Dolor en la axila: 13 causas y qué hacer

El dolor en la axila puede ser causado por la inflamación de un ganglio linfático, la presencia de un quiste sebáceo, hidrosadenitis supurativa, alergia, intertrigo o por un esfuerzo muscular intenso que puede afectar los músculos del pecho o del brazo.

Sin embargo, cuando el dolor en la axila se extiende hacia el brazo o está acompañado por otros síntomas como fiebre, malestar general, cansancio excesivo, dolor en el seno o salida de líquido por el pezón, puede ser signo de linfoma o cáncer de mama, por ejemplo. 

De esta forma, en caso de que el dolor en la axila no pase y ante la presencia de otros síntomas, es importante consultar al médico para identificar la causa y comenzar el tratamiento más adecuado. 

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Qué puede causar dolor en la axila

Las principales causas de dolor en la axila son:

1. Ganglio inflamado en la axila

Los ganglios pueden inflamarse y aumentar de tamaño porque forman parte del sistema inmune, ayudando a combatir infecciones y a eliminar los microorganismos que llegan a través de la linfa.

La inflamación de los ganglios en las axilas, la ingle o el cuello se conoce como adenopatía, que en la mayoría de los casos es leve y pasajera, pero cuando persiste por más de 4 a 6 semanas o mide más de 2 cm, puede estar relacionada con enfermedades más graves, como cáncer o trastornos autoinmunes. 

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Qué hacer: generalmente, no se requiere un tratamiento específico, siendo suficiente guardar reposo e hidratarse bien. Sin embargo, es fundamental identificar la causa de la inflamación, ya que en algunos casos puede ser necesario el uso de antibióticos.

El médico también puede indicar analgésicos o antiinflamatorios para aliviar el dolor o la molestia en la zona afectada.

2. Esfuerzo muscular

El esfuerzo excesivo o una lesión en los músculos del pecho o de los brazos puede causar dolor en la axila.

Esto es frecuente en deportes como tenis, levantamiento de pesas, voleibol o béisbol, que requieren movimientos repetitivos del brazo.

Qué hacer: aplicar compresas frías varias veces al día, guardar reposo y evitar la actividad que provocó el dolor.

En algunos casos, el médico puede indicar analgésicos como paracetamol o antiinflamatorios como ibuprofeno para aliviar las molestias.

3. Quiste sebáceo en la axila

La aparición de un quiste sebáceo en la axila puede ocurrir por la inflamación de un folículo piloso o por un traumatismo en la piel, como al afeitarse o depilarse. Este tipo de quiste no suele representar un problema de salud.

Se trata de una bolita que contiene sebo en su interior y que, por lo general, mide pocos centímetros.

Normalmente es suave al tacto, se mueve al presionarlo y no causa dolor. Sin embargo, cuando se inflama puede provocar dolor en la axila, enrojecimiento, aumento de la temperatura y mayor sensibilidad en la zona.

Qué hacer: no se debe exprimir ni intentar retirar el quiste en casa. Lo más recomendable es acudir a un dermatólogo, quien puede indicar la extracción del contenido en el consultorio con anestesia local.

Cuando hay inflamación o señales de infección, el médico puede recetar antibióticos durante 5 a 7 días antes de realizar la cirugía. Conozca sobre el tratamiento del quiste sebáceo.

4. Hidrosadenitis supurativa

La hidrosadenitis supurativa es una enfermedad caracterizada por la aparición de nódulos inflamados en la axila o en la ingle, causados por la inflamación de las glándulas sudoríparas.

También puede aparecer en otras zonas que sudan mucho, como alrededor del ano o en los glúteos.

Los síntomas incluyen picazón, ardor y sudor excesivo, lo que provoca que la piel afectada se hinche, se endurezca, se enrojezca y cause dolor, y en algunos casos, los nódulos se abren y liberan pus antes de cicatrizar.

Qué hacer: esta enfermedad no tiene cura, pero el tratamiento ayuda a controlar los síntomas. El mismo puede incluir el uso de cremas con antibióticos o la aplicación de inyecciones de corticoides en la zona afectada.

En algunos casos, también se indican medicamentos que regulan la producción de hormonas, sobre todo en mujeres.

Cuando la enfermedad es más grave, puede ser necesario realizar una cirugía para retirar la piel con glándulas afectadas y reemplazarla con injertos de piel sana.

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5. Sustancias alérgicas e irritantes 

La alergia en las axilas puede causar dolor e irritación, generalmente por el uso de desodorantes con perfumes o componentes como propilenglicol o parabenos.

El contacto con jabones, detergentes de ropa o telas sintéticas como lycra, poliéster o nylon también puede provocar dermatitis, que se manifiesta con enrojecimiento, hinchazón, calor local y malestar en la zona.

Qué hacer: cuando aparecen síntomas de alergia en las axilas, se recomienda lavar la zona con abundante agua y jabón neutro.

También pueden aplicarse productos hipoalergénicos, como cremas o lociones con sábila, manzanilla o lavanda, que ayudan a hidratar y calmar la piel, o compresas frías para aliviar la irritación. Conozca más sobre el tratamiento de alergia en las axilas.

6. Psoriasis

La psoriasis es una enfermedad autoinmune, inflamatoria y crónica que puede afectar diferentes partes del cuerpo, incluyendo las axilas.

En esta zona suele causar manchas rojas y resecas, acompañadas de comezón, ardor leve o dolor.

