Cómo se realiza el tratamiento para la cirrosis hepática

Actualizado en marzo 2022

El tratamiento para la cirrosis hepática es indicado por el gastroenterólogo según los síntomas y la gravedad de la enfermedad, pudiendo recomendar el uso de ciertos medicamentos, dieta adecuada o, en los casos más graves, trasplante de hígado. 

La cirrosis hepática es una enfermedad progresiva del hígado que surge como consecuencia de situaciones que generan la destrucción lenta y gradual de las células del hígado, como consumo excesivo de alcohol o hepatitis, por ejemplo.

El trasplante de hígado está indicado cuando la cirrosis hepática se encuentra descompensada, favorecida por el surgimiento de complicaciones como ascitis, hemorragia digestiva varicosa, encefalopatía hepática y peritonitis bacteriana espontánea. Por esta razón, es importante que el tratamiento de la cirrosis hepática sea realizado lo antes posible para ralentizar el progreso de la enfermedad y prevenir complicaciones. 

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De esta manera, el tratamiento para la cirrosis hepática consiste en las siguientes opciones:

1. Uso de medicamentos

El tratamiento de la cirrosis hepática mediante el uso de medicamentos tiene como objetivo controlar ciertos síntomas de esta afección, como ardor e hinchazón abdominal generada por la ascitis, que es la acumulación de líquidos en el abdomen, pudiendo ser indicado por parte del médico el uso de medicamentos diuréticos que ayuden a eliminar el exceso de líquido. Conozca más sobre qué es la ascitis y cuáles son los síntomas

En caso de encefalopatía hepática, que es una complicación de la cirrosis en la que ocurre mal funcionamiento del cerebro, algunos medicamentos laxantes y antibióticos, como la lactulosa y la neomicina o la rifaximina, pueden ser prescritos con el fin de ayudar a eliminar las toxinas por medio de los intestinos, evitando que estas sustancias perjudiquen el funcionamiento del cerebro. Como la cirrosis hepática aumenta la presión de los vasos sanguíneos del hígado, también pueden indicarse medicamentos betabloqueantes para reducir la presión arterial. 

El tratamiento farmacológico para la cirrosis hepática solo debe ser indicado por el gastroenterólogo de acuerdo a las indicaciones clínicas y síntomas presentados por el individuo. En ciertas ocasiones, la vacuna contra la hepatitis A y B es recomendada para prevenir más lesiones del hígado. 

2. Dieta para cirrosis

La dieta para la cirrosis hepática debe ser indicada por el nutricionista y se basa en alimentos con bajo contenido de sal, debiendo ser sustituida por otros condimentos como perejil o limón, por ejemplo. Igualmente, se recomienda consumir alimentos ricos en fibras y con pocas proteínas, principalmente si la persona presenta ascitis o encefalopatía hepática.

El tratamiento nutricional de la cirrosis hepática también implica evitar alimentos grasosos y embutidos, así como no utilizar drogas, en especial el alcohol debido a que es una de las principales causas de esta enfermedad, pues estas pueden lesionar aún más el hígado. Por lo tanto, en el tratamiento para la cirrosis hepática alcohólica, la abstinencia de alcohol es fundamental. 

Vea con más detalles cómo debe ser la dieta para la cirrosis.

3. Tratamiento natural

El tratamiento natural de la cirrosis hepática no debe sustituir el tratamiento indicado y debe ser realizado bajo la orientación de un médico. Un té que puede ser utilizado es el de saúco, el cual gracias a sus propiedades desintoxicantes y depurativas, puede ayudar a aliviar los síntomas de la cirrosis. 

Para los casos en los que la cirrosis hepática no fue causada por exceso de alcohol, llamada cirrosis hepática no alcohólica, puede recomendarse el uso de suplementos de zinc y de vitamina E, puesto que tienen una acción antiinflamatoria que reduce los síntomas de esta enfermedad. 

4. Hemodiálisis

La hemodiálisis está indicada en personas que sufrieron alguna lesión en los riñones provocada por las complicaciones de la cirrosis hepática, como el aumento de las toxinas en el organismo, pues el hígado no logra absorber ni eliminar estas sustancias, así como por el incremento de la presión arterial o por la poca circulación de la sangre en los riñones. 

Este procedimiento debe ser realizado en un hospital o clínica y consiste en un tratamiento para filtrar la sangre, eliminando toxinas y sales, es decir, se realiza por medio de una máquina que ejerce las mismas funciones que los riñones.

Conozca más sobre cómo funciona la hemodiálisis

5. Trasplante de hígado

El trasplante de hígado es indicado por el médico en los casos más graves, cuando la cirrosis hepática está descompensada, que es cuando el hígado está comprometido de forma grave y deja de funcionar correctamente, o cuando el tratamiento con medicamentos no está siendo eficaz. Este tipo de tratamiento también puede ser indicado en los casos donde el hígado se encuentra afectado con un tumor. 

Luego de indicado este procedimiento, es necesario esperar en la fila de donaciones, pues la cirugía de trasplante será programada únicamente después de encontrar un donante. 

Complicaciones de la cirrosis hepática

La cirrosis hepática debe ser tratada tan pronto como sea realizado el diagnóstico, pues puede provocar complicaciones como ascitis, que es la acumulación de líquidos en el abdomen generada por el aumento en la presión de los vasos sanguíneos del hígado, lo que causa que estos se compriman. Para revertir esta complicación, es necesario el uso de medicamentos y la ejecución de una paracentesis. Vea en qué consiste este procedimiento.

Otras complicaciones de la cirrosis hepática pueden ser las várices esofágicas, las cuales surgen debido a la ruptura de vasos sanguíneos en el esófago, provocada por el aumento de la presión; y la peritonitis, que es la inflamación de la membrana que recubre el abdomen. También pueden aparecer complicaciones cerebrales y pulmonares gracias a la disminución del oxígeno presente en la sangre.