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Embolia pulmonar: qué es, síntomas y tratamiento

Actualizado en enero 2023

La embolia pulmonar es la obstrucción por un coágulo de uno de los vasos sanguíneos que se encarga de llevar sangre al pulmón, haciendo que el oxígeno no logre llegar a los tejidos de la parte afectada, causando un infarto pulmonar.

Esta situación, conocida también como trombosis pulmonar, puede ocasionar síntomas como falta de aire repentina, tos intensa y dolor en el pecho, principalmente al respirar.

Debido a que la embolia pulmonar es una situación grave, se debe acudir al servicios de urgencias siempre que haya sospecha para que se realice una evaluación y se inicie el tratamiento adecuado, que normalmente incluye el uso de anticoagulantes directamente en la vena, terapia con oxígeno y, en los casos más graves, cirugía.

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Principales síntomas

Los síntomas de la embolia pulmonar son:

  • Sensación repentina de falta de aire;
  • Dolor en el pecho que empeora al respirar hondo, toser o comer;
  • Tos constante;
  • Hinchazón de las piernas o dolor al mover las piernas;
  • Piel pálida, fría y azulada;
  • Sensación de desmayo o desmayo;
  • Confusión mental, principalmente en ancianos;
  • Latidos cardíacos acelerados y/o irregulares;
  • Mareos que no mejoran.

Ante la presencia de más de un síntoma se aconseja acudir al servicio de urgencias o llamar a una ambulancia para confirmar el diagnóstico y recibir el tratamiento adecuado, ya que de esta forma es posible prevenir complicaciones.

Cómo se confirma el diagnóstico

Los síntomas de la embolia pulmonar pueden confundirse con un problema cardíaco, por lo que el médico generalmente recurre a exámenes de diagnóstico como análisis de sangre, electrocardiograma (ECG), radiografía de tórax, tomografía computarizada o angiografía pulmonar para confirmar las sospechas e iniciar el tratamiento.

Causas de embolia pulmonar

Aunque la embolia pulmonar puede presentarse en cualquier personas, es más frecuente debido a algunas causas, como:

1. Falta de actividad física

Cuando se permanece mucho tiempo de pie en la misma posición, ya sea acostado o sentado, la sangre comienza a acumularse más en una parte del cuerpo, generalmente las pierna. En la mayoría de los casos, esta acumulación de sangre no produce ningún problema porque cuando la personas se pone de pie o cambia de posición la sangre vuelve a circular de forma normal.

Sin embargo, las personas que permanecen varios días acostadas o sentadas, como después de una cirugía o por una enfermedad grave como un ACV, por ejemplo, existe mayor riesgo de que la sangre acumulada comience a formar coágulos. Estos coágulos pueden ser transportados en la circulación sanguínea hasta obstruir una arteria pulmonar, causando una embolia.

Qué hacer: para evitar este riesgo se recomienda la realización diaria de ejercicio con todos los miembros del cuerpo y cambiar de posición al menos cada 2 horas. Personas que se encuentran encamadas y no pueden moverse por ellas mismas, puede recomendarse el uso de anticoagulantes así como el cambio de posición ayudados de otra persona.

2. Cirugías

Además de que en el postoperatorio disminuye el nivel de actividad física y aumenta el riesgo de formación de coágulos, la cirugía también puede provocar una embolia pulmonar. Esto debido a que durante la intervención quirúrgica se producen varias lesiones en las venas que pueden dificultar el paso de la sangre y causar un coágulo que puede ser transportado hasta los pulmones.

Qué hacer: es importante cumplir con el período postoperatorio en el hospital para mantenerse bajo observación médica en caso de que se produzca alguna complicación. En casa se recomienda continuar con el tratamiento médico, especialmente los anticoagulantes, como Warfarina o Aspirina.

3. Trombosis venosa profunda

Las personas que padecen trombosis venosa profunda presentan un mayor riesgo para desarrollar coágulos que pueden ser transportados hacia otros órganos, como el cerebro y pulmones, provocando complicaciones graves, como embolia o ACV.

