esfuerzos, respiración rápida y jadeante, silbidos en el pecho, cansancio y, en casos graves, pérdida de peso.
Tratamiento: el neumólogo puede indicar broncodilatadores y corticoides inhalados, además de orientar sobre dejar de fumar para controlar la progresión de la enfermedad. En casos más graves, puede ser necesario oxígeno, fisioterapia respiratoria o cirugía, como reducción del volumen pulmonar o trasplante pulmonar.
2. Enfermedad pulmonar intersticial
La enfermedad pulmonar intersticial es un grupo de trastornos que dañan el tejido que sostiene los pulmones, volviéndolos más rígidos y dificultando el paso del oxígeno a la sangre.
Este grupo incluye condiciones como la fibrosis pulmonar idiopática, la sarcoidosis y la neumonitis por hipersensibilidad. Las causas pueden estar relacionadas con exposición a polvo y humo, medicamentos, enfermedades autoinmunes o infecciones.
Principales síntomas: los más frecuentes son falta de aire progresiva, tos seca persistente, fatiga, molestias en el pecho y, en casos avanzados, pérdida de peso.
Tratamiento: la medida principal consiste en eliminar el agente causal cuando sea posible. Además, el médico puede indicar medicamentos inmunosupresores, como corticosteroides, para reducir la inflamación y la formación de cicatrices en los pulmones.
3. Asma
El asma es una enfermedad pulmonar crónica que provoca inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias, dificultando la respiración. Conozca más sobre los síntomas y tratamientos del asma.
Esta enfermedad puede aparecer por factores genéticos, alergias, infecciones respiratorias, exposición a polvo o humo de cigarro, o por el uso de algunos medicamentos, como antiinflamatorios no esteroides y betabloqueadores.
Principales síntomas: los síntomas suelen presentarse durante crisis asmáticas y pueden incluir falta de aire, silbido en el pecho, tos especialmente por la noche o al hacer ejercicio, sensación de opresión en el pecho y cansancio.
Tratamiento: el médico puede indicar medicamentos inhalados, como broncodilatadores y corticoides, que alivian rápidamente los síntomas durante las crisis, además de recomendar evitar los factores que desencadenan los episodios.
4. Fibrosis quística
La fibrosis quística es una enfermedad que afecta las células responsables de la producción de moco, volviéndolo espeso y pegajoso, lo que provoca acumulación de secreciones en los pulmones y en el sistema digestivo.
Esta enfermedad es genética, causada por una alteración en el gen CFTR, heredada de ambos padres.
Principales síntomas: tos persistente con flema espesa, falta de aire, silbido en el pecho e infecciones respiratorias frecuentes.
Además, puede presentarse sudor más salado de lo normal, heces voluminosas y grasosas, y dificultad para aumentar de peso y crecer.
Tratamiento: aunque no tiene cura, el manejo busca aliviar los síntomas y prevenir complicaciones, incluyendo el uso de medicamentos para fluidificar el moco, antibióticos para combatir infecciones y fisioterapia respiratoria.
También se indica acompañamiento nutricional con alimentación rica en calorías y proteínas y, en casos graves, se puede considerar trasplante de pulmón.
5. Enfisema pulmonar
El enfisema pulmonar es una enfermedad que se produce cuando los alvéolos se dañan y pierden su elasticidad, lo que dificulta la salida del aire y complica la respiración.
La causa más frecuente es el tabaquismo, que daña progresivamente los pulmones, aunque antecedentes familiares de enfermedades respiratorias u otras exposiciones ambientales también pueden aumentar el riesgo.
Principales síntomas: falta de aire progresivo, tos persistente, producción excesiva de flema, sensación de opresión en el pecho, cansancio excesivo y pérdida de peso.
Tratamiento: el neumólogo puede indicar broncodilatadores y corticoides inhalados, fisioterapia respiratoria, oxigenoterapia y, en casos graves, cirugía o trasplante pulmonar. Además, es fundamental dejar de fumar para frenar la progresión de la enfermedad.
