Síndrome del pensamiento acelerado (taquipsiquia): qué es y causas

Actualizado en septiembre 2021

El síndrome del pensamiento acelerado es una alteración descrita por Augusto Cury, en la que la mente se encuentra repleta de pensamientos durante todo el tiempo en que la persona está despierta, lo que dificulta la concentración, aumenta la ansiedad y desgasta la salud física y mental.

Así, el problema de este síndrome no está relacionado con el contenido de los pensamientos, que generalmente son interesantes, cultos y positivos, sino con la cantidad y la velocidad con que se generan dentro del cerebro.

Normalmente, este síndrome surge en personas que necesitan mantenerse constantemente atentas, productivas y bajo presión, por lo que es común en ejecutivos, profesionales de salud, escritores, profesores y periodistas. Sin embargo, se ha observado que incluso los niños han demostrado este síndrome.

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Principales síntomas

Las principales características de una persona con síndrome de pensamiento acelerado incluyen:

  • Ansiedad;
  • Dificultad para concentrarse;
  • Pequeños lapsos de memoria de forma frecuente;
  • Cansancio excesivo;
  • Dificultad para concebir el sueño;
  • Fácil irritabilidad;
  • No lograr descansar lo suficiente y despertar cansado;
  • Inquietud;
  • Intolerancia al ser contrariado;
  • Cambio de humor repentino;
  • Insatisfacción constante;
  • Síntomas psicosomáticos como : dolor de cabeza, en los músculos, caída de cabello y gastritis, por ejemplo.

Estos síntomas son comunes en los estudiantes que pasan muchas horas de su día en el aula y trabajadores que viven bajo presión siempre en busca de mejores resultados y de ser reconocidos como el mejor de su ramo de trabajo.

Este síndrome se ha vuelto cada vez más común porque la cantidad de estímulos e información disponible en los periódicos, revistas, televisión, redes sociales y en los smarthphones son muy grandes, y bombardean el cerebro de información en todo momento. El resultado de esto es que además de tener una gran cantidad de información en la mente, el pensamiento se ha vuelto cada vez más acelerado, siendo más difícil gestionar las emociones asociadas a cada situación.

Además, también es común la sensación de que las 24 horas del día no son suficientes para hacer todo lo que se desea. Conozca consejos sobre cómo controlar la ansiedad y el nerviosismo.

Diagnóstico del síndrome de pensamiento acelerado

El diagnóstico de este síndrome es realizado por el psicólogo o psicoanalista con base en los síntomas y relatos de la historia que la persona refiere, pero esta también puede responder un cuestionario para ayudar a identificar este síndrome más rápido.

¿Cómo se trata el Síndrome del pensamiento acelerado?

El tratamiento para el síndrome del pensamiento acelerado debe ser orientado por un profesional especializado, como un psicólogo o psiquiatra, por ejemplo. Pero generalmente se hace con cambios de los hábitos de vida, debiéndose procurar incluir varias pausas durante el día, hacer actividad física frecuente o incluir pequeños momentos para escuchar música o leer un libro sin estar pensando en otras actividades.

Se aconseja evitar las largas jornadas de trabajo, haciendo las tareas relacionadas con el trabajo sólo durante el horario laboral, y tomar vacaciones por cortos períodos de forma más frecuente. Un buen consejo es en lugar de tomar un mes de vacaciones, la persona puede tomar 4 o 5 días cada 4 meses porque así hay más tiempo para descansar y desconectar la mente de las tareas del trabajo y de los estudios.

Conozca algunas estrategias sobre cómo manejar el estrés y la ansiedad. 

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Medicamentos más indicados

Los medicamentos que pueden ser prescritos por el psiquiatra para ayudar a tratar el síndrome del pensamiento acelerado son los ansiolíticos, que tratan la ansiedad, y los antidepresivos, en caso de que haya presencia de depresión asociada.

Pero el uso exclusivo de medicamentos no es suficiente y por eso son necesarias consultas regulares con el psicoterapeuta para que la persona pueda saber gestionar sus emociones y controlar los pensamientos de forma más eficiente. Existen varias estrategias que pueden ser adoptadas por los psicólogos y psiquiatras para lograr ese objetivo, pero algunos consejos que pueden ayudar a la persona a mantener los pensamientos y las emociones más controladas se indican a continuación.

Consejos para tratar este síndrome

  • Estudiar o trabajar con música ambiente relajante con bajo volumen, pero suficiente para ser oído y apreciado. Los sonidos de la naturaleza y la música clásica son buenos ejemplos de estilos musicales que aumentan la concentración y traen sensación de paz y serenidad para la mente;
  • Apartar hasta 3 momentos del día para entrar a las redes sociales y no estar siempre conectado, ni entrar en las redes sociales cada 5 minutos para evitar el exceso de información y de estímulos en la mente durante el día;
  • Al conversar personalmente con amigos exponer los sentimientos y contar sobre sus éxitos y derrotas, ya que eso humaniza las relaciones y las hacen más fuertes y resistentes, siendo más apreciadas que la realidad virtual que puede aprisionar la mente.

¿Cómo afecta este síndrome a la salud?

El síndrome del pensamiento acelerado es muy perjudicial para la mente, pues dificulta el desarrollo de capacidades esenciales como la creatividad, innovación, reflexión y hasta las ganas de continuar intentando sin renunciar, generando una ansiedad crónica e insatisfacción prolongada.

Además, en este síndrome el cerebro bloquea la memoria de forma frecuente para poder pensar menos y ahorrar más energía, por eso surgen lapsos de memoria frecuentes que también se deben al hecho de que el cerebro gaste la energía reservada a los músculos, provocando una sensación excesiva de cansancio físico y emocional.

La persona con el síndrome del pensamiento acelerado tiene dificultad en ponerse en el lugar del otro y no aceptan sugerencias, imponiendo sus ideas de forma constante, además de tener dificultad de reflexionar antes de actuar. También presenta mayor dificultad para lidiar con las pérdidas y reconocer sus errores, reflexionando sobre ellos.