Parasomnia: qué es, principales tipos y qué hacer

Actualizado en febrero 2024

Las parasomnias son trastornos del sueño que se caracterizan por experiencias, comportamientos o eventos psicológicos anormales, que pueden ocurrir en varias etapas del sueño. El sonambulismo, los terrores nocturnos, el bruxismo, las pesadillas y los trastornos del movimiento son ejemplos de parasomnias que deben ser tratadas de manera específica si condicionan la vida de la persona.

Las parasomnias en la infancia temprana son comunes y normales, y generalmente no requieren tratamiento, siendo suficiente tranquilizar al niño, ya que la mayoría de las parasomnias tienden a desaparecer durante la adolescencia. Sin embargo, algunas parasomnias pueden ser señal de que la persona está experimentando un problema o inseguridad, y otras persisten durante años, pudiendo estar asociadas al estrés y la ansiedad. 

Además de eso, algunas parasomnias pueden interferir en las actividades diarias tanto en niños como en adultos si no es realizado algún tipo de tratamiento, pudiendo afectar el comportamiento y el rendimiento escolar y laboral. Por lo tanto, en estos casos, es muy importante consultar al médico o pediatra, para identificar el problema y realizar el tratamiento más adecuado. 

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Tipos de parasomnias

Las parasomnias pueden ser clasificadas según la fase del sueño en la que ocurren, siendo las principales:

1. Despertar confusional

El despertar confusional es común en niños de entre 2 y 5 años de edad y suele ocurrir en las primeras 2 a 3 horas del sueño, con una duración de 5 a 15 minutos. Durante un episodio de despertar confusional, la persona despierta sintiéndose confusa, desorientada en el tiempo y el espacio, respondiendo lentamente y experimentando pérdida de memoria. En el caso de los niños, es posible que no recuerden haber despertado.

Qué hacer: el despertar confusional suele resolverse alrededor de los 5 años sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, en algunos casos, puede continuar más allá de esa edad, causando malestar e interfiriendo en la calidad de vida del niño.

Por lo tanto, se recomienda consultar al pediatra para que pueda indicar el tratamiento adecuado. Además, se deben evitar medicamentos que alteren el sueño y es importante tener una rutina adecuada para asegurar una buena noche de descanso.

2. Sonambulismo

El sonambulismo suele ocurrir entre los 4 y los 8 años de edad y es más frecuente en las mujeres. Este tipo de parasomnia generalmente ocurre aproximadamente 1 a 2 horas después de que la persona se haya quedado dormida, en la que la persona se levanta de la cama y camina mientras duerme, pudiendo realizar otros comportamientos más complejos como tomar objetos o incluso caminar hacia fuera de la casa, por ejemplo.

El sonambulismo puede no tener una causa específica o puede ser desencadenado por el uso de medicamentos, el estrés, la falta de sueño o como consecuencia de no dormir en el lugar habitual. Sepa cómo identificar y tratar el sonambulismo.

Qué hacer: no existe un tratamiento específico de este problema, siendo importante evitar los factores que causan el sonambulismo, además de adoptar una buena higiene del sueño. En algunos casos, puede ser necesario buscar orientación médica, donde se puede recomendar el uso de medicamentos, como las benzodiazepinas, por ejemplo.

Despertar a una persona que esté experimentando un episodio de sonambulismo puede causar confusión, y la persona también puede mostrar comportamiento agresivo debido a la desorientación del momento.

3. Terrores nocturnos

Los terrores nocturnos se caracterizan por despertares con gritos o llanto, una o dos horas después de haberse dormido, y suelen ocurrir en niños de entre 4 y 12 años, acompañados de otros síntomas como miedo, taquicardia, enrojecimiento de la piel, confusión y desorientación.

Los episodios suelen durar desde segundos hasta minutos, y después de eso, el niño vuelve a dormir y no recuerda lo que ha sucedido.

Los terrores nocturnos se suelen acompañar de aumento de la frecuencia cardíaca, respiración y sudoración importante.

Qué hacer: esta situación suele resolverse sin necesidad de tratamiento, sin embargo, se pueden tomar precauciones como colocar protecciones alrededor de la cama para evitar que el niño se lastime durante un episodio de terror nocturno.

Es importante no despertar al niño durante un terror nocturno, ya que puede empeorar la situación y provocar más síntomas y agitación. Se debe estar atento a posibles lesiones o riesgos durante el episodio. Sepa cómo puede tratar los terrores nocturnos.

