Los primeros auxilios son un conjunto de técnicas aplicadas como primera línea de tratamiento en personas que han sufrido lesiones o accidentes. Su objetivo principal es evitar complicaciones físicas y emocionales, así como preservar la vida de la persona hasta que llegue el servicio de emergencia.
Estas técnicas se pueden aplicar cuando una persona sufre de cortes o quemaduras en la piel, atragantamientos, lesiones óseas, musculares o ligamentosas, episodios de epilepsia o incluso ataques cardíacos, como infarto o paro cardíaco.
Para aplicar primeros auxilios, es necesario contar con los conocimientos adecuados y un botiquín que incluya elementos como gasas, suero fisiológico, tijeras, vendas, medicamentos, entre otros.
Para qué sirve
Los primeros auxilios están indicados para situaciones como:
- Quemaduras o cortes en la piel;
- Hemorragias;
- Fracturas, esguinces o luxaciones;
- Convulsiones, desmayos o pérdida de consciencia;
- Atragantamiento o ahogamiento;
- Intoxicaciones o envenenamientos;
- Mordeduras o picaduras de animales o insectos;
- Shock anafiláctico;
- Malestar repentino, infarto o accidente cerebrovascular (ACV).
Además, los primeros auxilios pueden salvar la vida de personas que sufren un paro cardiorrespiratorio, por lo que es fundamental estar capacitado y preparado para actuar ante una emergencia.
Principios básicos
Los principios básicos para asistir a una persona y aplicarle primeros auxilios son:
1. Llamar a los servicios de emergencia
El primer paso para iniciar los primeros auxilios es llamar de inmediato a los servicios de emergencia, como el 911 en México.
En situaciones donde sea necesario realizar maniobras de reanimación, como la RCP, es importante pedir a otra persona que haga la llamada para garantizar que la víctima reciba la atención necesaria sin interrumpir la asistencia.
2. Evaluar el lugar y los riesgos
Antes de intervenir, es fundamental evaluar el lugar del accidente y los posibles riesgos, ya que la seguridad del socorrista debe estar siempre garantizada para poder ayudar a la víctima de forma segura.
Por ejemplo, en un accidente de tránsito puede haber derrame de combustible, lo que representa un peligro de incendio o explosión.
Si alguien se acerca para ayudar sin tomar en cuenta estos riesgos, puede poner en peligro su propia vida y la de otros.
Siempre se debe asegurar que el entorno sea seguro antes de actuar.
3. Evaluar el nivel de consciencia de la víctima
Comprobar el nivel de consciencia de la persona afectada es clave para determinar si es necesario realizar maniobras de reanimación.
Se recomienda acercarse a la víctima y hacerle preguntas como su nombre, si sabe dónde se encuentra o cómo ocurrió el accidente.
En esta etapa también se debe observar si la persona respira, si tiene pulso, si presenta sangrado o hemorragias, y verificar si las pupilas están dilatadas y si tienen el mismo tamaño.
4. Aplicar las técnicas de primeros auxilios
Para aplicar primeros auxilios es importante conocer las técnicas básicas para limpiar y desinfectar heridas, controlar hemorragias presionando la zona afectada y saber cómo inmovilizar una fractura o lesión ligamentaria.
Además, se debe saber cómo actuar ante situaciones como convulsiones, asfixia, quemaduras, ahogamientos o paros cardiorrespiratorios.
Estos casos requieren cuidados y técnicas específicas; si no se tiene el conocimiento necesario, es mejor pedir ayuda, ya que una intervención incorrecta podría agravar la situación.
Botiquín de primeros auxilios
El botiquín de primeros auxilios debe contener elementos esenciales para atender emergencias, como vendas, gasas, algodón, guantes desechables, tijeras, alcohol, termómetro, jeringas, solución salina, clorhexidina o vendas elásticas.
También es importante incluir medicamentos como aspirinas, antialérgicos, analgésicos, antiinflamatorios y cremas antibióticas.
Estos medicamentos deben ser administrados únicamente por personas capacitadas o por alguien que conozca el historial médico de la persona afectada.
Para lesiones óseas, luxaciones o golpes en la cabeza, es recomendable contar con inmovilizadores articulares para realizar una correcta inmovilización hasta recibir atención médica especializada.
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El curso de primeros auxilios se puede tomar en instituciones como la Cruz Roja, Protección Civil, Bomberos o algunas escuelas certificadas. Puede realizarse de forma presencial o en línea.
Manual de primeros auxilios básicos
Los primeros auxilios básicos que se deben aplicar, dependiendo de la situación en la que se presenta la persona, son:
1. Primeros auxilios psicológicos
Los primeros auxilios psicológicos se refieren a un conjunto de conocimientos y habilidades que se utilizan para brindar apoyo emocional a personas que han experimentado eventos traumáticos, como accidentes o actos de violencia. Su principal objetivo es ofrecer calma y generar una sensación de seguridad en la persona afectada.
Es fundamental seguir una serie de pasos para brindar apoyo emocional a la víctima. Esto incluye asegurarle que se encuentra en un lugar seguro y libre de peligro, hablarle con calma y permitir que exprese sus emociones sin presionarla.
Además, es importante informarle sobre la situación actual y los próximos pasos, así como facilitar la comunicación con una persona de confianza, como un familiar o amigo cercano, para que pueda recibir el apoyo necesario.
