La trombosis venosa profunda es una afección que causa síntomas, como hinchazón en las piernas, dolor, calambres o piel enrojecida en la zona afectada, y se produce cuando se forma un coágulo de sangre (trombo) en una o más venas de las piernas. Sin embargo, existen algunas situaciones en que el coágulo es muy pequeño y no provoca ningún tipo de síntoma, desapareciendo solo con el tiempo y sin necesidad de tratamiento.
En los casos más graves, estos coágulos también se pueden movilizar y afectar otras zonas importantes, como el pulmón, por ejemplo, generando una embolia pulmonar, que se manifiesta con falta de aire repentina o dolor en el pecho.
Por eso, siempre que exista sospecha de trombosis venosa, se debe consultar al médico lo antes posible, para que pueda realizar el diagnóstico e iniciar el tratamiento adecuado.
Test de Síntomas
Si cree que puede estar desarrollando una trombosis venosa en la pierna, seleccione sus síntomas y descubra cuál es el riesgo:
Qué hacer en caso de sospecha
Ante la sospecha de trombosis venosa profunda, se debe consultar al angiólogo, que podrá realizar el diagnóstico a partir de la evaluación de los síntomas que la persona presenta y exámenes complementarios como ultrasonido, resonancia magnética o tomografía computada, que ayudan a localizar dónde se encuentra el coágulo.
Además de eso, el médico también suele ordenar un análisis de sangre conocido como D-dímero, que se utiliza para confirmar o descartar la sospecha de trombosis.
Conozca mejor por qué ocurre la trombosis venosa profunda y cómo evitarla.
¿Quién tiene mayor riesgo de tener una trombosis profunda?
Hay mayores posibilidades de tener una trombosis venosa profunda en caso de:
Haber tenido un cuadro de trombosis anterior;
Edad igual o mayor de 65 años;
Durante el embarazo y después del parto;
Cáncer;
Situaciones donde la sangre se haga más viscosa, como en el caso de la macroglobulinemia de Waldenstrom, mieloma múltiple;
Enfermedad de Behcet,
Infarto agudo de miocardio, ACV, insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad pulmonar;
Diabetes, parálisis de miembros;
Accidente grave con grandes heridas musculares y fractura de huesos;
Hasta 1 mes después de una cirugía que duró más de 1 hora, especialmente si fue una cirugía de artroplastia en la rodilla o cadera.
Además de esto, las personas que deban quedarse encamadas por más de 3 meses también presentan mayor riesgo de desarrollar un coágulo y presentar trombosis venosa profunda.
En el caso de las embarazadas, las mujeres que recientemente fueron madres o las mujeres que están realizando reemplazo hormonal o están utilizando algún método anticonceptivo hormonal, como las pastillas anticonceptivas, también tienen riesgo de sufrir trombosis. Esto debido a que los cambios hormonales pueden interferir con la viscosidad de la sangre, favoreciendo la formación de un coágulo.
Vea los efectos secundarios más comunes de las pastillas anticonceptivas.
¿El COVID-19 aumenta el riesgo de trombosis?
De acuerdo con algunos estudios, la infección por COVID-19 aumenta el riesgo de desarrollar coágulos que pueden generar una trombosis venosa profunda o una embolia pulmonar. Esto parece ocurrir especialmente en los casos más graves, debido al intenso proceso inflamatorio que el virus causa en el cuerpo, que acaba aumentando la producción de sustancias responsables por la coagulación de la sangre.
Para disminuir el riesgo de surgimiento de coágulos, la Sociedad Brasileña de Trombosis y Hemostasia[1] recomienda que las personas hospitalizadas por COVID-19 lleven a cabo un tratamiento profiláctico con medicamentos anticoagulantes. Incluso se recomienda la realización de exámenes de sangre de forma regular para evaluar distintos parámetros, como el número de plaquetas, el fibrinógeno y, principalmente, el dímero D, pues el aumento de este valor parece estar directamente relacionado con la formación de coágulos.
Conozca mejor qué es el dímero D y cuál es su relación con respecto a la formación de coágulos.
¿La vacuna del COVID-19 causa trombosis?
Luego de varios estudios, entidades como la Anvisa y la Agencia Europea de Medicamentos reportaron que la vacunación contra el COVID-19 puede aumentar ligeramente el riesgo de desarrollar coágulos y, por consecuencia, provocar trombosis. No obstante, este riesgo aparentemente es de tan solo 1 persona por cada 175 mil, lo que representa una tasa muy baja en comparación con las posibilidades de desarrollar trombosis luego de contagiarse con COVID-19, que es alrededor del 15%. Por este motivo, la vacunación continúa siendo recomendada y es considerada segura.
Entre las principales vacunas utilizadas, la que presentó mayor número de casos de trombosis hasta el momento, fueron las vacunas constituidas por adenovirus, como la AstraZeneca y la Janssen. Asimismo, hubo relatos de trombocitopenia (disminución de las plaquetas) asociada a trombosis, de 4 a 52 días después de la aplicación de la segunda dosis de dichas vacunas; sin embargo, estos efectos son inusuales, por lo que la vacunación aún continúa siendo recomendada.
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