La anemia se considera grave cuando los niveles de hemoglobina están muy bajos, generalmente por debajo de 7,0 g/dL. En estos casos, es común presentar síntomas como cansancio extremo, falta de aire y debilidad intensa, lo que puede interferir en las actividades diarias.
Los valores que indican gravedad pueden variar según la edad, el sexo y el estado de salud. En general, se considera grave cuando la hemoglobina está por debajo de 7 g/dL. En mujeres embarazadas, niveles inferiores a 6 g/dL aumentan el riesgo de complicaciones tanto para la madre como para el bebé.
En niños y adolescentes, la anemia grave puede afectar el crecimiento y el desarrollo cognitivo, especialmente si no se trata a tiempo.
Además de provocar síntomas intensos, la anemia grave puede causar problemas serios, como arritmias, infarto, insuficiencia cardíaca e incluso fallo orgánico. Por ello, en algunos casos puede ser necesaria una transfusión de sangre para reponer rápidamente la hemoglobina y mejorar el transporte de oxígeno en el cuerpo.
Si presenta síntomas persistentes o sospecha de anemia, es fundamental acudir a un médico general o hematólogo para realizar un análisis de sangre y determinar la mejor forma de tratamiento. También es importante conocer cómo identificar los síntomas de la anemia y cuáles son sus principales tratamientos.