Espondilosis: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Actualizado en abril 2024

La espondilosis es el desgaste de las vértebras de la columna y de los discos intervertebrales, lo que genera la compresión de los nervios, causando síntomas como dolor en la región afectada de la columna, hormigueo o debilidad en el brazo o en la pierna.

La espondilosis puede surgir en cualquier región de la columna, siendo más común en la zona cervical o lumbar, debido al envejecimiento natural del cuerpo, el exceso de peso o la mala postura, por ejemplo; sin embargo, también puede surgir en la región dorsal.

El tratamiento de la espondilosis es llevado a cabo por el traumatólogo u ortopedista, el cual puede indicar el uso de medicamentos analgésicos y antiinflamatorios para aliviar los síntomas, fisioterapia o incluso cirugía.

Médico viendo la radiografía de su paciente con espondilosis

Síntomas de espondilosis

Los principales síntomas de espondilosis incluyen:

  • Dolor en la espalda o en el cuello;
  • Dificultad para mover los brazos o piernas;
  • Dolor que puede irradiarse hacia los brazos o piernas;
  • Sensación de rigidez en el cuello;
  • Dolor en la zona de la nuca;
  • Hormigueo o adormecimiento de los brazos o piernas;
  • Dificultad para caminar o permanecer de pie durante largos períodos.

Los síntomas de la espondilosis varían según la región afectada de la columna, siendo más común que surjan en el cuello o en la zona lumbar, pero también pueden afectar la región torácica, y puede que la persona no presente síntomas en la fase inicial de la enfermedad.

Sin embargo, a medida que la enfermedad evoluciona, los síntomas surgen gradualmente, pudiendo incluso, en los casos más avanzados, ocurrir la pérdida de movimiento de los brazos o las piernas, urgencia para orinar o incapacidad para retener la orina. Vea otras enfermedades de la columna con síntomas semejantes.

Es importante consultar al ortopedista o traumatólogo siempre que surjan síntomas de espondilosis, para que sea diagnosticada y sea indicado el tratamiento más adecuado.

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de al espondilosis es llevado a cabo por el ortopedista o traumatólogo a través de la evaluación de los síntomas, antecedentes de salud, hábitos de vida y examen físico, evaluando los movimientos, la fuerza muscular y si existe alguna dificultad para caminar o levantar los brazos o las piernas, por ejemplo.

Asimismo, para confirmar el diagnóstico, el médico debe solicitar exámenes de imagen como radiografía, tomografía computarizada o resonancia magnética, para evaluar las vértebras de la columna y si existe compresión de los nervios.

Otro examen que el médico puede solicitar es la electromiografía para ayudar a descartar otras condiciones que pueden estar causando compresión de los nervios, como neuropatía periférica, miopatías o enfermedades de la neurona motora, por ejemplo. Conozca cómo es realizada la electromiografía.

Posibles causas

La espondilosis es causada por un desgaste en las vértebras de la columna y de los discos intervertebrales, pudiendo ocasionar la compresión de los nervios, lo que da como resultado los síntomas.

Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollo de la espondilosis incluyen:

  • Edad, siendo más común en personas mayores de 40 años;
  • Malformaciones congénitas de la columna;
  • Golpes o traumas en la columna;
  • Hernia de disco;
  • Deshidratación de los discos intervertebrales;
  • Espolones en las vértebras de la columna;
  • Práctica de deportes que causan estrés o sobrecarga de la columna, como gimnasia olímpica, fútbol o levantamiento de pesas.

Asimismo, la rigidez de los ligamentos entre los discos intervertebrales también puede causar la espondilosis, provocando dificultad para mover el cuello e incluso el surgimiento de dolor u hormigueo.

Tipos de espondilosis

Los tipos de espondilosis varían de acuerdo con la región afectada de la columna, e incluyen:

1. Espondilosis lumbar

La espondilosis lumbar ocurre en la región de la espalda baja, generalmente afectando a las vértebras L4 y L5 de la columna, pero también puede afectar la vértebra S1.

Este tipo de espondilosis puede causar compresión e inflamación del nervio ciático y dar como resultado dolor en la espalda baja que se irradia hacia el glúteo o una de las piernas o sensación de choques, hormigueo o ardor en el glúteo o pierna, por ejemplo. Conozca otros síntomas de dolor en el nervio ciático.

2. Espondilosis cervical

La espondilosis cervical es uno de los tipos más comunes de espondilosis, y ocurre en la región del cuello, afectando con más frecuencia las vértebras C4 a C6, y puede ocurrir en personas de cualquier edad, incluso en jóvenes, debido al uso del celular o computador, por ejemplo.

Este tipo de espondilosis puede causar inflamación y compresión de los nervios de la columna cervical, conocida como radiculopatía cervical, o incluso compresión de la médula espinal, conocida mielopatía cervical, dando como resultado la dificultad o la pérdida de los movimientos de los brazos o manos. 

3. Espondilosis dorsal

La espondilosis dorsal, también conocida como espondilosis torácica, afecta la región media de la espalda, y es el tipo menos común de espondilosis.

Este tipo de espondilosis generalmente no ocasiona síntomas; sin embargo, puede surgir rigidez en la espalda, debilidad en los brazos o espasmos musculares.

Cómo es realizado el tratamiento

El tratamiento de la espondilosis debe ser realizado bajo orientación del traumatólogo u ortopedista, y generalmente es iniciado mediante el uso de medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación en la columna.

Los principales medicamentos que pueden ser indicados por el médico incluyen:

  • Analgésicos, como el paracetamol;
  • Antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno;
  • Relajantes musculares, como la ciclobenzaprina;
  • Anticonvulsivantes, como la gabapentina;
  • Corticosteroides orales, como la prednisona o la prednisolona;
  • Opioides, como el tramadol;
  • Corticosteroides inyectados, como la hidrocortisona.

No obstante, también se aconsejan sesiones de fisioterapia para ayudar en el estiramiento y el fortalecimiento de los músculos de la región, mejorando bastante los síntomas. 

En casos menos comunes, donde no existe mejoría de los síntomas con medicamentos ni fisioterapia, también puede aconsejarse la cirugía para corregir posibles alteraciones en las vértebras de la columna o descomprimir los nervios afectados. 

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