Si una persona sin diabetes toma metformina, puede notar una disminución del apetito o una leve pérdida de peso. Sin embargo, este efecto es secundario, no ocurre en todos los casos y el medicamento no está aprobado para este fin.
En personas sanas, la metformina puede causar náuseas, diarrea, dolor abdominal y fatiga, además de aumentar el riesgo de sufrir una acidosis láctica, una complicación grave que altera el equilibrio del organismo.
La metformina está aprobada por la FDA únicamente para normalizar los niveles de azúcar en sangre en personas con diabetes. Su uso en personas sin esta enfermedad no está indicado y puede provocar más riesgos que beneficios cuando se toma sin control médico. Conozca más sobre la metformina.
Se debe acudir al médico de inmediato si se presenta debilidad intensa, respiración rápida o somnolencia excesiva durante el uso de metformina, ya que estos síntomas pueden indicar acidosis láctica, una complicación grave que requiere atención urgente.