Vitamina E: para qué sirve, beneficios y cómo tomar

Evidencia científica

La vitamina E es una vitamina liposoluble esencial para el funcionamiento del organismo, debido a su acción antioxidante y a sus propiedades antiinflamatorias que ayudan a mejorar el sistema inmune, la piel y el cabello, así como a prevenir algunas enfermedades como la aterosclerosis y el Alzheimer. 

Este tipo de vitamina es absorbida en el organismo como si fuera una grasa, siendo almacenada en el hígado y en el tejido adiposo para ser utilizada por el organismo cuando sea requerida.  

La vitamina E puede obtenerse a través de la alimentación, pero también existen suplementos nutricionales vendidos en farmacias y tiendas de productos naturales, que deben usarse solo bajo la orientación del médico o nutricionista.  

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Para qué sirve y beneficios

Los principales beneficios para la salud de la vitamina E son:

1. Mejorar el sistema inmune

La ingesta adecuada de vitamina E, principalmente en personas mayores, ayuda a mejorar el sistema inmune debido a que los radicales libres pueden perjudicar la respuesta normal del organismo a los agentes patógenos.

Además de esto, algunos estudios científicos indican que la suplementación con vitamina E aumenta la resistencia a infecciones, incluyendo el virus de la Influenza.

2. Mejorar la salud de la piel y del cabello

La vitamina E favorece la integridad de la piel y mantiene las membranas celulares, aumentando su firmeza. Por este motivo, podría prevenir el envejecimiento precoz y el surgimiento de arrugas; mejorar la cicatrización y algunas condiciones de la piel, como la dermatitis atópica; así como evitar el daño causado por los rayos UV en la piel.

Además de esto, esta vitamina también favorece la salud del cabello, debido a que cuida la integridad de las hebras y aparentemente mejora la circulación sanguínea en el cuero cabelludo, haciendo que el cabello crezca saludable y con brillo. 

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 3. Prevenir enfermedades neurológicas

La deficiencia de vitamina E está relacionada con alteraciones a nivel del sistema nervioso central. Por este motivo, muchas investigaciones científicas procuran incluir los suplementos de esta vitamina para prevenir y/o tratar enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.

En el caso del Alzheimer, se han encontrado que la ingesta de vitamina E podría influenciar los procesos neurodegenerativos que están asociados con esta condición. Sin embargo, es necesario la realización de más estudios científicos que puedan comprobar esta relación.

4. Prevenir enfermedades cardiovasculares

La ingesta de vitamina E podría disminuir la morbilidad y mortalidad causada por las enfermedades cardiovasculares. Según algunas investigaciones, la ingestión de antioxidantes como la vitamina E podría disminuir el estrés oxidativo y la inflamación en el organismo, siendo estos factores que han sido asociados con el surgimiento de este tipo de enfermedades.

Asimismo, este poder antioxidante ayuda a controlar y mantener los niveles del colesterol en la sangre, además de disminuir la agregación plaquetaria y a su vez el riesgo de trombosis. 

5. Combatir la infertilidad

La ingesta de vitamina E podría mejorar la calidad del esperma, aumentando la motilidad de los espermatozoides en los hombres. En el caso de las mujeres, los estudios no son concluyentes al respecto. 

6. Mejorar la resistencia y la fuerza muscular

La suplementación antioxidante con vitamina E puede proporcionar efectos beneficiosos contra el daño del tejido oxidativo inducido por el ejercicio, por lo que podría aumentar la resistencia y fuerza muscular, así como favorecer a su recuperación después del entrenamiento. 

7. Mejorar el hígado graso

Debido a su acción antioxidante y antiinflamatoria, la suplementación de dosis altas de vitamina E en personas con hígado graso no alcohólico, aparentemente ayuda a reducir las enzimas hepáticas elevadas y algunos otros factores indicativos de daño hepático, como la reducción de la acumulación de grasa en el hígado y la fibrosis posterior.

¿En qué alimentos se encuentra la vitamina E?

