Tics nerviosos: qué son y cómo quitar

Actualizado en febrero 2022

Los tics nerviosos corresponden a la acción motora o vocal realizada de forma repetitiva e involuntaria, como parpadear varias veces, mover la cabeza o inhalar aire fuertemente por la nariz, por ejemplo.

Estos normalmente aparecen en la infancia y suelen desaparecer sin ningún tipo de tratamiento durante la adolescencia o en el inicio de la fase adulta. 

Los tics no son graves y, en la mayoría de los casos, no afectan las actividades del día a día. No obstante, cuando estos son más complejos y ocurren de forma más frecuente, es importante consultar a un neurólogo o psiquiatra para que sea realizado el diagnóstico, puesto que podría tratarse del Síndrome de Tourette. 

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Por qué ocurren

Las causas de los tics nerviosos aún no están bien establecidas, sin embargo, normalmente ocurren como consecuencia del cansancio excesivo y frecuente, estrés y trastorno de ansiedad. No obstante, las personas que están bajo estrés constante o se sienten ansiosas la mayor parte parte del tiempo, no necesariamente van a tener tics. 

Algunas personas creen que los tics están relacionados con la falla en alguno de los circuitos cerebrales debido a alteraciones genéticas, lo que ocasiona una mayor producción de dopamina, estimulando las contracciones involuntarias de los músculos. 

Principales síntomas

Los tics nerviosos corresponden a contracciones involuntarias de los músculos, comúnmente en el rostro y en el cuello, lo que puede resultar en: 

  • Parpadeo de los ojos de forma repetitiva;
  • Mover la cabeza inclinándola hacia adelante y para atrás o para los lados;
  • Morderse los labios o mover la boca;
  • Mover la nariz;
  • Encoger los hombros;
  • Muecas. 

Además de los tics motores, pueden incluso haber tics relacionados a la emisión de sonidos, pudiendo ser considerados como tics la tos, chasquear la lengua e inhalar aire fuertemente, produciendo un sonido. 

Los tics normalmente son leves y no son limitantes, sin embargo, existen aún muchos prejuicios y comentarios desagradables relacionados a personas con tics nerviosos, lo que puede resultar en aislamiento, disminución del círculo afectivo, falta de motivación para salir de la casa o realizar actividades que antes eran agradables e, incluso, depresión. 

Síndrome de Tourette

No siempre los tics nerviosos representan el Síndrome Tourette. Normalmente, este síndrome se caracteriza por tics más frecuentes y complejos que pueden comprometer la calidad de vida de la persona, pues, además de los tics comunes, como parpadear los ojos, por ejemplo; también pueden haber golpes, patadas, zumbidos, respiración ruidosa y golpes en el pecho, por ejemplo, siendo todos los movimientos realizados de forma involuntaria. 

Muchos portadores del síndrome desarrollan comportamientos impulsivos, agresivos y autodestructivos y, frecuentemente, los niños presentan dificultad de aprendizaje. 

Un niño con Síndrome de Tourette puede mover repetidamente la cabeza de un lado para otro, parpadear los ojos, abrir la boca y extender el cuello. La persona puede hablar obscenidades sin ninguna razón aparente, frecuentemente, en el medio de una conversación. Estas personas también pueden repetir palabras inmediatamente después de oírlas, situación que recibe el nombre de ecolalia. 

Los tics característicos de este síndrome surgen entre los 7 y 11 años, siendo importante que se diagnostique lo más rápido posible para que el tratamiento sea iniciado y el niño no sienta tantas consecuencias en su día a día por este síndrome.

El diagnóstico precoz puede ayudar a los padres a comprender que los comportamientos no son voluntarios o maliciosos y que los mismos no deben ser reprendidos con castigos. 

Conozca más sobre el síndrome de tourette.

Cómo se realiza el tratamiento de los tics nerviosos

Algunos tics nerviosos pueden desaparecen durante la adolescencia o en el inicio de la vida adulta, no siendo necesario ningún tipo de tratamiento. Sin embargo, se recomienda que la persona reciba tratamiento para los tics en caso de que interfieran con sus actividades diarias, como el trabajo o la escuela, por ejemplo; ante la presencia de malestar orgánico; presencia de alteraciones emocionales como ansiedad o depresión o haya repercusiones sociales, como acoso o que la persona tenga que aislarse. 

Para ello, puede ser necesario el uso de medicamentos como agentes adrenérgicos o antipsicóticos, como clonidina, flufenazina, risperidona o toxina botulínica, por ejemplo, los cuales serán prescritos por el psiquiatra de acuerdo al tipo de tic, su gravedad y a los síntomas que esté produciendo. 

La psicoterapia también está indicada para el tratamiento de los tics, siendo la técnica cognitivo conductual la más utilizada por medio de la  “Intervención Conductual Exhaustiva para el Tratamiento de los Tics” y el “Manual Escandinavo”, esta terapia puede ser de forma individual o en sesiones de grupales, las cuales tienen como objetivo tolerar y, en algunos casos, inhibir el tic.