Qué hacer: la psoriasis no tiene cura, pero existen tratamientos que ayudan a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

El dermatólogo puede recomendar el uso de pomadas con corticoides, sesiones de fototerapia y, en algunos casos, cambios en la alimentación con enfoque en alimentos de efecto antiinflamatorio. Conozca más sobre la dieta antiinflamatoria.

7. Intertrigo

El intertrigo es un problema de la piel que ocurre por la fricción entre dos zonas cutáneas, lo que provoca enrojecimiento, comezón y dolor, siendo frecuente en las axilas.

Esta afección suele estar causada por el hongo Candida albicans y se desarrolla más fácilmente cuando la piel se mantiene caliente y húmeda, como en los pliegues del cuerpo. Conozca más síntomas y causas del intertrigo.

Qué hacer: el tratamiento del intertrigo debe ser indicado por un dermatólogo según las características de las lesiones.

Por lo general, se recomienda el uso de cremas para rozaduras que reducen la fricción y favorecen la cicatrización, junto con pomadas antifúngicas que combaten el hongo Candida albicans.

8. Cáncer de mama

El cáncer de mama es uno de los tipos de cáncer más comunes en mujeres, aunque también puede afectar a los hombres. En sus fases iniciales suele no causar síntomas, pero la señal más frecuente es la presencia de un nódulo endurecido en la mama o en la axila.

Otros posibles síntomas incluyen hinchazón y dolor en las axilas, que a veces se extiende al brazo, enrojecimiento de la piel, secreción por los pezones y sensibilidad o dolor en los senos. Vea los principales síntomas del cáncer de mama

Qué hacer: el cáncer de mama puede tener cura, dependiendo del tipo y de la etapa en que se encuentre, por esto, es muy importante la prevención a través de la realización del autoexamen de mamas, la ecografía mamaria y de la mamografía.

9. Linfoma

El linfoma es un tipo de cáncer que afecta a los linfocitos y suele desarrollarse en los ganglios de axilas, ingle, cuello, así como en el estómago, intestinos y piel.

Esta enfermedad provoca la formación de nódulos que pueden generar síntomas como dolor, fiebre, malestar general y cansancio. Vea cómo identificar los síntomas del linfoma.

Qué hacer: el tratamiento depende del tipo de linfoma, del estadio, de la región afectada y del estado general de la persona, y puede incluir quimioterapia, radioterapia o trasplante de médula.

El linfoma de Hodgkin tiene mayores probabilidades de curación que el linfoma no Hodgkin, con mejores resultados cuando la enfermedad se detecta y se trata de manera precoz.

10. Forúnculo

El forúnculo es una infección de la piel causada por bacterias, que afecta el folículo piloso y provoca la formación de una protuberancia rojiza, dura y dolorosa.

Es común que aparezca en zonas con sudoración y roce, como la axila, y suele estar acompañado de calor local, sensibilidad y, en algunos casos, salida de pus.

Qué hacer: se pueden aplicar compresas tibias sobre la zona para ayudar a drenar el pus de forma natural y aliviar el dolor. No se debe exprimir el forúnculo, ya que esto puede empeorar la infección.

Si la lesión crece, se vuelve muy dolorosa o aparece con frecuencia, es importante acudir al médico, quien podrá indicar antibióticos o realizar el drenaje en el consultorio.

11. Alteraciones mamarias benignas

Algunas enfermedades benignas de la mama pueden causar dolor que se extiende hacia la axila, como la mastitis o la presencia de nódulos no cancerígenos, como el fibroadenoma.

Estas afecciones pueden generar sensibilidad, hinchazón o la sensación de una masa en la mama o la axila, provocando molestias que suelen preocupar, aunque no se trate de cáncer.

Qué hacer: es importante acudir al médico para confirmar la causa mediante una evaluación clínica y estudios de imagen, ya que cada situación requiere un manejo diferente.

En la mayoría de los casos, estas alteraciones tienen buen pronóstico y pueden controlarse con tratamiento o con seguimiento periódico.

12. Neuropatía diabética

La neuropatía diabética es una complicación de la diabetes que afecta a los nervios y puede causar dolor, hormigueo, pérdida de sensibilidad o debilidad en distintas partes del cuerpo.

Por lo general aparece primero en pies y manos, pero en algunos casos también compromete los nervios del torso y la axila, generando dolor o sensación de ardor en esa zona.

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Qué hacer: mantener la glucosa en sangre dentro de los valores recomendados ayuda a prevenir el avance de la neuropatía.

El médico puede sugerir medicamentos para aliviar el dolor, así como fisioterapia y cambios en el estilo de vida que mejoren la calidad de vida.

13. Linfangitis esclerosante

La linfangitis esclerosante, también llamada síndrome de la cuerda axilar, puede aparecer después de cirugías de mama o de la extracción de ganglios linfáticos en la axila.

Se caracteriza por la formación de cordones fibrosos y tensos bajo la piel, que se sienten al tacto y pueden extenderse desde la axila hasta el brazo, provocando dolor, tirantez y dificultad para mover el hombro.

Qué hacer: el tratamiento debe ser indicado por el médico e incluye fisioterapia, ejercicios de estiramiento y masajes para liberar la tensión de los cordones.

La mejoría suele ser gradual, pero la rehabilitación ayuda a recuperar la movilidad y a disminuir el dolor de forma más rápida.