La anemia falciforme es una enfermedad caracterizada por la alteración de la forma de los glóbulos rojos, que adquieren una forma semejante a una hoz o media luna. Debido a esta alteración, los glóbulos rojos se vuelven menos capaces de transportar el oxígeno, y, además, aumenta el riesgo de obstrucción de los vasos sanguíneos debido a la forma alterada, lo que puede causar dolor generalizado, debilidad y apatía.
Los síntomas de este tipo de anemia pueden controlarse mediante el uso de medicamentos que deben ser tomados durante toda la vida para disminuir el riesgo de complicaciones; no obstante, la cura solo ocurre por medio del trasplante de células madre hematopoyéticas.

Principales síntomas
Además de los síntomas comunes de cualquier otro tipo de anemia, como cansancio, palidez y sueño, la anemia falciforme también puede generar otros síntomas característicos, como:
- Dolores en los huesos y articulaciones, porque el oxígeno llega en menor cantidad, principalmente en las extremidades, como manos y pies;
- Crisis de dolor en el abdomen, tórax y región lumbar, debido a la muerte de las células de la médula ósea, que puede estar asociada con fiebre, vómitos y orina oscura o con sangre;
- Infecciones frecuentes, pues los glóbulos rojos pueden dañar el bazo, que ayuda a combatir infecciones;
- Retraso en el crecimiento y de la pubertad, pues los glóbulos rojos de la anemia falciforme suministran menor cantidad de oxígeno y nutrientes para que el cuerpo crezca y se desarrolle;
- Ojos y piel amarillentos, debido al hecho de que los glóbulos rojos "mueren" más rápido, por lo que el pigmento bilirrubina se acumula en el organismo, causando el color amarillento en la piel.
Por lo general, estos síntomas surgen luego de los 4 meses de edad, pero el diagnóstico suele ser realizado en los primeros días de vida, siempre que el recién nacido sea sometido al tamiz neonatal, procedimiento también conocido como prueba del talón o test del piecito. Conozca más acerca del tamiz neonatal y qué enfermedades detecta.
Cómo se confirma el diagnóstico
El diagnóstico de la anemia falciforme normalmente es realizado mediante el tamiz neonatal, también denominado prueba del talón o test del piecito, realizado en los primeros días de vida del bebé. Por medio de esta prueba, es capaz de realizarse un test llamado electroforesis de hemoglobina, el cual determina la presencia de la hemoglobina S y su concentración. Esto se debe a que si se confirma que la persona posee solo un gen S, es decir, hemoglobina del tipo AS, significa que es portadora del gen de la anemia falciforme, lo que se clasifica como rasgo de células falciformes. En estos casos, es posible que la persona no presente síntomas, pero se debe realizar un seguimiento mediante análisis rutinarios de laboratorio.
Cuando el individuo es diagnosticado con la HbSS significa que posee anemia falciforme, por lo que debe ser tratado de acuerdo a las indicaciones médicas.
Además de la electroforesis de hemoglobina, el diagnóstico de este tipo de anemia puede ser realizado mediante la medición de bilirrubina asociada al hemograma en personas que no fueron sometidas al tamiz neonatal al nacer, pudiendo ser observada la presencia de glóbulos rojos en forma de hoz, de reticulocitos, de punteado basófilo y de un valor de hemoglobina por debajo de lo normal, generalmente entre 6 y 9,5 g/dL.
Posibles causas de la anemia falciforme
Las causas de la anemia falciforme son genéticas, es decir, esta se pasa de padre a hijo y el niño nace con ella.
Esto quiere decir que, siempre que una persona es diagnosticada con la enfermedad, posee el gen SS (hemoglobina SS) que heredó de la madre y del padre. Aunque los padres puedan parecer saludables, si el padre y la madre poseen el gen AS (hemoglobina AS), que es indicativo de portador de la enfermedad, también llamado rasgo de células falciformes, existen posibilidades de que el hijo tenga la enfermedad (25% de probabilidad) o sea portador de la misma (50% de probabilidad).

Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para la anemia falciforme es llevado a cabo mediante el uso de medicamentos y, en ciertos casos, la realización transfusión sanguínea.
Los medicamentos empleados son principalmente la penicilina en los niños de 2 meses a 5 años de edad, con la finalidad de evitar el surgimiento de complicaciones como neumonía, por ejemplo. Asimismo, también pueden utilizarse fármacos analgésicos y antiinflamatorios para aliviar el dolor durante una crisis e incluso mascarillas de oxígeno para aumentar la cantidad de oxígeno en la sangre y, de esta forma, facilitar la respiración.
El tratamiento de la anemia falciforme debe ser realizado por toda la vida, pues estos pacientes pueden presentar infecciones frecuentes. La fiebre podría indicar infección, por lo que si la persona que padece anemia falciforme presenta fiebre, debe acudir de inmediato al médico debido a que puede desarrollar septicemia en tan solo 24 horas, lo que podría ser fatal. Los medicamentos para bajar la fiebre no deben ser utilizados sin el conocimiento del médico.
Asimismo, el trasplante de médula ósea también es una forma de tratamiento que podría curar la enfermedad, el cual se indica en los casos graves y seleccionados por el médico; no obstante, este presenta ciertos riesgos, como el uso de medicamentos que provocan reducción de la inmunidad.
Posibles complicaciones
Las siguientes complicaciones pueden afectar a los pacientes con anemia falciforme:
- Inflamación de las articulaciones de las manos y los pies, ocasionando hinchazón, dolor y deformación;
- Aumento del riesgo de infecciones debido a la afección del bazo, el cual no filtra sangre correctamente, permitiendo así la presencia de virus y bacterias en el organismo;
- Afección de los riñones, con aumento de la frecuencia urinaria. También es común que la orina sea más oscura y que el niño se orine en la cama hasta la adolescencia;
- Heridas en las piernas que son difíciles de curar y necesitan curativos 2 veces al día;
- Afección del hígado, que se manifiesta mediante síntomas como color amarillento de los ojos y la piel, pero que no se trata de hepatitis;
- Piedras en la vesícula;
- Disminución de la visión y surgimiento de cicatrices, manchas y estrías en los ojos, las cuales en ciertos casos pueden ocasionar ceguera;
- ACV, debido a la dificultad de irrigación de sangre en el cerebro;
- Insuficiencia cardíaca, con cardiomegalia, infartos y soplo en el corazón;
- Priapismo, que es una erección dolorosa, anormal y persistente que no está acompañada de deseo sexual o excitación, común en hombres jóvenes.
Las transfusiones sanguíneas también pueden formar parte del tratamiento, con la finalidad de aumentar el número de glóbulos rojos en la circulación, y solo el trasplante de células madre hematopoyéticas ofrece la única cura potencial para la anemia falciforme; sin embargo, este está poco indicado debido a los riesgos asociados con el procedimiento.