6. Bronquitis
La bronquitis es la inflamación de los bronquios, los tubos que transportan el aire hacia los pulmones.
Puede ser causada por infecciones, como gripe, resfriados o COVID-19, o por factores irritantes, como tabaquismo, exposición a polvo, contaminación del aire o alergias.
Principales síntomas: tos persistente, seca o con flema, silbido en el pecho, falta de aire, fiebre baja y cansancio.
Tratamiento: el médico puede indicar broncodilatadores, antibióticos si existe infección bacteriana, corticoides para reducir la inflamación y antitusígenos para aliviar la tos.
También es fundamental evitar los factores desencadenantes, como humo y contaminación, y mantener una adecuada hidratación.
7. Neumonía
La neumonía es una infección de los pulmones que provoca inflamación de los bronquiolos, dificultando la respiración y el transporte de oxígeno al resto del cuerpo.
La causa principal de esta enfermedad pulmonar son virus, bacterias u hongos, presentes en el aire, el suelo o transmitidos por gotitas de saliva o secreciones nasales.
Principales síntomas: los más frecuentes incluyen fiebre baja o alta, cansancio, falta de aire, tos seca o con flema, dolor de cabeza, dolor en el pecho y dolor de garganta. Además, la persona puede presentar pérdida de apetito, pérdida de peso y confusión mental.
Tratamiento: varía según la causa y la gravedad de la infección, e incluye antibióticos o antivirales, hidratación, reposo y, en algunos casos, uso de oxígeno.
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La tuberculosis es una enfermedad pulmonar infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, también conocida como bacilo de Koch. Aunque afecta principalmente a los pulmones, puede involucrar otros órganos, como huesos, riñones y cerebro.
La transmisión ocurre a través de gotitas de saliva o secreciones nasales que se liberan cuando una persona infectada tose, estornuda o habla.
Principales síntomas: tos persistente, seca o con flema, que en algunos casos puede contener sangre, dolor en el pecho al respirar o toser, fiebre baja, sudoraciones nocturnas, cansancio, falta de apetito, pérdida de peso sin causa aparente y sensación de falta de aire.
Tratamiento: se realiza con antibióticos específicos, como rifampicina, isoniazida, pirazinamida y etambutol.
La fase inicial dura aproximadamente 2 meses, seguida de un período de mantenimiento de 4 a 12 meses. Es fundamental cumplir correctamente todo el tratamiento para evitar resistencia bacteriana y garantizar la cura.
9. Embolia pulmonar
La embolia pulmonar es una enfermedad grave que se produce cuando un coágulo sanguíneo bloquea una arteria en los pulmones, impidiendo la circulación adecuada y comprometiendo la oxigenación del cuerpo.
Factores como inmovilización prolongada, cirugías recientes, uso de anticonceptivos, embarazo, cáncer o antecedentes de trombosis aumentan el riesgo de desarrollar embolia pulmonar.
Principales síntomas: falta de aire repentino e intenso, dolor en el pecho que empeora al respirar profundo, tos con o sin sangre, respiración rápida, sensación de desmayo, piel azulada, palpitaciones y mareo.
Tratamiento: la embolia pulmonar requiere atención médica inmediata; se maneja con anticoagulantes para disolver el coágulo, oxigenoterapia y, en casos graves, cirugía.
10. Cáncer de pulmón
El cáncer de pulmón se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células malignas en los pulmones, con posibilidad de extenderse a otras partes del cuerpo.
El riesgo de desarrollar esta enfermedad pulmonar aumenta por factores como tabaquismo, exposición a sustancias tóxicas, antecedentes familiares y predisposición genética.
Principales síntomas: tos persistente, ronquera, dificultad para respirar, pérdida de peso inexplicada, dolor en el pecho, cansancio excesivo y tos con o sin sangre.
Tratamiento: depende del tipo y estadio del cáncer e incluye opciones como cirugía, quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia, terapias dirigidas, terapia láser o ablación por radiofrecuencia.
La elección del tratamiento es individualizada y siempre la orienta un oncólogo.
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