Inmunosupresores: qué son y cuándo están indicados

Actualizado en agosto 2023

Los inmunosupresores son medicamentos que disminuyen o inhiben la acción del sistema inmunitario, evitando que las células saludables del organismo sean atacadas y destruidas por el propio sistema inmune, o reduciendo la producción de sustancias que causan enfermedades autoinmunes. 

De esta manera, los medicamentos inmunosupresores generalmente son indicados para prevenir el rechazo de órganos después de trasplantes, para el tratamiento de enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoide, lupus o psoriasis, o en el tratamiento del cáncer, por ejemplo. 

Los inmunosupresores deben ser empleados únicamente bajo indicación médica y acudiendo a consultas regulares para hacer seguimiento del tratamiento y del surgimiento de efectos secundarios, pues estos medicamentos pueden disminuir la capacidad del organismo para combatir microorganismos, aumentando el riesgo de infecciones. 

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Cuándo están indicados

Los medicamentos inmunosupresores están indicados en las siguientes situaciones:

Asimismo, los medicamentos inmunosupresores están indicados para la prevención del rechazo de trasplante de órganos, como riñones, hígado, corazón, pulmón o páncreas, o trasplante de médula ósea o de células troncales. 

Tipos de inmunosupresores

Algunos ejemplos de medicamentos inmunosupresores incluyen:

1. Corticosteroides

Los corticosteroides, como la prednisona, la dexametasona o la prednisolona, son el tipo más común de inmunosupresores, los cuales actúan disminuyendo la producción de sustancias inflamatorias en el cuerpo y reduciendo la acción del sistema inmunitario. Conozca los principales tipos de corticosteroides.

Estos medicamentos normalmente son indicados para el tratamiento de enfermedades autoinmunes, la prevención de rechazos luego de trasplantes o como parte del tratamiento de algunos tipos de cáncer, como mieloma múltiple, linfomas o leucemia linfocítica crónica, por ejemplo. 

2. Inhibidores de la cinasa Jano

Los inhibidores de la cinasa Jano, como el tofacitinib o el ruxolitinib, actúan inhibiendo la producción de citocinas, que son sustancias inflamatorias, siendo normalmente indicados para impedir el crecimiento de tumores o aumentar la sensibilidad al tratamiento de quimioterapia. 

De esta manera, este tipo de inmunosupresor es usado en los casos de cáncer como mielofibrosis o policitemia vera, por ejemplo. 

Asimismo, los inhibidores de la cinasa Jano también pueden estar indicados para la enfermedad de injerto contra huésped, que es una complicación que puede surgir luego del trasplante de médula ósea o de células troncales, cuando los corticosteroides u otros inmunosupresores no fueron eficaces. 

3. Inhibidores de la calcineurina

Los inhibidores de la calcineurina, como la ciclosporina y el tacrolimus, actúan reduciendo la producción de interleucinas, que son sustancias relacionadas con el aumento de la actividad del sistema inmunitario o de la división de las células. 

De esta forma, los inhibidores de la calcineurina normalmente están indicados para la prevención o el tratamiento del rechazo de trasplantes, artritis reumatoide, psoriasis o dermatitis atópica, por ejemplo.

4. Anticuerpos monoclonales

Los anticuerpos monoclonales, como rituximab, el tocilizumab o el adalimumab, por ejemplo, actúan en el cuerpo bloqueando proteínas específicas de células tumorales que hacen que el tumor crezca, o inhibiendo la producción de sustancias inflamatorias en el cuerpo, en el caso de enfermedades autoinmunes. Conozca los principales tipos de anticuerpos monoclonales

Los anticuerpos monoclonales están normalmente indicados para el tratamiento de la artritis reumatoide, enfermedad de Crohn, colitis ulcerativa, psoriasis, espondilitis anquilosante y linfoma no Hodgkin, por ejemplo.  

