Dieta para cirrosis hepática: alimentos permitidos y prohibidos

Actualizado en noviembre 2023
Evidencia científica

La dieta para tratar la cirrosis debe asegurar todos los nutrientes necesarios para prevenir deficiencias, incluyendo todo tipo de frutas, vegetales, legumbres, cereales integrales, pescados y carnes de ave bajas en grasas, evitando carnes rojas, alimentos grasosos e industrializados difíciles de digerir, que generan aumento de residuos en el organismo, perjudicando su metabolización en el hígado. 

La cirrosis hepática es una enfermedad en la que el hígado funciona con mucha dificultad, pudiendo ser causada por el consumo excesivo de alcohol, hepatitis virales u otras enfermedades. La dieta cumple un papel fundamental en esta condición debido a que las personas con cirrosis suelen presentar pérdida de peso severa, pérdida de masa muscular, acumulación de líquidos y falta de algunos nutrientes, causando una malnutrición que puede agravarse y empeorar la enfermedad. 

El daño al hígado causado por la cirrosis no puede revertirse, solo si se realiza un trasplante hepático, sin embargo, si se diagnostica de manera temprana y se inicia el tratamiento lo más pronto posible, podría retrasarse su avance.

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¿En qué consiste la dieta?

La dieta para la cirrosis hepática debe incluir carbohidratos complejos, grasas "buenas", proteínas de alto valor biológico y debe asegurar la ingesta adecuada de nutrientes, por ello es importante que la persona realice entre 5 a 6 comidas al día, en pequeñas porciones, principalmente si tiene poco apetito o si siente sensación de llenura muy rápido, además que evita períodos prolongados de ayuno.

Además, es muy importante adicionar una merienda nocturna, que tiene que ser rica en hidratos de carbono y proteínas, para evitar la perdida de masa muscular, que es muy habitual en las personas cirróticas. Esta merienda nocturna debe contener proteínas y carbohidratos complejos, pudiendo realizar un sándwich con queso o un yogur con granola, por ejemplo.

Si bien es importante consumir proteínas de origen animal, como huevos, lácteos, pescados y carnes de ave, se puede moderar un poco su consumo y aumentar las proteínas de origen vegetal, como tofu, soja o legumbres, además de alimentos prebióticos, ya que producen menos desechos en el organismo y disminuyen la acumulación de productos tóxicos. Conozca cuáles son los alimentos prebióticos. 

También se deben incluir en la alimentación todo tipo de frutas y las verduras, porque además de ser fuentes de vitaminas y minerales, son ricas en antioxidantes que ayudan a desintoxicar el hígado y previenen el daño celular causado por los radicales libres.

Por otro lado, las personas con cirrosis hepática pueden llegar a estar bajo peso, perder masa muscular y presentar deficiencias de algunas vitaminas y minerales, pudiendo ser necesaria la suplementación de estos nutrientes o una fórmula enteral nutricional para aumentar las calorías consumidas, que deben ser indicadas por el médico o nutricionista. 

Alimentos permitidos

Los alimentos permitidos en la dieta para cirrosis hepática son:

  • Todo tipo de frutas y vegetales, crudos o cocidos, con cáscara o sin cáscara;

  • Cereales preferentemente integrales, como arroz integral, avena, quinoa, cebada, centeno, pan y pastas integrales;

  • Proteínas de origen vegetal, como frijoles, soja, garbanzos, lentejas y tofu;

  • Proteínas de origen animal, como pescados, huevos y carnes blancas, como pollo y pavo;

  • Leches y derivados bajos en grasas, como el queso blanco, ricotta, cottage y yogur;

  • Bebidas vegetales de arroz, avena, avellanas o soja;

  • Grasas saludables, como el aceite de oliva, girasol, soja o maíz, aguacate, semillas de chía, amaranto o calabaza y frutos secos;

  • Condimentos, como azafrán, canela, comino, laurel, hojas de mostaza, nuez moscada, perejil, cilantro, ajo, orégano, cúrcuma, menta, albahaca, romero y tomillo.

Los alimentos se deben preparar de forma horneada, a la plancha, hervidos o guisados, evitando las frituras. 

Se ha visto una relación entre la obesidad y la descompensación de la cirrosis, motivo por el cual lo ideal es que a través de una dieta saludable y balanceada, la persona pierda entre el 5 al 10% de su peso actual, siempre bajo la asesoría de un nutricionista clínico.

Es importante que el profesional elabore un plan nutricional individualizado, donde se asegure que la persona ingiere las calorías y las proteínas adecuadas para su organismo. Además, en estos casos también es recomendada la realización de actividad física moderada y no intensa, para prevenir la pérdida de masa muscular.

Alimentos que deben evitarse

Los alimentos que se deben evitar para ayudar a controlar la cirrosis son:

  • Restringir el consumo de bebidas alcohólicas, independientemente de si esta es la causa o no de la cirrosis;

  • Carnes rojas, como carne de vaca, cerdo y vísceras, principalmente cortes ricos en grasas;

  • Embutidos, como salchichas, chorizos, morcilla, salami, entre otros;

  • Lácteos enteros y derivados ricos en grasas, como leche entera, manteca, crema de leche y quesos amarillos,como cheddar, brie, camembert, feta, parmesano, entre otros;

  • Alimentos grasosos y procesados, como papas fritas, snacks, salsas listas, pasta instantánea, comida rápida y comidas congeladas o enlatadas;

  • Alimentos dulces, como pasteles, tortas, golosinas, croissants, panquecitos, galletas rellenas, refrescos y jugos pasteurizados;

Es importante aclarar, que algunas personas con cirrosis hepática podrían presentar intolerancia a algunos alimentos o causarle incomodidad o dolor al ingerirlos, principalmente aquellos que causan gases, como el brócoli, coliflor o repollo y los lácteos, por ejemplo, siendo importante evitarlos solo en estos casos específicos.