Qué hacer: para evitar complicaciones se debe seguir el tratamiento médico, el cual incluye generalmente el uso de anticoagulantes. Conozca más sobre el tratamiento y las complicaciones de la trombosis venosa profunda.

4. Viajes en avión

Realizar un viaje por más de 4 horas, ya sea en avión, carro o barco, por ejemplo, aumenta el riesgo de formación de un coágulo debido al hecho de permanecer mucho tiempo en la misma posición. En el avión este riesgo puede aumentar por las diferentes presiones que pueden hacer la sangre más viscosa, aumentando este riesgo.

Qué hacer: durante viajes largos como los de avión, se aconseja levantarse o mover las piernas al menos cada 2 horas.

5. Fracturas

Las fracturas son una de las principales causas de embolia pulmonar, ya que cuando un hueso se rompe puede producir lesiones en varios vasos sanguíneos. Estas lesiones pueden llevar no sólo llevar a la formación de coágulos, también a la entrada de aire o grasa en la circulación sanguínea, aumentando el riesgo de presentar una embolia.

Qué hacer: se deben evitar actividades peligrosas, como escalar, además de utilizar las protecciones adecuadas en deportes de alto impacto para evitar una fractura. Después de la cirugía para la corrección de la fractura, la persona debe intentar moverse, de acuerdo a las orientaciones del médico o fisioterapeuta.

¿Quién tiene mayor riesgo de una embolia pulmonar?

Aunque la trombosis pulmonar pueda presentarse en cualquier persona, es más frecuente en casos de:

  • Antecedentes de enfermedad cardíaca o cáncer;
  • Inmovilización prolongada, como por ejemplo, después de una cirugía o durante un viaje de avión muy largo;
  • Exceso de peso;
  • Suplementos con estrógenos.

Además, malos hábitos de vida, como tabaquismo, ingestión exagerada de alcohol o alimentación con exceso de grasas también pueden aumentar las posibilidades de sufrir embolia pulmonar.

¿El COVID-19 aumenta el riesgo de embolia?

La infección con COVID-19 parece aumentar el riesgo de formación de coágulos, lo que eventualmente puede provocar una embolia pulmonar. Esto parece ocurrir principalmente en los casos más graves, debido a la intensa inflamación que provoca el virus en el organismo, que además de dificultar la circulación sanguínea en los vasos pulmonares, también estimula la producción de sustancias encargadas de la coagulación.

Por esta razón, es recomendable la realización de exámenes de sangre de forma regular en pacientes hospitalizados con COVID-19, con el fin de evaluar los parámetros sanguíneos que están directamente relacionados con la coagulación, especialmente el valor del dímero D. Además, también se recomienda la profilaxis con fármacos anticoagulantes. Conozca qué es el dímero D y cuál es su relación con la aparición de coágulos.

¿La vacuna del COVID-19 puede causar una embolia?

Aunque existan algunos relatos de personas que desarrollaron embolia pulmonar después de la vacuna contra COVID-19, este riesgo continua siendo muy bajo. Varios estudios también apuntan a que el riesgo de embola después de la vacunación es extremadamente bajo si se compara con el riesgo de embolia por la propia enfermedad. Además, el COVID-19 puede tener otras complicaciones graves que no están asociadas a la vacunación. Por ello, esta se continua considerando una medida segura. Conozca más sobre la vacuna contra el COVID-19.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento para la embolia pulmonar incluye la administración de oxígeno al paciente a través de una mascarilla, medicamentos por la vena para deshacer el émbolo, como heparina, que disolverá el coágulo que está impidiendo el paso de sangre, y analgésicos para aliviar el dolor.

Generalmente, el tratamiento para la embolia pulmonar requiere de internamiento que puede durar algunas semanas o meses. La cirugía para retirar el trombo puede indicarse en los casos más graves o cuando la obstrucción del paso de la sangre se produzca debido a fragmentos de grasa o partes de un tumor, por ejemplo.