Necrosis: qué es, tipos, causas y tratamiento

Actualizado en enero 2024

La necrosis es una situación donde las células de los tejidos del cuerpo mueren, pudiendo surgir debido a falta de oxígeno o baja circulación de sangre, como lo que ocurre en los casos de derrame, infecciones, shock eléctrico o heridas, por ejemplo. 

Los síntomas de necrosis verían de acuerdo con la causa y la localización de esta condición, pudiendo incluir fiebre, dolor en las articulaciones, aumento de los latidos del corazón, calor y presencia de líquido con mal olor en las heridas. 

La necrosis debe ser siempre evaluada por un médico para que sea realizado el diagnóstico e indicado el tratamiento más adecuado, que puede incluir el uso de antibióticos, cirugías y desbridamiento, un procedimiento que remueve el tejido muerto e infectado de las heridas, evitando que la infección se disemine a otras regiones del cuerpo. 

Imagem ilustrativa número 1

Tipos de necrosis

Los tipos de necrosis varían de acuerdo con la causa y la localización de la lesión:

1. Necrosis caseosa

Este tipo de necrosis puede surgir en casos de infecciones causadas por bacterias u hongos, como ocurre en la tuberculosis, sífilis e histoplasmosis, que es una infección causada por hongos transmitidos principalmente por palomas y murciélagos. 

2. Necrosis coagulativa

La necrosis coagulativa ocurre cuando la circulación de sangre hacia las células disminuye, pudiendo surgir en cualquier parte del cuerpo, excepto en el cerebro, siendo esta causada por condiciones como aterosclerosis, infarto, hernias, tumor y coágulos de sangre. 

3. Necrosis licuefactiva

En este tipo de necrosis, las células dañadas pierden su estructura, volviéndose líquidas y formando pus. 

La necrosis licuefactiva ocurre principalmente en el cerebro y en la médula espinal, pudiendo ser causada por bacterias, hongos, virus o parásitos. Asimismo, la necrosis licuefactiva también puede ser ocasionada por un ACV, causando la muerte de tejidos en el cerebro. 

4. Necrosis pulpar

La necrosis pulpar ocurre cuando las células de la pulpa, que es el tejido que está dentro del diente, mueren. Este tipo de necrosis puede ser causado por situaciones como caries, fracturas dentales, procedimientos dentales mal realizados, traumas o desgaste extenso del esmalte de los dientes. 

5. Necrosis gangrenosa

La necrosis gangrenosa, conocida como gangrena, puede surgir debido a la falta de oxigenación de las células o a una infección bacteriana, afectando principalmente la piel, los pulmones y el intestino. 

Este tipo de necrosis es clasificado en gangrena seca, que causa la pérdida de agua en las extremidades del cuerpo, tornando los tejidos duros y con una coloración oscura; gangrena húmeda, que es cuando las células son dañadas por bacterias, pudriendo y ablandando los tejidos, y necrosis gaseosa, que es causada por bacterias que dañan los músculos, liberando gases en el organismo. Vea los distintos tipos de gangrena y cómo es el tratamiento

6. Necrosis grasa

En este tipo de necrosis, la muerte del tejido adiposo ocurre debido a una lesión o pérdida de circulación de sangre, pudiendo ser causado por un trauma o complicación de cirugías. La necrosis grasa puede surgir principalmente en personas con senos y en personas mayores de 50 años o que pasaron cirugías de injerto de grasa en las mamas. 

7. Necrosis fibrinoide

Este tipo de necrosis ocurre en la parte interna de los vasos sanguíneos, pudiendo surgir como consecuencia de una enfermedad o ser causada por infecciones de virus o bacterias. 

8. Necrosis tubular aguda

La necrosis tubular aguda es una condición que causa falta de oxígeno y bajo flujo de sangre hacia los riñones, dañándolos. Este tipo de necrosis puede ser causado por situaciones como ACV e infarto, o incluso por el uso de contraste, anestésicos o antibióticos. 

