Alfalfa: qué es, para qué sirve y cómo usar

Actualizado en septiembre 2023
Evidencia científica

La alfalfa es una legumbre que sirve para mejorar el funcionamiento del hígado, disminuir la retención de líquidos, regular el azúcar en sangre, reducir el colesterol, controlar la presión alta, evitar infecciones urinarias y aliviar los síntomas de la menopausia.

Estos beneficios se deben a que esta planta es rica en sustancias bioactivas, como los polifenoles, isoflavonas y saponinas, además de contener vitaminas y minerales, aportando propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, cardioprotectoras y diuréticas, entre otras, favoreciendo la salud.

La alfalfa (Medicago sativa), conocida también como mielga o lucerna, puede ser encontrada en tiendas de productos naturales, farmacias y en algunas ferias, y las partes que pueden ser utilizadas en la alimentación son los brotes de alfalfa, en preparaciones como ensaladas o sopas, por ejemplo. Además de eso, sus hojas secas o raíces son usadas para la elaboración de tés o tinturas. 

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Para qué sirve

Los principales beneficios de la alfalfa para la salud son:

1. Proteger el corazón

La alfalfa contiene saponinas que ayudan a reducir el colesterol llamado ¨malo¨o LDL en la sangre, pues inhibe las enzimas que actúan en el metabolismo del colesterol, como el colesterol esterasa, por ejemplo, evitando la acumulación de esta sustancia en el organismo, manteniendo el corazón saludable.

Además, esta planta ayuda a aumentar el colesterol llamado ¨bueno¨o HDL, en sangre, que actúa como protector cardiovascular, previniendo el desarrollo de enfermedades, como infarto de miocardio o aterosclerosis.

2. Ayudar a controlar la diabetes 

La alfalfa contienen compuestos que estimulan la secreción de insulina, que es una hormona producida por el páncreas necesaria para regular los niveles de glucosa en sangre, además de contener altas cantidades de manganeso, el cual contiene propiedades hipoglucémicas, siendo un alimento muy útil para las personas con diabetes.

3. Prevenir la inflamación

Las partes aéreas de la alfalfa contienen sustancias con actividad antiinflamatoria que actúan sobre el sistema inmunitario inhibiendo su reacción frente a determinadas situaciones, pudiendo ser útil como alimento terapéutico para  prevenir y complementar el tratamiento de diversos trastornos inflamatorios, como la enfermedad inflamatoria intestinal, artritis o diversas alergias, por ejemplo.

4. Aliviar síntomas del SPM

La alfalfa es rica en fitoestrógenos, las cuales son sustancias con actividad similar a la hormona estrógeno, siendo efectiva para aliviar los síntomas del síndrome premenstrual (TPM) o la menopausia, como dolores abdominales, dolor de cabeza, nerviosismo o sofocos, por ejemplo.

5. Reducir y controlar el peso 

La alfalfa contiene buenas cantidades de agua y fibras que ayudan a aumentar la saciedad entre comidas, reduciendo así el apetito, y por lo tanto, la ingesta de alimentos en el día, favoreciendo la pérdida de peso corporal.

Además de eso, esta planta es muy baja en calorías, aportando tan solo 23 kcal cada 100 gr, siendo un alimento muy útil para incorporar en las dietas para el control de peso. Conozca cómo debe realizarse una dieta para bajar de peso rápido y saludable

6. Prevenir el daño hepático 

Este tipo de legumbre contiene sustancias antiinflamatorias y antioxidantes, como los fenoles y flavonoides, que ayudan a regular el nivel de enzimas hepáticas, previniendo el daño en el hígado causado por sustancias tóxicas, como la nicotina o algunos fármacos, por ejemplo, además de ayudar a desintoxicar el organismo en general.

7. Controlar la presión alta

La alfalfa es rica en compuestos antioxidantes y minerales, como el magnesio y el potasio, aportando propiedades diuréticas y antiinflamatorias, que ayudan a relajar los vasos sanguíneos y a eliminar el exceso del sodio del organismo, siendo un alimento muy bueno para ayudar a controlar la presión arterial en personas hipertensión, además de prevenir esta condición.

