Los pensamientos intrusivos son ideas, imágenes o impulsos que surgen de forma automática y suelen generar malestar, que forman parte de la vida cotidiana y, en la mayoría de los casos, desaparecen solos. Sin embargo, cuando persisten o interfieren con las actividades diarias, pueden relacionarse con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
Estos pensamientos suelen manifestarse como imágenes llamativas, frases repetitivas o impulsos breves que no reflejan deseos reales, y la diferencia clave entre un fenómeno común y una señal de alerta se encuentra en la repetición y en la interferencia que provocan en el trabajo, los estudios o las relaciones personales.
El tratamiento de los pensamientos intrusivos lo realiza un equipo de salud mental, que puede incluir psicólogos y psiquiatras, y se enfoca en reducir la angustia y prevenir que estos pensamientos evolucionen hacia obsesiones o compulsiones.
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Principales síntomas
Los pensamientos intrusivos se caracterizan por aparecer de manera recurrente y persistente a lo largo del tiempo, generando ansiedad, angustia y una sensación de falta de control sobre lo que surge en la mente.
Son comunes y la mayoría de las personas los experimenta alguna vez, pero se vuelven problemáticos cuando interfieren con la vida diaria, el trabajo, los estudios o las relaciones personales.
Lea también: 23 síntomas de ansiedad: físicos y psicológicos tuasaude.com/es/sintomas-de-ansiedadEjemplos de pensamientos intrusivos
Los principales ejemplos de los pensamientos intrusivos son:
- Ideas repetitivas: una frase corta que irrumpe varias veces al día y corta la concentración;
- Ideas evaluativas: una duda que aparece de manera insistente y no se resuelve, aun cuando no tiene relevancia en el momento;
- Imágenes fugaces: una escena breve y desagradable que surge sin relación con la actividad que se realiza;
- Imágenes repetitivas: una imagen que vuelve una y otra vez y provoca inquietud, aunque dura solo segundos;
- Impulsos breves: una sensación de “hacer algo” que se presenta de forma súbita y desaparece rápidamente;
- Impulsos reiterativos: una urgencia pasajera que se repite en distintos momentos del día sin llevar a la acción.
Ante la presencia de este tipo de pensamientos se recomienda consultar a un profesional de la salud mental, como psicólogo o psiquiatra, para obtener un diagnóstico adecuado y el tratamiento correspondiente.
Posibles causas
Las causas que aumentan la posibilidad de tener pensamientos intrusivos son diversas, entre ellas se encuentran el estrés y el agotamiento, ya que la falta de sueño puede incrementar su aparición en alrededor de un 50%.
La rumiación mental, que es pensar de forma repetitiva en un problema sin resolverlo, mantiene activo el pensamiento intrusivo.
El trastorno obsesivo-compulsivo puede convertir estos pensamientos en obsesiones que alimentan compulsiones.
Además, se trata de un fenómeno que puede aparecer en distintos trastornos, incluidos los de ansiedad.
También, ciertas alteraciones cerebrales activan en exceso algunas redes neuronales y dificultan su control, haciendo que algunas personas sean más vulnerables a presentarlos de forma recurrente.
Cómo se realiza el tratamiento
Existen diferentes estrategias y tratamientos deben ser indicados por profesionales de la salud mental para abordar los pensamientos intrusivos, con el objetivo principal de reducir su frecuencia, intensidad e impacto en la vida diaria. Algunos de ellos son:
1. Mindfulness
La práctica del mindfulness o atención plena ayuda a observar los pensamientos sin juzgarlos ni intentar suprimirlos.
Este enfoque puede mejorar el control de la atención y la inhibición de los pensamientos intrusivos.
2. Terapia cognitivo-conductual
La TCC o terapia cognitivo-conductual enseña técnicas para identificar, cuestionar y cambiar patrones de pensamiento no deseados.
Esta intervención cuenta con respaldo para el manejo de pensamientos intrusivos y de las obsesiones propias del TOC.
3. Distracción controlada
Cambiar de actividad o enfocar la mente en otras acciones puede ser útil para ideas de baja intensidad.
En pensamientos muy angustiantes, suele recomendarse combinarla con otras estrategias indicadas por un profesional.
4. Exposición gradual
Las técnicas de exposición progresiva ayudan a disminuir el miedo y la ansiedad asociados, enfrentando gradualmente los pensamientos en sesiones controladas con profesionales.
5. Evitar la rumiación
Reducir el tiempo dedicado a la rumiación (sobrepensar) ayuda a que los pensamientos intrusivos pierdan intensidad.
Estrategias como limitar el tiempo de reflexión diaria o realizar actividades relajantes pueden ser útiles.
6. Apoyo profesional
En casos donde los pensamientos intrusivos provocan angustia, compulsiones o afectan actividades cotidianas, es fundamental consultar a un especialista.
El psicólogo o psiquiatra puede identificar la terapia más adecuada e indicar medicamentos si hay otros trastornos asociados.
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Es importante buscar ayuda médica si los pensamientos intrusivos aparecen todos los días y resultan difíciles de controlar, si generan angustia o miedo intenso, si provocan compulsiones o rituales para aliviarlos o si interfieren en el estudio, el trabajo o las relaciones personales.
El psicólogo o el psiquiatra son los especialistas indicados para evaluar la situación y recomendar la terapia más adecuada.
Además, en algunos casos, el especialista puede indicar el uso de medicamentos, siempre bajo supervisión médica.