Terrores nocturnos: qué son, síntomas y cómo evitarlos

Actualizado en julio 2023

Los terrores nocturnos son un trastorno del sueño común en niños entre los 3 y 7 años, que se caracteriza por episodios de 10 a 20 minutos de llanto o gritos durante la noche (pero sin despertarse), e incluso algunos pueden orinarse en la cama o levantarse y correr.

Este trastorno se presenta con mayor frecuencia en el estado de transición entre el sueño y la vigilia antes de la fase REM y no son lo mismo que una pesadilla. Las causas de los terrores nocturnos aún no están bien definidas, pero se cree que pueden estar relacionados con exceso de actividad física, estrés emocional, fiebre o por el consumo de alimentos excitantes, como el café, por ejemplo.

Este trastorno puede ser diagnosticado por un pediatra o psiquiatra y no tiene un tratamiento específico, siendo una rutina de sueño y la reducción del estrés las formas más indicadas para mejorar los terrores nocturnos.

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Sintomas de terrores nocturnos

Los principales síntomas que se pueden presentar en un episodio de terror nocturno son:

  • Llanto o gritos;
  • Dar patadas y golpes violentamente, ya sea acostado o sentado;
  • Ojos muy abiertos y mirando fijamente a pesar de no estar completamente despierto;
  • El niño se siente confundido y asustado;
  • Corazón acelerado;
  • Sudor excesivo;
  • Pupilas dilatadas;
  • Respiración y latidos cardíacos rápidos;
  • Orinarse en la cama, en algunos casos.

Los episodios de terror nocturno suelen durar un promedio de 10 a 20 minutos y en el momento del terror nocturno el niño no responde a lo que dicen los padres, no reacciona cuando lo consuelan y algunos niños pueden levantarse y correr. Al día siguiente, los niños por lo general no recuerdan lo que pasó.

Cuando estos episodios de terrores nocturnos son muy frecuentes y duran mucho tiempo, es importante consultar a un pediatra o psiquiatra para confirmar el diagnóstico.

¿Los terrores nocturnos le causan algún daño al niño?

Los terrores nocturnos generalmente no le causan ningún problema de salud o daño al niño, pero puede suceder que este se caiga de la cama y se lastime, por ejemplo.

¿Los terrores nocturnos solo ocurre en los niños?

A pesar de ser más comunes en niños entre los 3 y 7 años, los terrores nocturnos también pueden presentarse a cualquier edad, incluyendo a los adultos.

Posibles causas

La causa exacta de los terrores nocturnos no se conoce por completo, sin embargo, algunos factores que parecen contribuir al desarrollo de los terrores nocturnos son:

  • Fiebre;
  • Actividad física excesiva;
  • Consumo excesivo de cafeína;
  • Estrés emocional;
  • Privación de sueño;
  • Cansancio excesivo.

Además, otras condiciones que afectan el sueño pueden contribuir a que el niño tenga episodios de terrores nocturnos, como apnea obstructiva del sueño, depresión, ansiedad o síndrome de piernas inquietas, por ejemplo.

La aparición de los terrores nocturnos no tiene relación con el espiritismo ni con la religión, en realidad se trata de un trastorno del sueño infantil, considerándose un tipo de parasomnia. Conozca qué es la parasomnia.

Cómo evitar los terrores nocturnos

Para prevenir episodios de terrores nocturnos, es importante saber si existe alguna situación en la vida del niño que le esté provocando estrés y algún tipo de conflicto interno y, si esto sucede, se recomienda buscar la ayuda de un psicólogo infantil, ya que este profesional puede ayudar con terapias y técnicas adaptadas al niño.

Además, es importante crear una rutina de sueño relajante antes de acostarse, como tomar un baño caliente, leer un cuento y poner música tranquila, ya que esto ayuda a mejorar la calidad del sueño del niño.

Los medicamentos solo deben usarse con la recomendación de un pediatra y generalmente solo se usan cuando el niño tiene algún otro trastorno emocional asociado.

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico del terror nocturno es clínico y lo realiza el pediatra a través de la evaluación de los síntomas descritos por los padres, frecuencia de los episodios y exploración física, no existiendo una prueba específica para diagnosticar este trastorno.

Sin embargo, el médico puede ordenar pruebas, como un electroencefalograma, para descartar otras afecciones con síntomas similares, como convulsiones o narcolepsia. Vea qué es la narcolepsia y cuáles son los síntomas.

Además, otra prueba que puede solicitar el médico es la polisomnografía, para confirmar el diagnóstico, ya que permite registrar la actividad cerebral, el movimiento ocular, la actividad muscular y el patrón respiratorio durante el sueño. Vea cómo se realiza la polisomnografía.

Qué hacer para aliviar el episodio

Para aliviar los terrores nocturnos de la infancia, los padres deben mantener la calma y no deben despertar al niño, ya que este no sabe lo que está sucediendo y es posible que no reconozca a los padres, asustándose y agitándose más. Por esto, lo más importante es mantener el ambiente seguro y esperar a que el niño se calme y se vuelva a dormir.

Después de que termine el terror nocturno, los padres pueden despertar al niño, llevándolo al baño a orinar, evitando hablar de lo sucedido porque el niño no recuerda nada.

Al día siguiente, los padres deben tener una conversación con el niño para tratar de averiguar si hay algo que los esté preocupando o estresando.