Neutropenia: qué es, principales causas y grados

Actualizado en enero 2024

La neutropenia es la disminución de la cantidad de neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos en sangre, que son las células sanguíneas responsables de combatir las infecciones y generalmente la cantidad de neutrófilos debería estar entre 1500 y 8000/mm³.

La neutropenia puede ocurrir debido a la producción insuficiente o alteración en el proceso de maduración de los neutrófilos en la médula ósea, o debido a una mayor tasa de destrucción de los neutrófilos en la sangre, siendo causado por anemias, leucemias o infecciones virales y bacterianas, por ejemplo.

Para realizar el diagnóstico generalmente se realiza un examen de sangre sangre y, si la causa no es evidente, el médico puede solicitar una muestra de médula ósea. El tratamiento depende de la causa y de la gravedad del trastorno, y puede incluir fármacos para estimular la producción de neutrófilos por parte del propio organismo.

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Causas de neutropenia

La neutropenia es la disminución de la cantidad de neutrófilos, y las principales causas son:

  • Anemia megaloblástica;
  • Anemia aplásica;
  • Leucemia;
  • Aumento del bazo;
  • Cirrosis;
  • Lupus eritematoso sistémico;
  • Efecto secundario como tratamiento del cáncer con quimioterapia o radioterapia;
  • Hemoglobinuria paroxística nocturna;
  • Infecciones virales, principalmente el virus de Epstein-Barr y el virus de la hepatitis;
  • Infección bacteriana, especialmente cuando hay tuberculosis y septicemia.

Además, la neutropenia puede ocurrir como consecuencia del tratamiento con algunos medicamentos, como aminopirina, propiltiouracilo y penicilina, por ejemplo, o debido a la deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico, por ejemplo.

Grados de neutropenia

Según la cantidad de neutrófilos encontrados, la neutropenia se puede clasificar según su gravedad en:

  • 1. Neutropenia leve, donde los neutrófilos están entre 1000 y 1500/µL;
  • 2. Neutropenia moderada, donde los neutrófilos están entre 500 y 1000/µL;
  • 3. Neutropenia grave, donde los neutrófilos están en una cantidad inferior a 500/µL, lo que puede favorecer la proliferación de hongos y bacterias que viven naturalmente en el organismo, resultando en una infección.

Cuanto menor sea la cantidad de neutrófilos circulantes, mayor será la susceptibilidad de la persona a las infecciones.

Es importante que la neutropenia se evalúe con cuidado, ya que el resultado puede haber sido influenciado por problemas en el momento de la recolección, el almacenamiento de la muestra o alteraciones en el equipo utilizado para el análisis, por ejemplo. Por lo tanto, se recomienda evaluar el recuento total de neutrófilos para verificar si realmente hay neutropenia.

Además, cuando la cantidad de glóbulos rojos y plaquetas se encuentra dentro de la normalidad y el número de neutrófilos es bajo, se recomienda realizar hemogramas repetidos para confirmar la presencia de neutropenia.

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Neutropenia cíclica

La neutropenia cíclica corresponde a una enfermedad genética autosómica dominante caracterizada por la disminución de los niveles de neutrófilos en ciclos, es decir, cada 21 días, en la mayoría de los casos, se produce una disminución en la cantidad de neutrófilos circulantes.

Esta enfermedad es rara y ocurre debido a una mutación en un gen presente en el cromosoma 19 que es responsable de la producción de una enzima, la elastasa, en los neutrófilos. En ausencia de esta enzima, los neutrófilos tienden a ser destruidos con mayor frecuencia.

Neutropenia febril

La neutropenia febril ocurre cuando hay una baja cantidad de neutrófilos, normalmente inferior a 500/µL, lo que favorece la aparición de infecciones y lleva al aumento de la temperatura corporal, generalmente por encima de los 38ºC.

Por lo tanto, el tratamiento para la neutropenia febril implica tomar medicamentos para reducir la fiebre, antibióticos por vía oral o intravenosa, según lo que el médico indique para controlar la infección, y recibir inyecciones con factores de crecimiento de los neutrófilos para combatir la neutropenia. Además, puede ser necesario agregar un segundo antimicrobiano al tratamiento si el paciente continúa con fiebre después de 5 días desde el inicio del tratamiento.