Tipos de esclerosis: síntomas y cómo tratar

Actualizado en marzo 2023

Los principales tipos de esclerosis pueden ser tuberosa, sistémica, lateral amniotrófica o múltiple, las cuales son enfermedades que se caracterizan por el endurecimiento de tejidos, causados por cuestiones neurológicas, genéticas o inmunológicas, pudiendo llevar al compromiso del organismo y disminución de la calidad de vida de la persona.

Dependiendo del tipo de esclerosis y los órganos afectados se pueden presentar síntomas variados, como convulsiones, alteraciones de la piel, disminución progresiva de la fuerza muscular, problemas para tragar, pérdida de memoria o cansancio extremo, dependiendo de los órganos afectados.

Ante la presencia de síntomas que puedan estar indicando algún tipo de esclerosis, es importante consultar al médico para que realice el diagnóstico e indique el tratamiento más adecuado, que puede tener como objetivo principalmente controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de la persona.

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Tipos de esclerosis

1. Esclerosis Tuberosa

La esclerosis tuberosa es una enfermedad genética rara, caracterizada por el surgimiento de tumores llamados hamartomas en varias partes del cuerpo, como cerebro, ojos, hígado, riñones y corazón, por ejemplo.

Los síntomas pueden variar dependiendo de la localización de los tumores, pudiendo presentan manifestaciones a nivel del sistema nervioso central (SNC) como la epilepsia, alteraciones cognitivas, problemas de comportamiento y autismo, problemas con la piel, como zonas de piel claras y gruesas, además de alteraciones renales.

El diagnóstico puede realizarse por medio de exámenes genéticos y de imagen, como tomografía craneal y resonancia magnética, dependiendo del lugar de desarrollo del tumor.

Cómo tratar: Este tipo de esclerosis no tiene cura, siendo realizado el tratamiento con el objetivo de aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida a través del uso de medicamentos como anticonvulsivos, realización de fisioterapia y sesiones de psicoterapia. Además de eso, en algunos casos, puede ser necesario la realización de cirugía para tratar la afección o complicaciones específicas.

2. Esclerosis Sistémica

La esclerosis sistémica, también conocida como esclerodermia, es una enfermedad autoinmune y hereditaria que afecta la piel, articulaciones, vasos sanguíneos y algunos órganos, como esófago, tubo digestivo inferior, pulmones, corazón y riñones. Los síntomas más característicos son adormecimiento en los dedos de las manos y pies, oscurecimiento de la piel o falta de pigmentación en algunas partes, dificultad para respirar y dolor intenso en las articulaciones.

Es común también que las personas con esclerodermia presenten las puntas de los dedos azuladas, característico del fenómeno de Raynaud. En algunas ocasiones, las primeras manifestaciones son trastornos digestivos, como acidez estomacal o dificultada para tragar, o respiratorios, como dificultad respiratoria o falta de aire.

El diagnóstico es realizado por el médico reumatólogo a través de la presentación de los síntomas y signos característicos de la persona, además de realizar estudios específicos de anticuerpos, radiografía de tórax, pruebas digestivas o cardiológicas, por ejemplo.

Cómo tratar: el tratamiento de la esclerodermia se realiza con el objetivo de disminuir los síntomas, y el tipo de tratamiento indicado depende de los órganos que se encuentran afectados, pudiendo ser indicado el uso de corticoides en algunos casos o medicamento inmunosupresores.

3. Esclerosis Lateral Amniotrófica

La Esclerosis Lateral Amniotrófica o ELA, conocida también como “enfermedad de Lou Gehrig”, es una enfermedad neurodegenerativa que afecta las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal, afectando el movimiento de los músculos voluntarios, llevando a la parálisis progresiva de los brazos, piernas o de la cara, por ejemplo.

Los síntomas de ELA son progresivos, es decir, a medida que las neuronas se van degradando, ocurre la disminución de la fuerza muscular, ya sea como dificultad para caminar, masticar, hablar, deglutir o mantener la postura. Como esta enfermedad afecta a las neuronas motoras, la persona aún posee preservados sus sentidos, es decir, es capaz de escuchar, sentir, ver, oler e identificar el sabor de los alimentos.

Cómo tratar: la ELA no tiene cura, siendo indicado un tratamiento con el objetivo de mejorar la calidad de vida, que normalmente se realiza por medio de sesiones de fisioterapia y el uso de medicamentos de acuerdo con la orientación del neurólogo, como Riluzol, el cual retarda la evolución de la enfermedad.

4. Esclerosis Múltiple

La esclerosis múltiple es una enfermedad neurológica, de origen desconocido, caracterizada por la pérdida de la vaina de mielina de las neuronas, llevando al surgimiento de síntomas de forma repentina o progresiva, como debilidad en las piernas y brazos, incontinencia urinaria o fecal, cansancio extremo, pérdida de la memoria y dificultad para concentrarse. Conozca más síntomas de la esclerosis múltiple.

La esclerosis múltiple puede clasificarse en 4 tipos:

  • Síndrome clinicamente aislado: es un primer episodio de síntomas neurológicos característico de la esclerosis múltiple, como pérdida de visión temporaria o entumecimiento en las piernas, que generalmente dura 24 horas, pero aún no cumple con los criterios para confirmar el diagnóstico;
  • Esclerosis múltiple remitente recurrente: es la forma más común de la enfermedad y se presenta en brotes, en que los síntomas aparecen de repente y desaparecen en seguida. Los brotes se manifiestan en intervalos de meses o años y duran menos de 24 horas;
  • Esclerosis múltiple secundaria progresiva: es una consecuencia de esclerosis múltiple remitente recurrente, en que hay una acumulación de los síntomas ocurridos a lo largo del tiempo, siendo difícil la recuperación de los movimientos y llevando al aumento progresivo de las incapacidades;
  • Esclerosis múltiple primaria progresiva: en este tipo de esclerosis múltiple, los síntomas evolucionan de forma lenta y progresiva, sin que haya brotes. La esclerosis múltiple propiamente progresiva es más común en personas con más de 40 años y se considera como la forma más grave de la enfermedad.

Cómo tratar: la esclerosis múltiple no tiene cura, debiendo ser tratada de por toda la vida con el objetivo retardar la progresión de la enfermedad, reducir el número y la gravedad de las reincidencias, además de aliviar los síntomas. Normalmente, el médico puede indicar algunos medicamentos, además de la realización de fisioterapia, ya que ayuda a mejorar la debilidad en las piernas y la dificultad para caminar.