Menú ejemplo de una dieta para cirrosis

En la tabla a continuación se muestra un menú ejemplo de 3 días para una persona con cirrosis hepática:

Comidas principales

Día 1

Día 2

Día 3

Desayuno

Yogur descremado con quinoa, nueces y frambuesas

Bebida de avena + 3 tostaditas integrales con queso blanco, aguacate y tomate 

Leche descremada + tortilla de huevos con vegetales 

Merienda de la mañana

Banana triturada con avena en hojuelas

Yogur descremado con almendras y papaya 

Pan integral con queso cottage, lechuga y tomate

Almuerzo/ Cena

Salmón a la plancha acompañado de puré de camote o batata dulce + una ensalada de garbanzos y ejotes + 1 cucharada de aceite de oliva 1 pera

Pasta integral con tofu, semillas de calabaza y vegetales (cebolla, ajo, calabacín y berenjena) + 1 cucharada de aceite de oliva + una porción de ensalada de frutas

Merluza al horno con vegetales cocidos (espárragos, zanahoria y brócolis) + 3 cucharadas de frijoles + 3 cucharadas de germen de trigo + 1 cucharada de aceite de oliva + 1 manzana al horno con canela

Merienda de la tarde

Una taza de café con leche descremada + 1 panqueque de avena con crema de cacahuate

Batido con leche descremada con banana y fresas

Una taza de té verde + 1 tortilla de maíz con queso y espinaca

Merienda nocturna 

Emparedado de atún y tomate

2 rebanadas de pan integral con hummus (crema de garbanzos)

Gachas de avena con frutos secos y banana

Las cantidades incluidas en el menú y la cantidad de líquidos a ingerir varían según la gravedad de la enfermedad, la edad y el sexo. Por este motivo, lo ideal es acudir a un nutricionista para que realice una evaluación completa y elabore un plan nutricional adecuado a sus necesidades. Además de esto, también es importante recordar que cualquier medicamento solo debe tomarse bajo la orientación y autorización del médico tratante.

El ayuno prolongado en las personas con cirrosis hepática favorece a la disminución de la masa muscular y la pérdida de peso, siendo importante comer cada 3 o 4 horas. Esto aplica tanto para personas con cirrosis compensada como en una fase avanzada.

Alimentación en la cirrosis hepática avanzada

Cuando la cirrosis hepática se encuentra en una fase avanzada, por lo general la dieta se lleva a cabo en el hospital, debido a que es necesario compensar el déficit nutricional y controlar los cambios metabólicos con más cuidado, a través de la realización de análisis de sangre regulares que permitan evaluar el estado de salud de la persona. 

Estos individuos suelen presentar deficiencia de minerales como potasio, magnesio y fósforo; así como de vitaminas del complejo B, especialmente cuando la cirrosis es de origen alcohólica, y; en casos de esteatorrea, que son evacuaciones líquidas con grasa, también suele haber deficiencias de las vitaminas liposolubles (A, D,E y K). Asimismo, suelen presentar retención de sodio, pérdida de masa muscular e hipoalbuminemia.

Por este motivo, en caso la persona tolere la vía oral, la dieta debe ser saludable y equilibrada, alta en calorías y proteínas, debiendo ser suplementada con vitaminas y minerales. En casos donde no tolere la vía oral, la dieta debe ser administrada a través de fórmulas nutricionales por una sonda nasogástrica o nasoentérica o por vía intravenosa, permitiendo al nutricionista controlar mejor los nutrientes y la cantidad de líquidos que reciben, evitar forzar el hígado, mejorar el estado nutricional del paciente y aumentar las posibilidades de sobrevivir. 

Estas fórmulas nutricionales suelen ser ricas en aminoácidos de cadena ramificada (BCAA) y bajas en aminoácidos aromáticos (AAA). Los BCAA aparentemente evitan la entrada de sustancias tóxicas al cerebro, disminuyendo el riesgo o el agravamiento de la encefalopatía hepática; previenen la degradación de la masa muscular y; pueden ser utilizados como fuente de energía por el músculo, cerebro, corazón e hígado, cuando el organismo no puede utilizar glucosa o las grasas para generar energía. Vea con más detalles cómo debe realizarse el tratamiento.

Cómo controlar la retención de líquido

Para controlar la retención de líquidos que normalmente ocurre en la cirrosis, cuyo nombre es ascitis, se recomienda una restricción moderada de sal, evitando agregarla a las comidas y evitar consumir alimentos que lo contengan, como chorizos, salchichas, embutidos, cubitos de carne, snacks salados, comidas rápidas, salsa inglesa y de soya, salsas de cualquier otro tipo, quesos salados, sopas de sobre, enlatados, entre otros. 

Como alternativa, se debe preferir el uso de hierbas naturales para sazonar los alimentos como ajo, cebolla, perejil, albahaca, cilantro, pimienta, orégano, entre otros. Además de esto, debe hablar con el nutricionista para saber si la persona debe tener o no un control en la ingesta de líquidos, ya que dependerá de si presenta una condición llamada hiponatremia dilucional o no.