Anemia aplásica: 14 posibles síntomas y tratamiento

Actualizado en agosto 2023

La anemia aplásica es una enfermedad hematológica rara y grave en que la médula ósea disminuye la producción de nuevas células sanguíneas, como eritrocitos, leucocitos y plaquetas, causando síntomas como palidez, cansancio excesivo, infecciones frecuentes y el surgimiento de manchas moradas en la piel sin causa aparente.

Este tipo de anemia puede estar presente desde el nacimiento o adquirirse a lo largo del tiempo debido al uso de algunos medicamentos, contacto frecuente con sustancias químicas, infecciones virales o enfermedades autoinmunes.

El tratamiento de anemia aplásica debe ser realizado por el hematólogo de acuerdo a la causa, pudiendo indicarse una transfusión de sangre, uso de medicamentos inmunosupresores, estimulantes de médula ósea o incluso trasplante de médula ósea.

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Síntomas de anemia aplásica

Los principales síntomas de anemia aplásica son:

  • Palidez en la piel y en las mucosas;
  • Marcas moradas en la piel sin razón aparente;
  • Cansancio excesivo;
  • Debilidad que empeora gradualmente;
  • Falta de aire;
  • Latidos cardíacos rápidos o irregulares,
  • Hemorragia nasal;
  • Sangrado en las encías;
  • Grandes hemorragias incluso en pequeños cortes;
  • Mareo;
  • Dolor de cabeza;
  • Erupción en la piel;
  • Infecciones frecuentes o persistentes;
  • Fiebre de inicio súbito.

Asimismo, en ciertas ocasiones, también puede haber alteraciones renales y de las vías urinarias, siendo estas más frecuentes en los casos de anemia de Fanconi, que es un tipo de anemia aplásica congénita. Conozca más sobre la anemia de Fanconi.

Los síntomas de la anemia aplásica pueden surgir debido a la disminución de eritrocitos, los cuales son responsables de llevar oxígeno a todos los tejidos del cuerpo; leucocitos, que forman parte del sistema inmune para combatir bacterias, virus y hongos; además de plaquetas en la sangre que participan en la coagulación sanguínea, siendo esta situación conocida como pancitopenia.

Es importante consultar al hematólogo siempre que surjan síntomas de anemia aplásica para iniciar el tratamiento más adecuado, de acuerdo a la causa, ya que es una condición grave que puede poner en riesgo la vida en caso de no ser tratada adecuadamente.

Cómo se realiza el diagnóstico

El diagnóstico de la anemia aplásica se basa en el análisis de pruebas de laboratorio, principalmente del hemograma, el cual indicará cantidades por debajo de lo normal de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.

Para confirmar el diagnóstico, el médico suele solicitar la realización de un mielograma, que tiene como objetivo evaluar cómo se está dando la producción de células por parte de la médula; y, además, también puede recomendarse la realización de una biopsia de médula ósea.

En ciertos casos, principalmente cuando se determina que la anemia aplásica es congénita, el médico puede solicitar la realización de pruebas de imagen para evaluar las vías urinarias y los riñones; además, también puede indicar análisis de laboratorio que evalúen este aparato, como urea y creatinina, por ejemplo.

Principales causas

La anemia aplásica es causada por una insuficiencia de médula ósea, que es responsable de producir células sanguíneas, causando disminución o ausencia de la producción de eritrocitos, leucocitos y plaquetas, además del surgimiento de los síntomas.

La anemia aplásica puede desarrollarse a lo largo del tiempo, pudiendo relacionarse con:

  • Embarazo;
  • Uso de medicamentos, como antibióticos o para el tratamiento de artritis reumatoide;
  • Tratamiento de cáncer con quimioterapia o radioterapia;
  • Exposición frecuente a algunas sustancias tóxicas, como bismuto, agrotóxicos, insecticidas, cloranfenicol, sales de oro y productos derivados del petróleo;
  • Enfermedades autoinmunes, como fascitis eosinofílica;
  • Infecciones virales, como hepatitis, citomegalovirus o VIH.

Además, la anemia aplásica puede ocurrir por causas congénitas, en que el niño nace con esta alteración, desarrollando síntomas en los primeros años de vida, siendo en este caso llamada anemia aplásica congénita.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento para la anemia aplásica debe hacerse con la orientación del hematólogo, de acuerdo a la causa, y tiene como objetivo aliviar los síntomas y estimular la médula ósea a producir células sanguíneas en cantidades suficientes y que logren desempeñar sus funciones.

Los principales tratamientos que puede indicar el médico para la anemia aplásica son:

  • Transfusión de eritrocitos, para aumentar la cantidad de oxígeno transportado por las células, reduciendo la fatiga y el cansancio excesivo;
  • Antibióticos, antivirales o antifúngicos, para prevenir o tratar infecciones;
  • Estimulantes de médula ósea, como filgrastim, pegfilgrastim o eltrombopag olamina;
  • Inmunosupresores, como ciclosporina y metilprednisolona, indicado para personas con enfermedades autoinmunes en que no se puede realizar trasplante de médula ósea.

A pesar de estos tratamientos, no siempre es posible curar la anemia aplásica. En algunas ocasiones el trasplante de médula ósea es eficaz para controlar la enfermedad, al asociarse con inmunosupresores. Vea cómo funciona el trasplante de médula ósea.

En caso de anemia aplásica asociada al embarazo, el tratamiento generalmente incluye transfusiones sanguíneas, siendo que después del parto generalmente esta enfermedad mejora. Sin embargo, si no hay mejoría, el tratamiento debe ser orientado por el hematólogo.