5. Agentes biológicos

Los agentes biológicos, como el etanercept o la anakinra, son inmunosupresores hechos a partir de proteínas que ayudan a reducir la acción del sistema inmunitario y a bloquear la acción de sustancias inflamatorias. 

De esta forma, estos medicamentos inmunosupresores están normalmente indicados para el tratamiento de artritis reumatoide en adultos o artritis idiopática juvenil, ayudando a aliviar los síntomas como dolor o hinchazón en las articulaciones. 

Posibles efectos secundarios

El efecto secundario más común de los inmunosupresores es el aumento del riesgo de infecciones, puesto que disminuyen la acción del sistema inmunitario para combatir virus, bacterias u hongos. 

De esta manera, la presencia de una infección puede ser notada mediante síntomas como:

  • Cansancio excesivo;
  • Sensación de debilidad;
  • Fiebre;
  • Escalofríos;
  • Piel pálida;
  • Tos;
  • Dificultad para respirar;
  • Dolor en la espalda baja;
  • Dificultad para orinar;
  • Dolor o sensación de ardor al orinar;
  • Dolor de garganta o úlceras en la boca;
  • Dolor abdominal.

En caso de surgimiento de estos síntomas, se debe buscar ayuda médica inmediatamente o acudir al centro de urgencias más cercano para que sea diagnosticado el tipo de infección e iniciado el tratamiento más adecuado. 

Además, dependiendo del tipo de inmunosupresor utilizado, pueden surgir efectos secundarios como náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento, exceso de gases intestinales, mareos, aumento o disminución del peso, diabetes, acné, aumento de la presión arterial, dolor de estómago u osteoporosis, por ejemplo. 

Cuidados durante el tratamiento

Algunos cuidados que son importantes durante el tratamiento con los medicamentos inmunosupresores incluyen:

  1. Tomar el inmunosupresor en los horarios correctos, según las indicaciones del médico;
  2. Acudir a consultas médicas regularmente, para verificar la eficacia del tratamiento y el surgimiento de efectos secundarios;
  3. Evitar tomar medicamentos por cuenta propia y sin recomendación médica;
  4. No aumentar ni disminuir la dosis del inmunosupresor, sin que haya sido indicado por el médico;
  5. No interrumpir el tratamiento con el inmunosupresor por cuenta propia;
  6. Colocarse vacunas solo cuando estén recomendadas por el médico, pues algunas vacunas con virus activo o atenuado están contraindicadas durante el tratamiento;
  7. Lavarse las manos frecuentemente, con agua y jabón neutro, principalmente antes y después de ir al baño, comer, cocinar, tocar animales, hacer jardinería o cambiar el pañal de un bebé, por ejemplo;
  8. Aplicar alcohol en gel en las manos frecuentemente;
  9. Lavar bien las verduras, legumbres y frutas antes de comerlas;
  10. Evitar el contacto con personas que tengan gripe, resfriado u otro tipo de infección;
  11. Evitar tocar superficies y llevarse las manos a los ojos, boca o nariz;
  12. Evitar permanecer en ambientes cerrados, con muchas personas o con poca circulación de aire por mucho tiempo, como centros comerciales o gimnasios. 

Asimismo, es importante dormir al menos 8 horas cada noche, practicar ejercicio físico de forma regular, según las indicaciones médicas, y tener una alimentación balanceada. 

Contraindicaciones

El uso de medicamentos inmunosupresores está contraindicado en personas que sean alérgicas a cualquiera de los componentes que estén presentes en las fórmulas, y en personas que tengan infecciones activas. 

¿Es seguro usarlo en el embarazo?

El uso de inmunosupresores en el embarazo no es recomendado, pues puede poner en riesgo el bebé o la madre. De esta manera, el uso de estos medicamentos por mujeres embarazadas o en período de lactancia solo debe ser realizado bajo indicación del obstetra y cuando los beneficios para la mujer superan los potenciales riesgos para el bebé.