El shock neurogénico es cuando existe una falla en la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, siendo causado por una lesión a nivel del sistema nervioso, el cual puede ocurrir en un accidente automovilístico o por algunas enfermedades, como la mielitis transversa.
Cuando ocurre un choque neurogénico, los vasos sanguíneos pierden el tono y se dilatan, dificultando la circulación de sangre por el cuerpo y disminuyendo la presión arterial, por lo que los órganos no reciben el oxígeno necesario y dejan de funcionar, poniendo la vida de la persona en riesgo.
Si se sospecha de un shock neurogénico es importante llamar al número de emergencia de su país y solicitar una ambulancia o dirigirse de inmediato al servicio de urgencia del hospital más cercano, para que pueda iniciarse el tratamiento adecuado, debido a que podría ocasionar daños irreversibles e incluso causar la muerte.

Causas del shock neurogénico
La principal causa del shock neurogénico son las lesiones que ocurren en la columna y que afectan a la médula espinal, debido a golpes fuertes en las costillas, atropellamientos, caídas de altura o accidentes de tránsito.
Asimismo, algunas enfermedades como la mielitis transversa o el síndrome de Guillain-Barré también pueden ocasionar este problema.
Además, una técnica incorrecta en la administración de la anestesia epidural, el uso de algunas drogas o medicamentos que afectan el sistema nervioso, también pueden causar un shock neurogénico.
Principales signos y síntomas
Los síntomas de un shock neurogénico son:
- Disminución rápida de la presión arterial y de los latidos cardíacos.
- Sudoración.
- Mareos, desmayos e incluso pérdida de la conciencia.
- Disminución de la temperatura corporal, por debajo de 35,5 ºC.
- Enrojecimiento de la piel (secundario a la inflamación) que inicialmente se calienta, luego se enfría y adquiere una tonalidad pálida y azulada.
- Coloración azulada de las uñas y los labios.
- Respiración rápida y superficial.
- Reducción o ausencia de orina.
La gravedad de los síntomas dependerá de la lesión que causó el shock. En el caso de lesiones en la columna, cuanto más alta sea la lesión, más severos podrán ser los síntomas.
Existen otros tipos de shock que también pueden causar este tipo de síntomas, como es el caso del shock séptico o del shock cardiogénico. Sin embargo, en cualquiera de los casos es siempre importante acudir lo más rápido posible al hospital para iniciar el tratamiento adecuado.
Cómo se diagnostica
El shock neurogénico es un diagnóstico de exclusión en personas con traumatismos, es decir, significa que solo se diagnostica después de haber descartado otras posibles causas que puedan explicar los síntomas.
Para ello, el médico realizará un examen físico, evaluará los signos vitales, indicará análisis de sangre y exámenes de imagen, como una tomografía computarizada o una resonancia magnética.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para el shock neurogénico debe ser iniciado lo más rápido posible para evitar complicaciones graves que coloquen en peligro la vida.
De esta forma, el tratamiento puede ser iniciado inmediatamente en las urgencias del hospital, pero debe ser continuado en la UCI para mantener una evaluación constante de los signos vitales y de la función cardíaca. Algunas formas de tratamiento incluyen:
- Inmovilización: se usa en los casos en que ocurre una lesión en la columna, de manera de evitar que se agrave con los movimientos.
-
Sueroterapia: permite aumentar la cantidad de líquidos en el cuerpo y regular la presión arterial.
-
Administración de atropina: es un medicamento que aumenta los latidos cardíacos, en caso de que el corazón se encuentre afectado.
-
Uso de epinefrina, norepinefrina, fenilefrina o efedrina: estos son medicamentos inotrópicos y vasopresores, los cuales combinados con el suero, ayudan a regular la presión arterial.
-
Uso de glucocorticoides, como metilprednisolona, para ayudar a reducir las complicaciones de las lesiones neurológicas.
Además, en algunos casos, puede ser necesario una cirugía para aliviar la compresión neural y las lesiones provocadas, mejorando el tratamiento del shock neurogénico.
El tratamiento puede durar entre 1 semana hasta varios meses, dependiendo del tipo de lesión y de la gravedad de la situación. Después de estabilizar los signos vitales y recuperación del shock, generalmente es necesario realizar sesiones de fisioterapia para recuperar fuerza muscular o para la adaptación para realizar las actividades diarias.