4 remedios caseros para la tos en el embarazo

Actualizado en febrero 2024
Evidencia científica

Los remedios caseros para combatir la tos con flema en el embarazo deben contener solo sustancias consideradas seguras para la gestación, como miel, jengibre, limón o remolacha, por ejemplo, ya que calman la garganta y ayudan a tornar la flema más líquida, facilitando su eliminación y aliviando la tos.

No obstante, pese a que son elaborados con ingredientes naturales, los remedios caseros que contienen miel en su composición no deben ser empleados si la gestante es alérgica a la miel, al polen o al propóleo, o si sufre de diabetes gestacional, pues esto puede dificultar el control de la glucemia.

Además de estos remedios caseros, la gestante debe beber bastantes líquidos y evitar lugares fríos con contaminación o con polvo en el aire, porque estos factores tienden a empeorar la tos. Conozca más sobre cómo tratar la tos en el embarazo.

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Principales remedios caseros

Los remedios caseros que pueden ser usados para tratar la tos en el embarazo son:

1. Té de limón con jengibre

El té de limón y jengibre es una buena opción casera para aliviar la tos en el embarazo, debido a que los compuestos fenólicos del jengibre como el gingerol, shogaol y zingerona tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que facilitan la eliminación de las flemas y ayudan a combatir la tos.

Además, la vitamina C del limón ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y mejorar las defensas del organismo, ayudando a tratar infecciones.

Ingredientes

  • 1 gramo de jengibre fresco en rebanadas;
  • 1 limón con cáscara en cubos;
  • 180 ml de agua.

Modo de preparación

El té de jengibre puede prepararse colocando de 2 a 3 cm del rizoma del jengibre fresco en una olla con 180 ml de agua, dejándolo hervir durante 5 a 10 minutos. A continuación, colar, tapar y dejar enfriar, debiendo posteriormente beber 1 cucharada sopera 2 veces al día. Conozca qué tés no se deben tomar durante el embarazo.

Aunque existe alguna controversia acerca del uso del jengibre, no hay estudios que comprueben un efecto negativo durante el embarazo, existiendo incluso estudios que apuntan a su seguridad. A pesar de esto, lo ideal es evitar exceder la dosis de 1 gramo de la raíz de jengibre al día, por un período maximo de 4 días seguidos.

Este té no debe ser consumido cerca de la fecha de parto o por mujeres con antecedentes de aborto, problemas de coagulación o con riesgo aumentado de hemorragias.

2. Jarabe de remolacha con miel

El jarabe de remolacha o betabel con miel puede ser usado para ayudar en el tratamiento de la tos, gripes o resfriados, debido a sus propiedades antiinflamatorias de las vías respiratorias y por ayudar a mejorar el sistema inmunológico.

Además, la miel también ayuda a lubricar la garganta y a reducir la irritación de los tejidos, aliviando la tos. Este jarabe debe ser evitado por personas alérgicas a la miel, propóleo o polen.

Ingredientes

  • 1 remolacha o betabel crudo;
  • 2 cucharadas soperas de miel.

Modo de preparación

Lavar y cortar la remolacha en rebanadas finas y colocar en un recipiente de vidrio limpio y seco. Agregar la miel y mezclar. Dejar reposar durante 24 horas y posteriormente recoger la parte líquida que se formó, la cual es el jarabe. Se recomienda tomar 1 cucharada sopera del jarabe, 3 veces al día hasta que desaparezcan los síntomas.

El jarabe de remolacha no debe ser usado por embarazadas con diabetes gestacional, ya que, por contener miel para su preparación, puede aumentar la cantidad de azúcar en la sangre y dificultar el control de la glucemia.

3. Jarabe de cebolla

El jarabe de cebolla ayuda a aliviar la tos debido a las resinas que la cebolla libera con propiedades expectorantes y antimicrobianas. La miel, hidrata la garganta y ayuda a dejar la flema más líquida, facilitando su eliminación.

Ingredientes

  • 1 cebolla grande;
  • Miel.

Modo de preparación

Picar finamente una cebolla grande, cubrir con miel y calentar en un sartén tapado a fuego lento, durante 40 minutos. Después, se debe guardar en una botella de vidrio en el refrigerador. Se puede tomar de medio a una cucharada cafetera cada 15 o 30 minutos, hasta que la tos se calme.

Debido a contiene miel, el jarabe de cebolla no debe ser usado por embarazadas con diabetes gestacional, ya que puede aumentar la cantidad de azúcar en la sangre y dificultar el control de la glucemia.

4. Jarabe de piña y miel

El jarabe de piña es rico en bromelina, que es una enzima que se encuentra principalmente en el corazón de esta fruta, y posee acción antiinflamatoria, mucolítica y antitusígena, pues degrada la flema, facilitando su eliminación y aliviando la tos. Vea otros beneficios de la piña.

Ingredientes:

  • 2 rodajas de piña, con el corazón y sin la cáscara;
  • Media taza de miel.

Modo de preparación:

Colocar las rodajas de piña picadas y la miel en una olla y llevar al fuego bajo durante 40 minutos, mezclando constantemente para que no se pegue en la olla. Luego, apagar el fuego y adicionar el jarabe en un recipiente de vidrio limpio y seco hasta que se enfríe. Se pueden tomar 2 cucharadas al día de este jarabe.

El jarabe de piña con miel debe ser guardado en el refrigerador, durante un máximo de 1 semana. Después de este período, se debe desechar cualquier cantidad que no fue utilizada.

Cuidados al usar los remedios caseros

La gestante debe tener ciertos cuidados al emplear los remedios caseros para la tos en el embarazo, pues la mayoría contiene miel en su composición.

De esta manera, las gestantes alérgicas a la miel, al propóleo o al polen no deben utilizar los remedios caseros que contienen miel.

Asimismo, tampoco deben ser empleados por mujeres embarazadas que sufren de diabetes gestacional, puesto que puede aumentar la cantidad de azúcar en la sangre y dificultar el control de la glucemia.

Cuándo debe acudir al médico

Si la tos no cesa o no se alivia al cabo de 3 días o si hay otros síntomas asociados como fiebre, sudor y escalofríos, la mujer embarazada debe informar al obstetra, ya que pueden indicar que existe una infección u otra complicación, pudiendo ser necesario la ingesta de antibióticos recetados por el médico.