Síncope vasovagal: causas, síntomas y tratamiento

Actualizado en septiembre 2023

El síncope vasovagal es una pérdida de conciencia súbita y transitoria provocada por una breve reducción del flujo sanguíneo al cerebro, y ocurre cuando hay una disminución de la presión arterial y la frecuencia cardíaca debido a un estímulo inapropiado en el nervio vago. 

Las causas exactas que dan lugar a la aparición del síncope vasovagal, también llamado reflejo vagal, síncope o desmayo común, aún no se conocen bien, pero esta alteración es más frecuente en jóvenes.

En caso de sospecha de síncope vasovagal, es recomendado consultar a un médico cardiólogo. El tratamiento consiste en medidas para prevenir los desmayos, como reducir el estrés excesivo y mantenerse hidratado, y en los casos más graves, la colocación de un marcapaso cardíaco.

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Causas del síncope vasovagal

El síncope vasovagal es causado por un reflejo del organismo que estimula el nervio vago y provoca una disminución de la presión arterial y de los latidos del corazón, lo que reduce brevemente el flujo sanguíneo hacia el cerebro.

La causa exacta que lleva al desarrollo de esta reacción por parte del organismo aún se desconoce, sin embargo, algunas de las principales situaciones que desencadenan este cambio son:

  • Ansiedad;
  • Estrés emocional extremo;
  • Miedo;
  • Dolor;
  • Alteraciones en la temperatura del ambiente;
  • Mantenerse de pie por mucho tiempo;
  • Ejercicios físicos.

Además, el síncope vasovagal es una causa común de desmayo, especialmente en personas menores de 40 años.

Sin embargo, el desmayo puede ser provocado por otras enfermedades, como las arritmias o la epilepsia, por ejemplo. Conozca las principales causas del desmayo y cómo evitarlo.

Principales síntomas

Los principales síntomas del síncope vasovagal son:

  • Pérdida repentina y transitoria de consciencia;
  • Sudoración excesiva;
  • Náuseas y/o vómitos;
  • Sensación de calor;
  • Debilidad y/o sensación de cabeza vacía;
  • Alteraciones visuales;
  • Mareos;
  • Palidez;
  • Latidos cardíacos lentos.

La pérdida de conciencia tiende a ocurrir después de la aparición de otros síntomas como náuseas, mareos o cambios en la visión, y cuando sucede, la persona normalmente se despierta espontáneamente después de unos 30 segundos.

Aunque es menos común, a veces el síncope vasovagal también puede causar pequeñas contracciones musculares repentinas y/o hacer que la persona orine mientras está inconsciente, por ejemplo, lo que puede ser confundido con una crisis epiléptica. Conozca los principales síntomas de epilepsia.

¿El síncope vasovagal es grave?

El síncope vasovagal normalmente no es una condición grave. Sin embargo, puede provocar caídas, lesiones y, en ocasiones, poner en peligro la vida, dependiendo de lo que la persona esté haciendo en el momento del desmayo.

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico del síncope vasovagal lo realiza el cardiólogo o médico general, a través de una cuidadosa evaluación clínica, con identificación de los síntomas y antecedentes de salud de la persona, pudiendo ser indicado la realización de exámenes, como electrocardiograma, holter y análisis de laboratorio, que permiten evaluar el corazón y confirmar el diagnóstico. Conozca otros exámenes para evaluar la salud del corazón.

La prueba de inclinación es un examen que puede estar indicado para ayudar a confirmar el diagnóstico, cuando existen dudas sobre la causa del síncope, el cual sirve para evaluar la presión arterial, latidos cardíacos y el surgimiento de síntomas durante los cambios de posición.

Cómo se realiza el tratamiento

La principal forma de tratamiento del síndrome vasovagal es la adopción de medidas para evitar las situaciones que provocan crisis, como evitar estar mucho tiempo de pie, levantarse rápidamente, permanecer en un ambiente muy caluroso o el estrés excesivo.

Además de eso, es recomendado ingerir bastante líquido para mantenerse bien hidratado. Si aparecen síntomas que indiquen la crisis, se pueden adoptar posiciones que alivien el padecimiento, como acostarse con las piernas elevadas, para evitar caídas o heridas.