Los remedios caseros para combatir la tos con flema en el embarazo deben contener solo sustancias consideradas seguras para la gestación, como miel, jengibre, limón o remolacha, por ejemplo, ya que calman la garganta y ayudan a tornar la flema más líquida, facilitando su eliminación y aliviando la tos.
Los medicamentos para la tos deben evitarse al máximo durante el embarazo, sin embargo, en caso de que sea necesario, deben ser siembre indicados por el obstetra, ya que gran parte de los medicamentos no son seguros por falta de comprobación científica o porque atraviesan la placenta, pudiendo afectar al bebé.
Además de estos remedios caseros, la gestante debe beber bastantes líquidos y evitar lugares fríos con contaminación o con polvo en el aire, porque estos factores tienden a empeorar la tos. Conozca más sobre cómo tratar la tos en el embarazo.

1. Té de limón con jengibre
El té de limón y jengibre es una buena opción casera para aliviar la tos en el embarazo, debido a que los compuestos fenólicos del jengibre como el gingerol, shogaol y zingerona tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que facilitan la eliminación de las flemas y ayudan a combatir la tos.
Además, la vitamina C del limón ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y mejorar las defensas del organismo, ayudando a tratar infecciones.
Ingredientes
- 1 g de jengibre;
- 1 limón con cáscara;
- 1/2 vaso de agua.
Modo de preparación
Cortar el limón en cubos, y el jengibre en rebanadas. A continuación, coloque todos los ingredientes en un recipiente para hervir. Después, cúbralo y déjelo hasta que se enfríe, posteriormente colar y tomar 1 cucharada sopera 2 veces al día.
Aunque existe alguna controversia acerca del uso del jengibre, no hay estudios que comprueben un efecto negativo durante el embarazo, existiendo incluso estudios que apuntan a su seguridad. A pesar de esto, lo ideal es evitar exceder la dosis de 1 gramo de la raíz de jengibre al día, por un período maximo de 4 días seguidos.
Este té no debe ser consumido cerca de la fecha de parto o por mujeres con antecedentes de aborto, problemas de coagulación o con riesgo aumentado de hemorragias.
2. Jarabe de remolacha con miel
El jarabe de remolacha o betabel con miel puede ser usado para ayudar en el tratamiento de la tos, gripes o resfriados, debido a sus propiedades antiinflamatorias de las vías respiratorias y por ayudar a mejorar el sistema inmunológico.
Además, la miel también ayuda a lubricar la garganta y a reducir la irritación de los tejidos, aliviando la tos.
Este jarabe debe ser evitado por personas alérgicas a la miel, propóleo o polen.
Ingredientes
- 1 remolacha cruda;
- 2 cucharadas soperas de miel
Modo de preparación
Lavar y cortar la remolacha en rebanadas finas y colocar en un recipiente de vidrio limpio y seco. Agregar la miel y mezclar. Dejar reposar durante 24 horas y posteriormente recoger la parte líquida que se formó, la cual es el jarabe. Se recomienda tomar 1 cucharada sopera del jarabe, 3 veces al día hasta que desaparezcan los síntomas.
El jarabe de remolacha no debe ser usado por embarazadas con diabetes gestacional, ya que, por contener miel para su preparación, puede aumentar la cantidad de azúcar en la sangre y dificultar el control de la glucemia.
3. Jarabe de cebolla
El jarabe de cebolla ayuda a aliviar la tos debido a las resinas que la cebolla libera con propiedades expectorantes y antimicrobianas. La miel, hidrata la garganta y ayuda a dejar la flema más líquida, facilitando su eliminación.
Ingredientes
- 1 cebolla grande;
- Miel.
Modo de preparación
Picar finamente una cebolla grande, cubrir con miel y calentar en un sartén tapado a fuego lento, durante 40 minutos. Después, se debe guardar en una botella de vidrio en el refrigerador. Se puede tomar de medio a una cucharada cafetera cada 15 o 30 minutos, hasta que la tos se calme.
Debido a contiene miel, el jarabe de cebolla no debe ser usado por embarazadas con diabetes gestacional, ya que puede aumentar la cantidad de azúcar en la sangre y dificultar el control de la glucemia.
Cuándo debe acudir al médico
Si la tos no cesa o no se alivia al cabo de 3 días o si hay otros síntomas asociados como fiebre, sudor y escalofríos, la mujer embarazada debe informar al obstetra, ya que pueden indicar que existe una infección u otra complicación, pudiendo ser necesario la ingesta de antibióticos recetados por el médico.