La trombofilia es una condición caracterizada por un aumento en la tendencia a formar trombos en la sangre, debido a alteraciones en los factores de coagulación. Esto puede generar síntomas como hinchazón, dolor, cambios en el color de la piel del miembro afectado y un aumento de la temperatura en la zona.
Este trastorno hematológico, también conocido como hipercoagulabilidad, se origina por alteraciones en las enzimas de la sangre, lo que provoca que la coagulación ocurra más rápidamente de lo normal.
El tratamiento de la trombofilia es indicado por un hematólogo o médico general, quienes pueden prescribir medicamentos anticoagulantes. En casos más graves, se utilizan medicamentos trombolíticos, generalmente administrados en hospitales en situaciones de emergencia.
Síntomas de la trombofilia
Los principales síntomas de la trombofilia son:
- Hinchazón en la región donde se encuentra el coágulo.
- Aumento de la temperatura en la zona afectada.
- Dolor en el miembro afectado.
- Sensación de dificultad para respirar.
- Dolor en el pecho, que puede empeorar al respirar profundamente, toser o comer.
- Venas más visibles en la piel debido a una mayor dilatación.
- Coloración azulada en la piel en el lugar donde se formó el coágulo.
Los síntomas de la trombofilia aparecen a medida que se forman los coágulos y el flujo de sangre por las arterias se ve afectado.
La trombofilia suele ser diagnosticada tras un historial de trombosis o abortos previos, por ejemplo. Por ello, es fundamental que la persona consulte a un hematólogo o médico general tan pronto como aparezcan síntomas de trombofilia, para investigar la causa e iniciar el tratamiento, evitando posibles complicaciones.
Trombofilia en el embarazo
La trombofilia durante el embarazo puede provocar la formación de trombos en la placenta o el cordón umbilical, lo que aumenta el riesgo de abortos recurrentes, parto prematuro y complicaciones en la gestación, como la eclampsia, entre otros problemas.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico de la trombofilia lo realiza un hematólogo, médico general o, en el caso de las mujeres embarazadas, un obstetra. Este proceso incluye la evaluación de los síntomas, un examen físico, el historial médico y los antecedentes familiares de trombofilia.
Además, el médico suele indicar la realización de pruebas de laboratorio, como hemograma, medición de dímero-D y coagulograma. Vea qué es y cómo se realiza el coagulograma.
También pueden solicitarse pruebas genéticas para identificar mutaciones en el factor V Leiden o en la protrombina G20210A, o para evaluar deficiencias de antitrombina III, proteína C o proteína S, que son fundamentales en el proceso de coagulación sanguínea.
Lea también: Dímero D: valores normales, por qué puede estar alto y para qué sirve tuasaude.com/es/dimero-dPosibles causas
Las principales causas de la trombofilia son:
- Factores genéticos, como mutaciones en el factor V Leiden o en el gen G20210A de la protrombina.
- Deficiencia de antitrombina III, proteína C y proteína S.
- Cáncer en etapas avanzadas.
- Alteraciones hepáticas o enfermedades cardíacas.
- Permanecer sentado durante largos períodos de tiempo.
- Obesidad.
- Embarazo.
- Uso de anticonceptivos orales o terapia de reemplazo hormonal.
La trombofilia puede ser hereditaria o adquirida, y está asociada a alteraciones o deficiencias en la función de las enzimas responsables de la coagulación sanguínea, lo que aumenta el riesgo de formación de coágulos en la sangre.
¿La trombofilia puede causar falla multiorgánica?
Aunque es poco común, la trombofilia puede provocar trombosis de la vena porta en el hígado, lo que impide la correcta circulación sanguínea y puede derivar en falla multiorgánica.
En estos casos, el tratamiento se realiza en un hospital. Dependiendo de los órganos afectados por la trombosis, el médico podría recomendar un trasplante multivisceral, como trasplante de hígado, riñones, intestino, páncreas o estómago, entre otros.
Lea también: Trasplante: tipos, cómo se realiza (y otras dudas) tuasaude.com/es/trasplanteCómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la trombofilia debe ser realizado bajo la orientación de un médico general, hematólogo o obstetra, con el objetivo de evitar la formación de coágulos y la trombosis.
Los principales tratamientos para la trombofilia son:
1. Uso de medicamentos
El uso de medicamentos puede ser indicado por el médico para evitar la formación de coágulos o para disolver los coágulos existentes.
Los principales medicamentos que pueden ser recomendados son:
- Anticoagulantes, como warfarina, heparina, rivaroxabana, dabigatrán o apixabán.
- Antiagregantes plaquetarios, como el ácido acetilsalicílico.
- Estatinas, como rosuvastatina, para reducir el colesterol y prevenir la recurrencia de trombosis venosa profunda.
- Trombolíticos, como estreptoquinasa, alteplasa o tenecteplasa, en casos graves, administrados en hospitales para tratar emergencias.
Es importante seguir el tratamiento según las indicaciones del médico para reducir el riesgo de complicaciones relacionadas con la trombofilia.
2. Cambios en los hábitos de vida
Los cambios en los hábitos de vida también son fundamentales para reducir la formación de coágulos en la sangre, tales como:
- Realizar actividades físicas de manera regular, según las indicaciones del médico.
- Evitar el consumo de cigarrillos o dejar de fumar.
- Mantener un peso saludable.
- Controlar la presión arterial alta, la diabetes y el colesterol.
- Evitar permanecer mucho tiempo sentado sin mover las piernas, acostado o inmóvil durante viajes, el embarazo, el puerperio o la hospitalización.
Además, se debe evitar el uso de anticonceptivos orales en mujeres con un mayor riesgo de trombofilia, como aquellas con presión alta, diabetes o antecedentes familiares de alteraciones en la sangre.
Posibles complicaciones
Las consecuencias de la trombofilia surgen cuando la enfermedad no se identifica ni se trata adecuadamente, lo que provoca una coagulación sanguínea acelerada y un aumento en la formación de coágulos.
Estos coágulos pueden bloquear el flujo sanguíneo o desplazarse a otras partes del cuerpo, lo que puede derivar en trombosis venosa profunda, accidente cerebrovascular (ACV) o embolia pulmonar.
Dado que las consecuencias de la trombofilia son graves y pueden poner en riesgo la vida, es fundamental consultar a un hematólogo o médico general para obtener un diagnóstico oportuno e iniciar el tratamiento, previniendo complicaciones.