Síntomas de tos ferina (en adultos y niños)

Los síntomas de la tos ferina incluyen tos seca, secreción nasal, malestar general y fiebre baja. Sin embargo, al cabo de 1 o 2 semanas desde la aparición de estos primeros síntomas, suelen agravarse, dando lugar a ataques intensos de tos, vómitos y sibilancias.

Estos síntomas suelen aparecer entre 5 y 10 días después de la exposición a la bacteria que causa la tos ferina, siendo fundamental consultar a un médico general o pediatra ante la presencia de estos signos y síntomas sugestivos de tos ferina.

De este modo, es posible iniciar el tratamiento lo antes posible para evitar que la infección se complique, ocasionando deshidratación, neumonía, convulsiones, alteraciones cerebrales y, en los casos más graves, la muerte.

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Niña en el pediatra siendo auscultada

Principales síntomas

Los síntomas de la tos ferina son:

1. Síntomas iniciales

Los síntomas iniciales de las tos ferina son:

  • Tos seca leve a moderada;
  • Secreción nasal;
  • Congestión nasal;
  • Malestar general;
  • Fiebre baja, alrededor de los 38ºC.

Estos síntomas demoran en surgir entre 5 a 10 días después del contacto con la bacteria. En ocasiones, los síntomas no se manifiestan hasta después de 3 semanas.

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2. Síntomas tardíos

Los síntomas tardíos de la tos ferina son:

  • Tos no controlada, violenta y rápida que dura algunos minutos y es de predominio nocturno. Además, suele terminar en una inspiración prolongada y profunda, generando un sonido agudo;
  • Vómitos durante o después del ataque de tos;
  • Cansancio al acabar de toser;
  • Dificultad para dormir por la noche;
  • Dificultad para respirar;
  • Fractura de costilla.

Estos ataques de tos más violentos pueden durar entre 1 y 6 semanas, pero pueden prolongarse hasta 10 semanas. 

3. Síntomas de tos ferina en niños

La tos ferina en bebés y niños puede presentarse con síntomas similares a los de un resfriado común durante gran parte de la enfermedad, siendo parecidos a los que aparecen en los adultos.

Sin embargo, después de 1 a 2 semanas, la tos puede volverse intensa y violenta. Durante estos episodios, el niño puede enrojecerse o ponerse morado, e incluso presentar pausas en la respiración, una situación conocida como apnea, que puede poner en riesgo la vida del bebé.

La apnea también puede causar cianosis, en la que la piel, los labios o las uñas del bebé adquieren un tono azulado debido a la falta de oxígeno, y el bebé puede tener dificultad para respirar, produciendo sonidos agudos conocidos como sibilancias.

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También pueden presentarse otros signos como llanto débil, fatiga o somnolencia excesiva, así como dificultad para alimentarse o rechazo del alimento.

¿La tos ferina tiene cura?

Sí, la tos ferina tiene puede curarse y la mayoría de las personas se recuperan con la atención adecuada. El tratamiento suele incluir antibióticos, que deben ser indicados por el médico, que son más efectivos cuando se administran en las primeras etapas de la enfermedad.

Sin embargo, la tos ferina puede ser más grave en los bebés y en personas con el sistema inmunológico comprometido, por lo que es fundamental un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado.

Aunque el tratamiento puede aliviar los síntomas y reducir la gravedad de la enfermedad, la tos persistente puede durar varias semanas, incluso después de que la persona haya dejado de ser contagiosa. En casos graves, pueden ser necesario hospitalizar a la persona, especialmente a los niños pequeños.