2. Primeros auxilios para hemorragias
En caso de hemorragia, se recomienda acostar a la persona, elevar la parte afectada por encima del nivel del corazón y aplicar presión directa sobre la herida.
Para hemorragias nasales, se aconseja mantener a la persona sentada, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante, y presionar la zona para detener el sangrado.
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En caso de quemaduras, se debe retirar la causa que las provoca y mantener la zona afectada hidratada. Es recomendable enfriar la zona quemada con solución salina o, en su defecto, con agua de la llave, y cubrirla con paños limpios, fríos y húmedos hasta que llegue el personal médico.
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Los primeros auxilios para casos de envenenamiento incluyen identificar la sustancia tóxica ingerida, inhalada o que haya tenido contacto con la piel. Si la persona está consciente, se debe procurar tranquilizarla. Si está inconsciente, se recomienda colocarla en posición lateral de seguridad. También se debe verificar si respira y, de no ser así, iniciar la reanimación cardiopulmonar.
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En caso de paro cardiorrespiratorio, se debe realizar masaje cardíaco después de evaluar los signos vitales, la respiración y el estado de consciencia y confirmar que la persona no responde. Para hacerlo correctamente, se colocan las manos sobre el pecho de la víctima, se empuja con fuerza usando el peso del cuerpo y se mantienen los brazos rectos, realizando al menos dos compresiones por segundo.
La maniobra debe continuarse hasta la llegada de los servicios médicos.
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Los primeros auxilios para ahogamiento deben realizarse preferentemente con ayuda de otra persona, utilizando un objeto flotante para sacar a la persona del agua. Una vez fuera, se debe comprobar su respiración y nivel de consciencia. Si no respira, se recomienda iniciar inmediatamente el masaje cardíaco.
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En casos de shock anafiláctico, se debe tranquilizar a la persona y aplicar de inmediato la inyección de adrenalina si la tiene disponible. Posteriormente, se recomienda acostarla en posición lateral de seguridad, aflojarle la ropa y comprobar si está consciente y respirando. Si no respira, se debe realizar la reanimación cardiopulmonar hasta que llegue la ayuda.
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En caso de convulsiones, se deben aflojar las prendas de vestir de la persona, recostarla de lado en el suelo y colocar algo blando bajo su cabeza. También se debe retirar cualquier objeto cercano que pueda herirla, verificar su respiración y nivel de consciencia. Si no respira, se debe iniciar el masaje cardíaco. Estos cuidados deben mantenerse hasta que llegue el equipo de emergencia. Vea qué hacer en caso de convulsiones.
9. Primeros auxilios para desmayos
Los primeros auxilios para un desmayo consisten en recostar a la persona boca arriba, con las piernas elevadas por encima del nivel del corazón, y aflojarle la ropa. Si no respira, se debe iniciar la reanimación cardiopulmonar hasta la llegada de la asistencia médica.
Lea también: Qué hacer en caso de desmayo (y que no debe hacer) tuasaude.com/es/que-hacer-en-caso-de-desmayo10. Primeros auxilios para presión baja
En casos de presión baja, se recomienda acostar a la persona en un lugar fresco y ventilado, con las piernas elevadas por encima del nivel del cuerpo y de la cabeza para facilitar la circulación sanguínea.
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Los primeros auxilios para un infarto deben iniciarse tranquilizando a la persona, soltando la ropa y administrándole 300 mg de ácido acetilsalicílico, si es posible y no está contraindicado.
Además, se deben monitorear los signos vitales y comprobar si respira y tiene pulso. Si es necesario, se debe realizar la reanimación cardiopulmonar hasta que llegue la ayuda médica.
12. Primeros auxilios para atragantamiento
Los primeros auxilios para atragantamiento varían según la gravedad del caso. En casos leves, se puede pedir a la persona que tosa con fuerza y darle palmadas en la espalda. Si el atragantamiento es grave o las maniobras anteriores no funcionan, se debe aplicar la maniobra de Heimlich para desobstruir las vías respiratorias.
Lea también: Maniobra de Heimlich (en adultos y bebés): qué es y cómo realizar tuasaude.com/es/maniobra-de-heimlich13. Primeros auxilios para herida abierta
Es importante para aplicar los primeros auxilios para una herida abierta, utilizar guantes descartables para evitar el contacto directo con sangre u otros fluidos. La zona debe ser lavada con agua limpia, y se recomienda aplicar presión con paños limpios y húmedos para detener el sangrado.
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En caso de fractura, se recomienda mantener a la persona lo más inmóvil posible y evitar mover la parte lesionada para no agravar la lesión. Se debe inmovilizar la zona afectada utilizando férulas o tablillas improvisadas, asegurándose de que la inmovilización abarque la articulación por encima y por debajo de la fractura.
Si hay una herida abierta, se debe cubrir con un paño limpio o gasa para evitar infecciones, pero sin intentar alinear el hueso. También se aconseja mantener a la persona calmada, abrigarla para evitar el shock y solicitar asistencia médica de inmediato.
Si la fractura es en un brazo o pierna, es importante elevar ligeramente la extremidad, si no causa dolor, para reducir la inflamación. No se debe administrar alimentos ni bebidas por si se requiere cirugía.
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