Mollera sumida: 3 principales causas y qué hacer

Actualizado en julio 2022

La mollera sumida o fontanela hundida en el bebé puede ser signo de deshidratación o desnutrición, en caso de que se verifique esta situación en el bebé, es recomendable llevarlo inmediatamente a un centro hospitalario o consultar con el pediatra para recibir el tratamiento adecuado, que puede incluir algunos cuidados en el hogar como aumentar la ingesta de líquidos o tratamiento hospitalario para recibir suero o una alimentación vía intravenosa.

La mollera es el nombre popular que recibe la fontanela anterior, un espacio entre el hueso frontal del cráneo y los parietales, en la que no hay hueso, siendo importante para facilitar el parto y permitir el crecimiento adecuado del cerebro, su cierre natural se produce durante el desarrollo del bebé y por eso, la mayoría de las veces no es motivo de preocupación. El bebé solo debe acudir al pediatra en caso de que la mollera no cierre hasta los 18 meses de vida.

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Las principales causas de la mollera hundida son:

1. Deshidratación

La deshidratación es una de las principales causas de la mollera hundida en bebés y es importante tratarla lo antes posible, porque los bebés debido a su tamaño pequeño corren mayor riesgo que los adultos. Además de la mollera hundida, otros signos de deshidratación incluyen pieles y labios secos, menor producción de orina, por lo tanto, pañales menos mojados o secos que lo normal, orina fuerte y oscura, ojos hundidos, llanto sin lágrimas, somnolencia, respiración rápida y sed.

Qué hacer: En estos casos, es fundamental tener algunos cuidados para hidratar al bebé, cómo amamantar con más frecuencia, ofrecer más biberones y más líquidos como agua, agua de coco, suero casero, o soluciones para hidratar que se compran en la farmacia. Además, es importante tener al bebé siempre fresco y lejos del sol y el calor. En caso de que el bebé tenga fiebre o la deshidratación pase de 24 horas, es recomendado llevar al bebé al hospital para recibir suero por vía intravenosa.

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2. Desnutrición

La desnutrición ocurre cuando el bebé posee alteración en el proceso de absorción de los nutrientes, puede ser debido a la alimentación, intolerancia alimenticia o enfermedades genéticas, que entre otras situaciones, puede provocar una mollera hundida.

Además de la mollera hundida y la pérdida de peso que es común en caso de desnutrición, pueden ser observados otros síntomas, como diarreas frecuentes, falta de apetito, alteraciones en el color de piel y cabello, crecimiento lento y alteraciones en el comportamiento, como irritabilidad, ansiedad o somnolencia.

Qué hacer: es recomendado consultar al pediatra que acompaña al bebé para identificar la gravedad de la desnutrición y a un nutricionista, para adaptar un plan alimenticio con todos los nutrientes necesarios. En los casos más graves, puede ser necesario que el bebé permanezca en el hospital, para recibir una alimentación por vía intravenosa o con sonda nasogástrica.

3. Diabetes Insípida nefrogénica

La diabetes insípida también puede ser una causa de que el bebé tenga la mollera hundida y es una enfermedad que manifiesta un defecto en los conductos de los riñones que hace que el bebé orine en gran cantidad y pierda demasiada agua provocando deshidratación, presentando síntomas como sed intensa y producción excesiva de orina. Esta enfermedad no es muy común, pero puede ser genética y presentarse en el bebé al nacer, aunque generalmente se desarrolla por otros motivos. Conozca más sobre la diabetes insípida. 

Que hacer: es recomendado ir al pediatra para que realice el diagnóstico de la enfermedad e inicie el tratamiento lo más antes posible, que consiste en administrar la cantidad de líquidos perdidos, siendo necesario en algunos casos, la administración de suero por vía intravenosa. Además de eso, el médico puede indicar algunos medicamentos para reducir la perdida de orina.