8. Prevenir la osteoporosis

La alfalfa también es rica en vitamina K, una vitamina necesaria para la fijación del calcio en los huesos, siendo importante para el crecimiento y formación ósea en los niños y mantenimiento en la edad adulta, previniendo el desarrollo de la osteoporosis. 

9. Disminuir la retención de líquidos

Esta legumbre tiene propiedades diuréticas y circulatorias que ayudan a disminuir la retención de líquidos o edemas en el cuerpo, además de ser útil para ayudar en el tratamiento de enfermedades asociadas a esta condición, como problemas renales, cardíacos o hepáticos.

10. Mejorar la coagulación sanguínea

Al contener buenas cantidades de vitamina K, la alfalfa puede ayudar la formación de los coágulos de la sangre, siendo importante para prevenir sangrados y hemorragias en el caso de heridas o procedimientos quirúrgicos, por ejemplo.

Sin embargo, en caso de tomar anticoagulantes, se debe limitar su consumo, ya que la vitamina K puede disminuir su eficacia. Conozca más para qué sirve la vitamina K y en otros alimentos que se encuentra.

11. Evitar infecciones urinarias

Al ser un diurético natural, la alfalfa favorece el flujo de la orina, evitando la acumulación de bacterias nocivas en las vías urinarias, siendo útil para prevenir y ayudar en el tratamiento de infecciones urinarias.

¿Es la alfalfa buena para la lactancia materna?

La alfalfa, debido a que contiene isoflavonas estrogénicas en su composición, como la genisteína y la daidzeína, con un efecto similar al estrógeno producido naturalmente por el cuerpo, se supone que puede aumentar la producción de leche materna y puede ser consumida cocida y en pequeñas cantidades, por ejemplo, en ensaladas.

Sin embargo, no se recomienda su uso en forma de suplementos o infusiones durante la lactancia materna, debido a la mayor cantidad de isoflavonas estrogénicas, que podrían pasar al bebé a través de la leche en pequeñas cantidades, y aún no existen estudios científicos sobre los efectos que podrían tener en el bebé. Además, tampoco hay estudios sobre la excreción de otros componentes de la alfalfa a través de la leche materna.

Por lo tanto, el uso de la alfalfa durante la lactancia materna debe hacerse bajo la orientación de un médico, nutricionista o fitoterapeuta. Conozca otros consejos sobre la lactancia materna.

Propiedades de la alfalfa

La alfalfa es rica en vitaminas, minerales y sustancias bioactivas, como los polifenoles, saponinas e isoflavonas, aportando propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, hipoglucemiantes, diuréticas, saciantes, hipocolesterolémicas, cardioprotectoras, hipotensoras, galactogogas, coagulantes y hepatoprotectoras.

Información nutricional de la alfalfa 

En la tabla a continuación, se indica la información nutricional de las semillas de alfalfa germinadas crudas cada 100 g y cada porción de 33 g, que corresponde a la medida de 1 taza:

Componentes

Cantidad por 100 g de brotes de alfalfa crudos

Cantidad en porción de 33 g de brotes de alfalfa (1 taza)

Energía

23 calorías

7,59 calorías

Agua 92,8 g 30,6 g

Proteínas

3,9 g

1,3 g

Grasas

0,6 g

0,2 g

Carbohidratos

2,1 g

0,69 g

Fibras

1,9 g

0,67 g

Riboflavina

0,12 mg

0,04 mg

Niacina 

0,48 mg

0,15 mg

Vitamina K 30,5 ug 10,1 ug
Vitamina A

155 UI

51,2 UI

Potasio

79 mg

26,1 mg

Magnesio

27 mg

8,91 mg

Fósforo

70 mg

23,1 mg

Hierro

0,9 mg

0,3 mg

Calcio

32 mg

10,6 mg

Manganeso

0,18 mg

0,06 mg

Para aprovechar los beneficios de la alfalfa, debe ser consumida junto a una dieta saludable y equilibrada acompañada de actividad física de manera regular.

Cómo usar la alfalfa

La alfalfa es un brote muy nutritivo, con baja cantidad de calorías y un sabor delicado, que debe ser consumido crudo para aprovechar todos sus nutrientes y beneficios. De esta forma, las hojas y raíces de la alfalfa pueden ser consumidas en ensaladas, sopas, como relleno de sándwiches naturales, y en forma de jugos o infusiones, por ejemplo.

