Trasplante de hígado: cuándo es indica y cómo es realizada la recuperación

Actualizado en diciembre 2023

El trasplante de hígado es una cirugía destinada a reemplazar el hígado enfermo por una parte o un hígado completo de una persona sana. Se recomienda en casos de enfermedades hepáticas agudas o crónicas en etapa avanzada, como la cirrosis hepática, insuficiencia hepática, cáncer de hígado y hepatitis, por ejemplo.

Esta cirugía se indica cuando la condición del hígado ya es muy grave y cuando otros tratamientos no han tenido éxito, lo que lleva a la persona a tener un riesgo elevado de muerte.

El trasplante de hígado debe ser recomendado por un hepatólogo, siendo importante seguir algunas precauciones durante la recuperación, como tomar los inmunosupresores recetados por el médico, tener una alimentación saludable, realizar exámenes y consultas periódicas para verificar cómo reacciona el organismo al nuevo órgano y prevenir complicaciones.

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Cuándo es indicado

El trasplante de hígado se indica en casos de enfermedades agudas o crónicas en etapa avanzada del hígado, como:

  • Cirrosis hepática;
  • Enfermedades metabólicas;
  • Colangitis esclerosante;
  • Atresia de vías biliares;
  • Hepatitis crónica, fulminante o autoinmune;
  • Insuficiencia hepática;
  • Cáncer primario en el hígado.

En estas situaciones, el trasplante de hígado se recomienda cuando el órgano está gravemente comprometido y deja de funcionar, y otras opciones de tratamiento no fueron suficientes para tratar la enfermedad y restaurar la función hepática.

En estos casos, la persona debe continuar el tratamiento propuesto por el médico y realizar los exámenes necesarios hasta que aparezca un donante de hígado compatible, que esté dentro del peso ideal y no tenga ningún problema de salud.

Quién puede donar el hígado

El hígado puede ser donado por un donante fallecido que esté con muerte cerebral, que no tenga enfermedades ni alteraciones en el hígado y que sea compatible con la persona que tiene un problema hepático.

Sin embargo, el trasplante de hígado también puede ser realizado por un donante vivo, donando una parte de su hígado sano, siempre y cuando sea compatible con la persona que recibirá el trasplante. En este caso, el donante puede llevar una vida saludable después de donar parte del hígado, ya que este órgano es capaz de regenerarse.

Evaluación de la compatibilidad

Antes de realizar el trasplante, se deben realizar exámenes de sangre para verificar la compatibilidad del hígado y así reducir las posibilidades de rechazo del órgano. Por lo tanto, los donantes pueden estar o no relacionados con el paciente que será trasplantado, siempre que haya compatibilidad.

Preparación para el trasplante

Para prepararse para este tipo de procedimiento, se debe:

  • Mantener una buena alimentación, evitando alimentos ricos en grasas y azúcares, y dando preferencia a las verduras, frutas y carnes magras;
  • Informar al médico sobre cualquier síntoma presente para que pueda investigarlo e iniciar el tratamiento adecuado;
  • Realizar todos los exámenes solicitados por el médico;
  • Tomar los medicamentos recomendados por el médico en los horarios indicados.

Cuando el médico se comunica para realizar el trasplante, es importante que la persona comience un ayuno total y se dirija al hospital indicado lo antes posible para realizar el procedimiento.

La persona receptora del órgano donado deberá estar acompañada por un adulto y llevar consigo todos los documentos necesarios para ser ingresada y recibir el órgano.

Cómo se realiza el trasplante de hígado

El trasplante de hígado se lleva a cabo en el hospital por un cirujano hepático o gastroenterólogo, bajo anestesia general. Antes de la cirugía, se inicia el tratamiento con inmunosupresores para evitar el rechazo del órgano.

Durante la cirugía, se realiza una incisión en el abdomen para extraer el hígado enfermo y trasplantar un hígado sano, conectándolo a los vasos sanguíneos y conductos biliares.

La duración de la cirugía de trasplante de hígado es de aproximadamente 4 horas. Al finalizar, el médico realiza la sutura en la incisión y la persona debe permanecer hospitalizada en la unidad de cuidados intensivos (UCI) durante 7 a 14 días. Conozca más sobre el trasplante de órganos y cómo se realiza.

