¿Cuáles son los riesgos del parto en la diabetes gestacional? (madre y bebé)

Las mujeres con diabetes gestacional tienen un mayor riesgo de complicaciones como parto prematuro, inducción del parto o pérdida del bebé, especialmente en casos de macrosomía. No obstante, estos riesgos disminuyen si los niveles de azúcar se mantienen controlados durante el embarazo.

Si la glucemia se mantiene dentro de los valores recomendados y el peso estimado del bebé no supera los 4 kg, se puede esperar el inicio espontáneo del parto hasta la semana 39 y optar por un parto vaginal. En caso de que el peso fetal estimado sea mayor a 4,5 kg, el médico puede indicar una cesárea para evitar complicaciones como la distocia de hombros.

La diabetes gestacional es una alteración en la tolerancia a los carbohidratos que aparece durante el embarazo, y su diagnóstico en el primer trimestre puede aumentar el riesgo de complicaciones para la madre y el bebé.

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¿Cuáles son los riesgos para la madre?

Algunos riesgos para la madre relacionados con la diabetes gestacional incluyen:

  • Parto prolongado, debido a contracciones uterinas menos efectivas;
  • Necesidad de inducir el trabajo de parto con medicamentos;
  • Laceraciones perineales durante el parto vaginal, especialmente si el bebé es grande;
  • Infecciones uterinas o urinarias, como pielonefritis;
  • Preeclampsia o eclampsia;
  • Aumento del volumen de líquido amniótico (polihidramnios);
  • Trastornos hipertensivos del embarazo.

Además, después del parto, puede haber retraso en el inicio de la lactancia, aunque con el acompañamiento adecuado, es posible superarlo. Conozca cómo solucionar los problemas más comunes de la lactancia

¿Si tengo diabetes gestacional puedo tener parto normal?

Es posible tener un parto normal cuando se tiene diabetes gestacional, siempre que los niveles de azúcar estén controlados y no existan otras complicaciones durante el embarazo. Muchas mujeres logran un parto vaginal siguiendo las indicaciones médicas y realizando un monitoreo adecuado.

La diabetes gestacional puede hacer que el bebé crezca más de lo habitual, lo que a veces lleva a sugerir una inducción del parto cerca de la semana 39. El tipo de parto se decide considerando el tamaño del bebé y cómo responde el cuerpo al tratamiento.

El manejo adecuado de la dieta, la actividad física y, en algunos casos, la medicación, ayuda a mejorar las posibilidades de un parto normal y a prevenir complicaciones para la madre y el bebé.

Se recomienda consultar al médico rápidamente si se observa un crecimiento acelerado del abdomen, ya que puede indicar que el bebé está aumentando mucho de peso, lo cual requiere atención especializada.

¿Cuáles son los riesgos para el bebé?

La diabetes gestacional también puede afectar al bebé durante el embarazo o después del nacimiento. Algunos riesgos incluyen:

  • Parto prematuro, en especial por rotura precoz del saco amniótico;
  • Disminución de la oxigenación durante el trabajo de parto;
  • Hipoglucemia neonatal;
  • Pérdida del embarazo en cualquier etapa o muerte poco después del parto;
  • Hiperbilirrubinemia neonatal;
  • Macrosomía fetal (peso > 4000–4500 g), que aumenta el riesgo de traumatismo durante el parto y desarrollo futuro de obesidad o diabetes.

Además, existe evidencia de que bebés expuestos a niveles altos de glucosa en el útero tienen más riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes tipo 2 en la edad adulta.

¿Si tengo diabetes gestacional mi bebé será diabético?

No es cierto que el bebé de una madre con diabetes gestacional será diabético al nacer. Sin embargo, la diabetes gestacional puede aumentar el riesgo de que el niño desarrolle obesidad o diabetes tipo 2 más adelante en la vida.

Esto ocurre porque altos niveles de azúcar en la sangre durante el embarazo pueden influir en el metabolismo del bebé, facilitando cambios en el peso o el control de la glucosa con el tiempo. Factores como el control de la diabetes en el embarazo, la alimentación saludable y la genética familiar también influyen en este riesgo.

El manejo adecuado durante el embarazo y promover hábitos saludables en la familia pueden ayudar a disminuir las complicaciones a futuro para el bebé. Llevar un control médico regular es fundamental para un buen seguimiento.

Se recomienda acudir al médico si el bebé presenta un aumento de peso rápido o alteraciones en sus controles pediátricos, para prevenir problemas de salud a largo plazo.

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¿Cómo disminuir el riesgo?

Para reducir los riesgos asociados a la diabetes gestacional es fundamental mantener un buen control de la glucemia.

Esto se logra mediante el seguimiento diario de los niveles de azúcar en la sangre, una alimentación adecuada y personalizada, así como la práctica regular de ejercicio físico, como caminatas, hidrogimnasia o ejercicios de resistencia, al menos tres veces por semana.

En algunos casos, cuando la dieta y el ejercicio no son suficientes para controlar la glucosa, puede ser necesario el uso de insulina bajo prescripción médica, en la que el obstetra y el endocrinólogo trabajan juntos para asegurar un tratamiento efectivo y seguro durante el embarazo. Conozca más acerca del tratamiento de la diabetes gestacional

¿Cómo es el posparto en la diabetes gestacional?

Inmediatamente después del parto, es importante medir la glucemia cada 2 a 4 horas, ya que pueden presentarse hipoglucemia y cetoacidosis. Por lo general, los niveles de glucosa se normalizan en el posparto, pero existe el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en los siguientes 10 años si no se adoptan hábitos saludables.

Antes del alta hospitalaria, debe evaluarse la glucemia de la madre. En la mayoría de los casos, los antidiabéticos orales son suspendidos; sin embargo, algunas mujeres pueden necesitar continuar el tratamiento bajo supervisión médica, sin que esto interfiera con la lactancia.

Entre las 4 y 12 semanas después del parto, debe realizarse una prueba oral de tolerancia a la glucosa para verificar si los niveles se han normalizado. La lactancia materna debe ser estimulada, ya que favorece la pérdida de peso, ayuda a regular la insulina y puede contribuir a la remisión de la diabetes gestacional.

Cuando la glucemia se mantiene controlada, la recuperación de la cesárea o episiotomía suele ser igual a la de cualquier otra mujer. No obstante, si los niveles permanecen elevados, la cicatrización puede tardar más tiempo.