La crema de leche, o nata, es la parte más grasa de la leche, que se separa de forma natural o mediante procesos mecánicos. Esta capa concentra una mayor cantidad de grasa láctea, lo que le da una textura espesa y un sabor suave.
Aunque puede formar parte de una dieta equilibrada cuando se controla la ingesta total, su consumo excesivo puede representar un riesgo para la salud cardiovascular, especialmente en personas con colesterol elevado, debido a su alto contenido en calorías y grasas saturadas. Por este motivo, su inclusión debe ser moderada.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las grasas saturadas no superen el 10% de las calorías diarias. Por ello, se aconseja limitar el uso de crema de leche, preferir versiones con menor contenido de grasa o consultar a un especialista en caso de duda.
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Tipos de crema de leche
Los principales tipos de crema de leche y productos similares se diferencian por su contenido de grasa:
- Crema de leche espesa (heavy cream o heavy whipping cream);
- Crema ligera (light cream);
- Media crema o half-and-half.
La principal diferencia de la crema de leche espesa es su mayor porcentaje de grasa láctea, lo que la hace más densa y estable para montar o espesar salsas. La crema ligera tiene menos grasa que la crema espesa, por lo que resulta algo menos calórica y con textura más fluida.
La media crema combina leche y crema en proporciones que dan como resultado un producto con menor contenido de grasa que la crema de leche tradicional.
De forma general, este tipo de producto se sitúa en un rango intermedio de grasa láctea, por debajo de la crema espesa y por encima de la leche entera, lo que lo convierte en una opción menos concentrada en grasa saturada.
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En muchas preparaciones, se puede sustituir la crema de leche por media crema para reducir el aporte de grasa y calorías, especialmente en recetas que no requieren montar la crema.
En salsas, cremas de verduras o café, el uso de media crema mantiene una textura cremosa aceptable con menor contenido de grasa saturada.
En recetas que dependen de la estructura de la grasa, como algunas cremas batidas o postres muy aireados, la sustitución por media crema puede no ofrecer el mismo resultado de textura. Aun así, para un uso en platos salados o bebidas, la media crema representa una alternativa más ligera.
Lea también: Grasas: qué son, tipos y para qué sirven tuasaude.com/es/grasasInformación nutricional de la crema de leche
En la tabla a continuación se indica la información nutricional por cada 100 g de crema de leche:
La composición nutricional de la crema de leche puede variar de una marca a otra, siendo importante consultar el rótulo del alimento.
Cómo consumirla saludablemente
Los principales cuidados para consumir saludablemente la crema de leche se relacionan con la cantidad y la frecuencia de uso:
- Usar pequeñas porciones en las preparaciones;
- Preferir versiones con menor contenido de grasa cuando sea posible;
- Combinar la crema con alimentos ricos en fibra, como verduras y legumbres;
- Evitar que la crema de leche sea la principal fuente de grasa diaria.
La reducción del tamaño de las porciones ayuda a que la contribución de grasa saturada de la crema de leche se mantenga dentro del límite recomendado por las guías, que sugieren menos del 10 % de las calorías diarias a partir de este tipo de grasa.
Optar por productos con menor contenido de grasa, como media crema u otros lácteos más magros, también se alinea con las recomendaciones de priorizar lácteos bajos en grasa en la dieta habitual.
La combinación de crema de leche con verduras, cereales integrales y legumbres permite que el plato tenga mayor aporte de fibra, vitaminas y minerales, compensando parcialmente la densidad energética de la crema.