Los alimentos reguladores son aquellos responsables de regular las funciones del organismo, debido a que son ricos en vitaminas, minerales, fibras y agua. Gracias a sus componentes, el consumo de estos alimentos ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y a facilitar el proceso digestivo, evitando estreñimiento y diarreas.
Además de eso, al contener varios nutrientes y compuestos antioxidantes, los alimentos reguladores mantienen saludable la piel y los ojos, además de prevenir enfermedades cardiovasculares, como infarto o derrame cerebral.
Los alimentos reguladores son, principalmente, las frutas y los vegetales como zanahoria, naranja, plátano, col, y aguacate, por ejemplo; siendo importante que sean incluidos en la dieta diaria para mantener la salud.

Ejemplos de cuáles son los alimentos reguladores
Los alimentos reguladores son de origen vegetal, siendo principalmente:
- Zanahoria;
- Tomate;
- Remolacha;
- Pepino;
- Brócoli;
- Calabacín;
- Pimentón;
- Chayote;
- Lechuga;
- Col;
- Espinaca;
- Acelga;
- Rúcula;
- Fresa;
- Naranja y mandarina;
- Piña;
- Melón;
- Plátano;
- Aguacate;
- Uva;
- Ciruela;
- Caqui.
Aparte de los alimentos reguladores, es importante que para el buen funcionamiento del organismo sean consumidos alimentos que den energía y que ayuden a construir los tejidos del cuerpo, los cuales son clasificados como alimentos energéticos y constructores.
Para qué sirven
Puesto que son fuentes importantes de vitaminas, minerales, agua y fibras, los alimentos reguladores logran mantener el cuerpo y la piel hidratada, regular el funcionamiento del intestino, combatiendo el estreñimiento y la diarrea, además de mantener el cabello nutrido y brillante sin riesgo de caída. Asimismo, los alimentos reguladores logran mantener las uñas sin hongos, fortalecidas y con un crecimiento saludable.
Los alimentos reguladores también promueven la salud de los ojos, permitiendo que la persona vea durante la noche y con poca luz. Además de eso, el agua y los demás nutrientes logran distribuirse correctamente por todo el cuerpo, haciendo que los músculos reciban nutrientes suficientes para mantener a la persona de pie y permitir la realización de actividad física, como correr o caminar, por ejemplo.
Asimismo, gracias a las vitaminas y minerales presentes en los alimentos reguladores, es que los niños crecen y se desarrollan normalmente, pudiendo llegar a la edad adulta con sus órganos reproductores saludables y sin problemas en la producción hormonal.