Principales síntomas

Los síntomas de necrosis varían de acuerdo con el tipo y la localización de esta condición, pudiendo incluir:

  • Dolor en el pecho;
  • Tos con sangre o moco;
  • Fiebre;
  • Bultos duros y rojos bajo la piel;
  • Hinchazón de la región afectada;
  • Aumentos de los latidos cardíacos;
  • Presión baja;
  • Retención de líquidos;
  • Náuseas y vómitos;
  • Dolor en las articulaciones;
  • Pequeños volúmenes de orina;
  • Presencia de pus con mal olor en las heridas.

Asimismo, la necrosis también puede causar cansancio, confusión mental y pérdida de apetito y de peso.

Cómo es realizado el diagnóstico

La necrosis debe ser diagnosticada por un médico, el cual va a evaluar los signos y los síntomas presentados y los antecedentes de salud de la persona. 

Además, el médico también podrá solicitar algunos exámenes para complementar el diagnóstico, incluyendo exámenes de laboratorio, como hemograma completo, cultivo de sangre, examen de orina y cultivo de orina. Puede ser también indicada la realización de exámenes de imagen, como tomografía computarizada, eco doppler venoso y ecografía, por ejemplo. 

Posibles causas

Las principales causas de necrosis son:

  • Infección causada por bacterias, hongos, virus o parásitos;
  • Traumas, como accidentes de carro o shock eléctrico;
  • Procedimientos quirúrgicos médicos o estéticos;
  • Biopsia;
  • Tratamientos de radiación;
  • Caries, trauma o fracturas de los dientes;
  • Procedimientos dentales mal realizados;
  • Infarto, aterosclerosis o ACV. 

Asimismo, otras posibles causas de la necrosis son hernias, tumor, enfermedades del hígado o el uso de contraste, anestesia o antibióticos. 

Diferencia entre necrosis y apoptosis

La apoptosis es un proceso saludable y normal en el que las células con defectos y sin finalidad mueren para equilibrar las funciones y la salud del organismo. La apoptosis raramente requiere ser tratada.

Por otra parte, en la necrosis, la muerte de las células es causada por enfermedades, infecciones y otras condiciones que causan daños, impidiendo el funcionamiento adecuado de las células. La necrosis muchas veces necesita ser tratada debido al riesgo de complicaciones como la sepsis, una respuesta exagerada del organismo a una infección, alterando las funciones normales del cuerpo. 

Cómo es realizado el tratamiento

El tratamiento de la necrosis debe ser recomendado por un médico y varía conforme con la causa de la condición, como se indica a continuación:

  1. Necrosis licuefactiva, caseosa y gangrenosa: el médico generalmente indica el uso de antibióticos. Asimismo, el drenaje del pus, la amputación y el desbridamiento también pueden ser indicados;
  2. Necrosis tubular aguda: el uso de medicamentos diuréticos y para el control del potasio en el organismo pueden ser indicados. Además, la diálisis también puede ser recomendada;
  3. Necrosis coagulativa: el tratamiento tiene el objetivo de prevenir complicaciones y mejorar las funciones de los órganos, pudiendo ser indicados remedios para controlar la presión arterial, bajar el colesterol y evitar coágulos;
  4. Necrosis grasa: generalmente, el tratamiento indicado incluye la aspiración para drenar los nódulos, y la biopsia por aguja o por corte. 
  5. Necrosis pulpar: se trata mediante tratamiento de conducto, que es un procedimiento donde el dentista limpia y desinfecta los conductos dentro de la raíz del diente, retirando la pulpa; además, también podría ser necesario el uso de antibióticos. En los casos más graves donde no esté indicado un tratamiento de conducto, deberá ser realizada la extracción del diente. 

Asimismo, el médico también podrá recomendar algunos cambios en el estilo de vida, como controlar la diabetes, mantener una alimentación saludable, disminuir el estrés, mantener el peso adecuado y dejar de fumar. 

Posibles complicaciones

Las complicaciones de la necrosis varían de acuerdo con el tipo y la zona donde ocurre la condición, y generalmente surgen cuando estas no son tratadas. 

Las posibles complicaciones de la necrosis pueden incluir angina de Ludwig, una infección en los tejidos que se ubican por debajo de la lengua y el cuello; osteomielitis, una infección e inflamación de los huesos de la mandíbula, o sepsis, una condición grave donde el organismo responde exageradamente a una infección, alterando las funciones normales del cuerpo.