1. Té de alfalfa

Una de las formas de consumir la alfalfa es a través de una infusión, que se prepara utilizando las hojas secas y raíces de esta planta medicinal.

Ingredientes:

  • 20 g de hojas secas y raíz de alfalfa;
  • 500 mL de agua.

Modo de preparación:

Hervir el agua, apagar el fuego y añadir la alfalfa. Dejar reposar durante unos 5 minutos y luego colar. Esperar a que se enfríe un poco y beber hasta 3 veces al día.

2. Brotes de alfalfa

Los brotes de alfalfa se pueden utilizar en la alimentación para preparar ensaladas, sopas o sándwiches, por ejemplo.

Para preparar una ensalada, se puede añadir un puñado de brotes de alfalfa junto con otras hojas verdes, como lechuga o rúcula, y también se pueden añadir tomates cherry o zanahorias, por ejemplo. Se puede condimentar con un chorrito de aceite de oliva extra virgen.

La cantidad de alfalfa en la alimentación debe ser orientada por un nutricionista, de acuerdo a las necesidades nutricionales de cada persona, y debe formar parte de una dieta equilibrada y nutritiva.

Durante la lactancia, se recomienda consumir los brotes de alfalfa cocidos debido al mayor riesgo de infecciones por Salmonella, Escherichia coli y Listeria cuando se consumen crudos.

3. Cápsulas de alfalfa

La alfalfa también puede encontrarse en forma de cápsulas en farmacias de manipulación o tiendas de productos naturales, preparadas con el extracto seco de esta planta medicinal, conteniendo de 400 mg a 650 mg de alfalfa por cápsula.

Las dosis pueden variar según la cantidad de alfalfa en la composición de las cápsulas, por lo que su uso debe realizarse solo bajo la orientación de un médico o profesional con experiencia en plantas medicinales, con dosis individualizadas.

Posibles efectos secundarios

La alfalfa se considera segura cuando se consume en las cantidades recomendadas; sin embargo, cuando se utiliza en cantidades mayores a las recomendadas, puede causar efectos secundarios como exceso de gases, dolor abdominal o diarrea.

Además, debido al mayor riesgo de contaminación de los brotes de alfalfa con salmonela, E. coli y listeria, la alfalfa puede causar infecciones intestinales con síntomas como cólicos intestinales, diarrea intensa, náuseas, vómitos y fiebre. En este caso, se debe consultar al médico de atención primaria o acudir al hospital, ya que puede provocar deshidratación y requerir suero intravenoso, y en algunos casos, necesidad de antibióticos para tratar la infección.

La alfalfa, al contener L-canavanina en su composición, también puede causar efectos secundarios similares al lupus o desencadenar síntomas agudos de lupus, especialmente cuando se consume durante un período prolongado y sin orientación médica. Conozca cómo identificar los principales síntomas del lupus.

Contraindicaciones

La alfalfa no debe ser utilizada por niños menores de 5 años, personas mayores de 65 años o aquellos que tengan enfermedades autoinmunes, como lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, gota o esclerosis múltiple, por ejemplo, o que estén tomando medicamentos fotosensibilizantes, como antibióticos, antiarrítmicos, antidepresivos, diuréticos o pomadas para la piel, ya que puede aumentar el riesgo de quemaduras solares.

Además, la alfalfa no debe ser utilizada por mujeres embarazadas o que estén utilizando anticonceptivos hormonales, terapia de reemplazo hormonal con estrógeno o que tengan condiciones de salud como endometriosis, cáncer de mama, cáncer uterino, cáncer de ovario o fibrosis uterina, debido al efecto estrogénico de la alfalfa.

La alfalfa tampoco debe ser utilizada por personas que tomen medicamentos anticoagulantes, como warfarina o ácido acetilsalicílico, por ejemplo, ya que puede interferir en la eficacia de estos medicamentos.

En casos de necesidad de someterse a alguna cirugía, el uso de la alfalfa debe interrumpirse dos semanas antes y después de la cirugía.