Filtrado Glomerular (TFG): valores normales, para qué sirve y cómo se calcula

La tasa de filtración glomerular (TFG) es una prueba de laboratorio que permite al médico evaluar cómo funcionan los riñones. Es fundamental para diagnosticar y clasificar la  renal crónica (ERC), además de ayudar a definir el tratamiento más adecuado. Según las guías KDIGO y la Sociedad Española de Nefrología, la TFG es el principal parámetro para valorar la función renal y el riesgo de progresión de la enfermedad.

Para calcular la TFG se tienen en cuenta factores como el sexo, el peso y la edad, ya que es normal que el valor disminuya con los años sin que esto signifique necesariamente una lesión o alteración renal.

Existen varios métodos para medir la TFG, pero los más usados en la práctica clínica se basan en los niveles de creatinina o de cistatina C en la sangre. Según las guías KDIGO, la cistatina C ofrece una estimación más precisa, sobre todo en personas con masa muscular o hábitos que pueden alterar la creatinina, por lo que se considera el marcador más fiable para el diagnóstico y seguimiento de la ERC.

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Valores normales del filtrado glomerular

Según las guías KDIGO 2024, la tasa de filtración glomerular se considera normal cuando es igual o superior a 60 mL/min/1,73 m², siempre que no haya otros signos de daño en los riñones, como presencia de proteínas en la orina o cambios en su estructura.

  • TFG < 60 mL/min/1,73 m² durante más de 3 meses indica enfermedad renal crónica (ERC).
  • TFG < 15 mL/min/1,73 m² corresponde a falla renal o etapa G5, también llamado estadio terminal.

En estas situaciones, es fundamental realizar una evaluación médica completa para identificar la causa del daño renal y establecer el tratamiento adecuado.

Además, el seguimiento periódico de la TFG permite valorar la evolución de la enfermedad y prevenir complicaciones, como la acumulación de toxinas o la necesidad de diálisis en etapas avanzadas.

Filtrado glomerular normal por edad

Según la National Kidney Foundation, la tasa de filtración glomerular (TFG) varía con la edad y tiende a disminuir de forma natural con el paso de los años, sin que esto indique necesariamente una enfermedad renal. En promedio, los valores son:

  • Entre 20 y 29 años: 116 mL/min/1,73 m²c
  • Entre 30 y 39 años: 107 mL/min/1,73 m²
  • Entre 40 y 49 años: 99 mL/min/1,73 m²
  • Entre 50 y 59 años: 93 mL/min/1,73 m²
  • Entre 60 y 69 años: 85 mL/min/1,73 m²
  • A partir de los 70 años: 75 mL/min/1,73 m²

Los valores pueden variar según el laboratorio, pero cuando la TFG está por debajo del valor normal para la edad, puede indicar un posible problema renal.

En estos casos, se recomienda realizar otros exámenes, como análisis de orina, estudios de imagen o una biopsia, para confirmar el diagnóstico.

Con base en los resultados de la TFG, el médico también puede identificar en qué etapa se encuentra la enfermedad renal y definir el tratamiento más adecuado para cada persona.

Para qué sirve

La TFG permite evaluar el funcionamiento de los riñones al medir la cantidad de sustancias que son filtradas y eliminadas por la orina, sin volver a la sangre.

En el caso de la creatinina, esta sustancia se filtra en los riñones y solo una pequeña parte regresa a la sangre, por lo que, en condiciones normales, su concentración es mayor en la orina que en la sangre.

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Cuando los riñones presentan alguna alteración, el proceso de filtración se ve afectado y se elimina menos creatinina. Esto provoca un aumento de su concentración en la sangre y una disminución de la tasa de filtración glomerular.

Cómo se calcula la TFG

La tasa de filtración glomerular (TFG) se calcula en el laboratorio mediante fórmulas que estiman la capacidad de los riñones para filtrar la sangre.

Para ello, se toma una muestra sanguínea en la que se mide la concentración de creatinina o de cistatina C, según la recomendación del médico. Además, se consideran factores como la edad y el sexo, ya que pueden influir en el resultado.

Las fórmulas más utilizadas son la CKD-EPI y la MDRD, recomendadas por las guías KDIGO 2024, siendo la CKD-EPI la más precisa y la que se usa con mayor frecuencia en los laboratorios.

Aunque la creatinina es el marcador más común, sus valores pueden variar por factores como la alimentación, la masa muscular, la actividad física o algunas enfermedades, por lo que no siempre representa con exactitud la función renal.

La cistatina C, en cambio, es una proteína producida por todas las células del cuerpo y filtrada de forma constante por los riñones. Su concentración en la sangre se relaciona directamente con la TFG, lo que la convierte en un marcador más estable y preciso para evaluar el funcionamiento renal.