4. Pesadillas

Las pesadillas son episodios aterradores que ocurren durante la fase de sueño REM, muy comunes en niños y adolescentes, aunque pueden ocurrir en cualquier etapa de la vida.

Las pesadillas pueden ocurrir sin una causa aparente y, en algunos casos, pueden ser desencadenadas por miedos, estrés o ansiedad. Sin embargo, también pueden ser causadas por el uso de ciertos medicamentos, estrés postraumático, problemas respiratorios o trastornos psiquiátricos, por ejemplo. Las pesadillas se consideran un evento anormal cuando ocurren con frecuencia, causan angustia o afectan la calidad de vida de la persona.

Qué hacer: la psicoterapia con técnicas conductuales ha demostrado buenos resultados en el caso de pesadillas frecuentes. Sin embargo, en casos más graves, puede ser necesario consultar a un psiquiatra, quien puede recetar medicamentos como el Prazosin en caso de que la pesadilla esté relacionada con estrés postraumático.

5. Parálisis del sueño

La parálisis del sueño consiste en la incapacidad para realizar movimientos al inicio del sueño, durante el sueño o al despertar, de manera que la persona solo puede mover los ojos y puede experimentar alucinaciones aterradoras. Los episodios de parálisis del sueño pueden durar desde segundos hasta varios minutos y se resuelven de forma espontánea.

Aunque esta parasomnia es más común en adolescentes y adultos, en algunos casos puede ocurrir en niños y puede estar asociada con el estrés o malos hábitos de sueño. Sepa cómo evitar la parálisis del sueño.

Qué hacer: dado que los eventos de parálisis del sueño duran poco tiempo y no representan un riesgo para la salud, no se requiere tratamiento. Sin embargo, se recomienda adoptar una rutina antes de dormir que garantice una buena noche de sueño. En algunos casos, el médico puede recetar antidepresivos para prevenir nuevos episodios.

6. Trastorno de conducta del sueño REM

Son conductas anormales que aparecen durante el sueño REM. En lugar de presentar una pérdida total del tono muscular (como ocurre normalmente en la fase REM), la persona presenta movimientos violentos como puñetazos o patadas que se corresponden con la actividad motora de la ensoñación en curso. Como consecuencia, los niños o adultos pueden autolesionarse o lesionar al compañero de cama. 

Qué hacer: este problema es una de las parasomnias que tienen y necesitan tratamiento, ya que son trastornos que por su violencia son a veces importantes, y generalmente responden muy bien con la administración de benzodiazepinas nocturnas, especialmente clonazepam.

En general, se recomienda proteger el entorno donde duerme la persona para evitar accidentes. En caso de presenciar un episodio, se suele intentar acompañarle de nuevo a la cama, y que siga durmiendo, ya que aunque la persona no es consciente, puede parecer que está despierta, y despertarlo de modo brusco puede producir una situación desagradable con perplejidad y susto.

7. Bruxismo nocturno

El bruxismo consiste en el acto inconsciente de apretar o rechinar los dientes constantemente, lo que provoca desgaste dental, dolor en las articulaciones y dolores de cabeza al despertar.

Esta parasomnia puede ser causada por factores genéticos, neurológicos o respiratorios, como el ronquido y la apnea del sueño, o estar relacionada con factores psicológicos, como el estrés o la ansiedad. Además, el consumo excesivo de cafeína, alcohol, tabaco o el uso frecuente de drogas también puede aumentar la frecuencia del bruxismo. Conozca más sobre el tratamiento del bruxismo.

Qué hacer: se recomienda consultar al dentista para realizar una evaluación dental, ya que en algunos casos puede ser necesario recibir tratamiento. Para evitar el desgaste dental y problemas en la articulación de la mandíbula, el dentista puede recomendar el uso de una férula de protección durante la noche.

9. Enuresis nocturna

La enuresis nocturna se define como la pérdida involuntaria frecuente de orina durante la noche en niños mayores de 5 años, y puede estar relacionada con retrasos en el crecimiento, problemas mentales, estrés o enfermedades como la diabetes, siendo más frecuente en niños que en niñas.

Qué hacer: la psicoterapia comportamental ha demostrado ser eficaz para este tipo de parasomnia, e implica estimular al niño a orinar durante el día y evitar el consumo de líquidos antes de acostarse. En algunos casos, puede ser necesario el uso de medicamentos como la vasopresina, desmopresina u oxibutinina, por ejemplo.

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