Shock hipovolémico: causas, síntomas y tratamiento

Actualizado en enero 2024

El shock hipovolémico es una situación grave que ocurre cuando se pierde gran cantidad de sangre, lo que hace que el corazón deje de ser capaz de bombear la sangre necesaria para todo los órganos y tejidos, causando una descompensación a nivel metabólico y colocando la vida del individuo en riesgo.

Este tipo de choque, conocido también como shock hemorrágico, suele ocurrir después de un traumatismo generado por un accidente de tránsito o caídas de gran altura. No obstante, también puede ocurrir por un corte muy profundo o durante una cirugía.

Para tratar este shock y evitar complicaciones, es necesario acudir rápidamente al hospital para que se trate la causa que está originando la pérdida de sangre y compensarla a través de transfusiones sanguíneas o la reposición de fluidos a través de vía intravenosa.

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Posibles causas

El shock hipovolémico normalmente surge cuando existe una hemorragia que provoca la pérdida excesiva de sangre, como por ejemplo: heridas o cortes muy profundos, accidentes de tránsito, caídas de gran altura, hemorragia interna, úlceras sangrantes y menstruación muy intensa.

Además de esto, las situaciones que provocan pérdida de líquidos, también pueden contribuir a la disminución de la cantidad de sangre en el organismo y ocasionar un shock hipovolémico. Algunas de estas causas incluyen: diarrea prolongada, quemaduras muy graves o vómitos excesivos.

Síntomas de shock hipovolémico

Los principales síntomas del shock hipovolémico son:

  • Dolor de cabeza constante, que puede empeorar;
  • Tensión baja;
  • Cansancio excesivo y mareos;
  • Náuseas y vómitos;
  • Piel muy pálida y fría;
  • Confusión;
  • Respiraciones cortas y superficiales;
  • Dedos y labios azulados;
  • Sudoración excesiva;
  • Ansiedad;
  • Pulso débil;
  • Sensación de desmayo o pérdida de la conciencia.

En muchos casos, el shock hipovolémico es fácil de identificar, especialmente si la hemorragia es visible, sin embargo, existen algunas situaciones en que la hemorragia es interna, siendo estos signos y síntomas más difíciles de detectar.

Algunos síntomas que pueden observarse cuando hay una hemorragia interna incluyen salida de sangre a través de los orificios como la boca, nariz o por la región genital; dolor abdominal e hinchazón; presencia de sangre en el vómito, orina o en las heces y dolor en el pecho.  Conozca qué es una hemorragia interna y cómo identificarla.

Cómo ocurre el shock hipovolémico

Al haber menor cantidad de líquidos y/o de sangre en el organismo, el corazón no puede bombear la sangre (que contiene oxígeno) a todos los órganos y tejidos, esto causa la muerte de las células y pérdida del funcionamiento de los órganos vitales, generando como consecuencia un síndrome de disfunción multiorgánica, que si no es tratado a tiempo, podría causar la muerte del individuo.

El shock hipovolémico puede ser fatal, pudiendo causar un paro cardíaco, daño permanente en el cerebro, riñones u otros órganos, y gangrena en las extremidades del cuerpo. Vea qué es la gangrena y cómo es el tratamiento.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento para el shock hipovolémico se realiza a través de un transfusión sanguínea y de la administración de suero directamente por vía intravenosa. Además de esto, se debe tratar la causa que está generando la hemorragia, siendo fundamental para detener el sangrado o la situación que está causando la pérdida de líquidos. Conozca cómo se realiza una transfusión de sangre.

Para que ocurra una muerte por shock hipovolémico, la cantidad de sangre y/o de líquido perdido debe ser de 1/5 del volumen total de la cantidad de sangre de un ser humano, lo que significa, que la pérdida debe ser de 1 litro de sangre aproximadamente.

Qué hacer en caso de shock hipovolémico

El shock hipovolémico es una situación de emergencia, el cual debe ser tratado lo más rápido posible. Por lo que si se sospecha se debe:

  1. Llamar inmediatamente una ambulancia al número de emergencias de su país;
  2. Controlar el sangrado realizando presión con un paño limpio;
  3. Acostar a la persona y elevar los pies unos 30 cm, lo suficiente para que queden por encima del nivel del corazón, siempre y cuando la herida no sea en la cabeza, cuello, columna o pierna;
  4. Mantener a la persona caliente, utilizando mantas o prendas de vestir, para evitar que la temperatura corporal baje;
  5. En caso de que se sospeche de algún daño en la columna no se debe mover al individuo, y se debe mantener alineada la cabeza con la columna;
  6. Aflojar la ropa en caso de que esté apretada.

Todo esto debe realizarse con la intensión de minimizar la pérdida de sangre y hacer tiempo para que el equipo médico llegue, evitando que la persona pierda más sangre.