Recuperación

Después del trasplante de hígado, la persona generalmente permanece en el hospital durante algunas semanas para ser monitoreada y observar la respuesta del organismo al nuevo órgano, evitando posibles complicaciones. Luego de este período, la persona puede regresar a casa, pero debe seguir las recomendaciones médicas para mejorar su calidad de vida, como el uso de medicamentos inmunosupresores, por ejemplo.

Después del trasplante, la persona puede llevar una vida normal, siempre y cuando siga las indicaciones médicas, acuda regularmente a consultas médicas, realice exámenes y mantenga hábitos de vida saludables.

1. En el hospital

Tras el trasplante, la persona debe permanecer hospitalizada durante 1 a 2 semanas para el monitoreo de la presión arterial, niveles de glucosa, coagulación sanguínea, función renal y otros aspectos importantes para verificar su bienestar y prevenir infecciones.

Inicialmente, la persona estará en la UCI, pero una vez estable, podrá ser trasladada a una habitación para continuar con el monitoreo. También se pueden realizar sesiones de fisioterapia para mejorar la capacidad respiratoria y reducir el riesgo de complicaciones musculares, como rigidez y acortamiento muscular, trombosis y otros.

2. En casa

Una vez que la persona se encuentra estable, no hay signos de rechazo y los exámenes se consideran normales, el médico puede dar el alta siempre que la persona continúe el tratamiento en casa.

Por tanto, se deben seguir algunos cuidados diarios en casa para ayudar en la recuperación del trasplante de hígado, tales como:

  • Tomar los medicamentos inmunosupresores, como prednisona, azatioprina y ciclosporina, en los horarios indicados por el médico para prevenir el rechazo del hígado;
  • Tomar los antibióticos recetados por el médico para evitar posibles infecciones;
  • Realizar consultas médicas y exámenes regularmente según lo indicado por el médico, debido al riesgo de rechazo del órgano por el organismo;
  • Seguir una dieta balanceada como recomendó el médico;
  • Evitar fumar y consumir bebidas alcohólicas;
  • Abstenerse de conducir durante al menos 2 meses después de la cirugía;
  • Comenzar con actividades físicas leves, según lo orientado por el médico, como caminatas, y aumentar gradualmente, respetando los límites del cuerpo;
  • Evitar deportes de contacto hasta que la recuperación de la cirugía esté completa.

Además, en el caso de las mujeres, se debe evitar el embarazo durante al menos un año después de la cirugía.

Contraindicaciones 

El trasplante de hígado no está indicado para personas con VIH/SIDA, enfermedades cardíacas o pulmonares en etapas avanzadas, infección generalizada o shock séptico, hipertensión pulmonar grave o metástasis de tumores en el hígado.

Además, hay algunas enfermedades que podrían no ser indicadas para el trasplante, como la hepatitis B, ya que el virus tiende a instalarse en el hígado "nuevo", y en caso de cirrosis causada por el alcoholismo, ya que si la persona continúa bebiendo de manera excesiva, el "nuevo" órgano también podría dañarse.

Por lo tanto, el médico determinará cuándo se puede o no se puede realizar el trasplante según la enfermedad hepática que la persona padezca y su estado de salud general.

Posibles complicaciones

Algunas complicaciones que pueden surgir después de un trasplante de hígado son:

  • Rechazo del hígado trasplantado;
  • Falla del hígado donado;
  • Infección en la cicatriz quirúrgica;
  • Trombosis hepática;
  • Sangrado o hemorragia;
  • Problemas en el conducto biliar.

Aunque son poco frecuentes, también pueden ocurrir complicaciones relacionadas con la anestesia general, como reacciones anafilácticas, náuseas, vómitos, descenso de la presión arterial, escalofríos, temblores, fiebre o infección, entre otros.

Además, pueden surgir efectos secundarios de los medicamentos inmunosupresores, como aumento de peso, osteoporosis, diabetes, hinchazón corporal, alteraciones en la piel y mucosas (como acné o llagas), aumento del riesgo de cáncer de piel o linfoma, o aumento del vello corporal, especialmente en el rostro de las mujeres.

Cuándo consultar al médico

Es importante acudir al médico o al hospital más cercano si aparecen síntomas como:

  • Fiebre o escalofríos;
  • Náuseas y vómitos;
  • Diarrea;
  • Enrojecimiento, hinchazón o secreción en la cicatriz;
  • Hinchazón abdominal;
  • Picazón intensa en la piel;
  • Confusión mental o convulsiones.

Además, se debe acudir de inmediato a urgencias si se presentan síntomas como color amarillento en la piel y ojos, orina oscura o heces claras.