Los alimentos más ricos en vitamina E son:

  • Aceites vegetales, como el de girasol y el aceite de oliva;
  • Frutos secos, como las avellanas, las almendras o los cacahuetes;
  • Soja, trigo y sus derivados;
  • Frutas, como el aguacate y la papaya;
  • Verduras.

La vitamina E es producida por las plantas, siendo normalmente posible obtenerla en cantidades suficientes para el organismo a través de una alimentación saludable y equilibrada, sin necesidad del uso de suplementos. Vea una lista más completa de alimentos con vitamina E y cuál es la recomendación diaria según la edad

Suplementos de vitamina E

La ingesta de alimentos ricos en vitamina E suele aportar el requerimiento diario de esta vitamina.

No obstante, el suplemento de vitamina E puede ser indicado por el médico o nutricionista en las siguientes situaciones:

  • Personas con mala absorción de grasas, debido a la extirpación de partes del intestino por cirugía, fibrosis quística, enfermedades inflamatorias intestinales o pancreatitis crónica, por ejemplo;
  • Recién nacidos prematuros, para reducir el riesgo de algunas complicaciones como la retinopatía de la prematuridad;
  • Alteraciones genéticas asociadas a la deficiencia de esta vitamina, aunque son raras.

Aunque existen posibles beneficios del uso de suplementos de vitamina E para la prevención de problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares, cáncer y Alzheimer, todavía se necesitan más estudios para que puedan ser indicados con ese propósito. 

Cómo tomar la vitamina E

Los suplementos de vitamina E deben ser utilizados de acuerdo con la orientación del médico o nutricionista, y la dosis diaria generalmente varía de 60 UI a 1000 UI de vitamina E por vía oral, según la edad y el historial de salud de la persona.

En caso de deficiencia de vitamina E, la dosis diaria normalmente indicada para adultos es de 60 a 75 UI de vitamina E por vía oral. Lo ideal es que la cápsula sea ingerida durante una comida más pesada, como el almuerzo o la cena, para favorecer su absorción.

Vitamina E en cremas para el rostro

La vitamina E puede aplicarse en la piel como tratamiento antienvejecimiento, ya que mejora la apariencia de la piel, previene la formación de arrugas y posee propiedades antiinflamatorias que permiten que la piel se mantenga más joven e hidratada.

En general, la mayoría de las cremas para el rostro contienen vitamina E en su composición. Sin embargo, se recomienda consultar a un dermatólogo para saber cuáles son los productos más adecuados para el cuidado de la piel y cómo usarlos correctamente.

¿En qué cantidad debe ingerirse?

La cantidad recomendada de vitamina E varía con la edad, de acuerdo con la tabla indicada a continuación:

Edad Ingesta diaria recomendada de vitamina E
0 a 6 meses 4 mg
7 a 12 meses 5 mg
1 a 3 años de edad 6 mg
4 a 8 años de edad 7 mg
9 a 13 años de edad 11 mg
A partir de los 14 años de edad 15 mg

Las cantidades recomendadas de vitamina E para hombres y mujeres son las mismas. Sin embargo, especialmente para las mujeres que están amamantando, la ingesta diaria indicada de este nutriente normalmente es de 19 mg.

Posibles efectos secundarios

No se ha encontrado efectos secundarios de la ingestión de vitamina E proveniente de los alimentos. 

No obstante, la suplementación de vitamina E suele ser segura, excepto cuando se excede la dosis recomendada durante un gran período de tiempo, debido a que puede aumentar el riesgo de sangrado y de generar un ACV hemorrágico, por lo que la dosis máxima en adultos debe ser de 1.100 mg/día para los suplementos de vitamina E natural o sintética, en los niños este límite superior es menor.

¿Tomar vitamina E engorda?

Cuando la vitamina E es tomada en la cantidad recomendada no favorece el aumento de peso.

Contraindicaciones

Los suplementos de vitamina E deben evitarse en personas que estén en tratamiento con anticoagulantes, antiplaquetarios, simvastatina y niacina o que se encuentran en radioterapia o quimioterapia, debiendo consultar a su médico tratante antes de tomarlo.

Tampoco debe ser usada en personas con hemorragias activas, antes de una cirugía o durante el postoperatorio.