La mielitis transversa, o simplemente mielitis, es una inflamación de la médula espinal que puede surgir como consecuencia de una enfermedad autoinmune o de una infección viral o bacteriana.
Cuando la médula espinal se ve afectada, pueden aparecer diversos signos y síntomas, siendo los más frecuentes el dolor de espalda, debilidad muscular, disminución de la sensibilidad y, en casos más graves, parálisis de las piernas y/o los brazos.
El tratamiento de la mielitis tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de la persona. Para ello, el neurólogo puede indicar un tratamiento específico para la causa subyacente y complementarlo con fisioterapia, lo que ayuda a estimular el movimiento muscular y prevenir la parálisis.
Principales síntomas
Los síntomas de la mielitis transversa aparecen debido al compromiso de los nervios de la médula espinal y pueden incluir:
- Dolor en la columna, especialmente en la parte baja de la espalda;
- Hormigueo o sensación de quemazón en el pecho, abdomen, piernas o brazos;
- Debilidad en los brazos o piernas;
- Inclinación involuntaria de la cabeza hacia adelante y dificultad para tragar;
- Dificultad para retener la orina o las heces.
Cuando la mielitis afecta la vaina de mielina de las células nerviosas, la transmisión de los impulsos nerviosos se deteriora progresivamente. Por eso, los síntomas suelen empeorar con el tiempo y pueden llegar a causar parálisis de las extremidades.
Si la inflamación compromete la parte inferior de la columna, puede producirse pérdida de movimiento en las piernas. Cuando la zona afectada está cerca del cuello, pueden perderse los movimientos de los hombros y brazos. En los casos más graves, también puede haber dificultad para respirar y para tragar, siendo necesario hospitalizar a la persona.
Cómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico inicial suele ser realizado por el médico general o el ortopedista a partir de la evaluación de los signos y síntomas que presenta la persona. Ante la sospecha de mielitis transversa, normalmente se indica una consulta con el neurólogo para completar el diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado.
Además de analizar los síntomas y el historial médico, el especialista suele solicitar algunos estudios complementarios, como resonancia magnética, punción lumbar y diversos análisis de sangre, que ayudan a descartar otras enfermedades y confirmar el diagnóstico de mielitis transversa.
Principales causas
La mielitis transversa es una condición poco frecuente que puede aparecer como consecuencia de diferentes situaciones, como:
- Infecciones virales, especialmente respiratorias, como las causadas por Mycoplasma pneumoniae, o infecciones gastrointestinales;
- Enterovirus, como EV-A71 y EV-D68;
- Parásitos como Toxoplasma gondii o Taenia solium (cisticercosis);
- Esclerosis múltiple;
- Neuromielitis óptica;
- Enfermedades autoinmunes, como lupus o síndrome de Sjögren.
Aunque es muy raro, también se han reportado casos de mielitis transversa después de la aplicación de vacunas contra la hepatitis B o contra sarampión, paperas y varicela.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la mielitis transversa varía según cada caso, pero generalmente se inicia con medicamentos que ayudan a prevenir infecciones, reducir la inflamación de la médula espinal y aliviar los síntomas, mejorando la calidad de vida. Algunos de los medicamentos más utilizados incluyen:
- Corticoides inyectables, como metilprednisolona o dexametasona: reducen rápidamente la inflamación de la médula espinal y disminuyen la respuesta del sistema inmune, aliviando los síntomas.
- Plasmaféresis: se utiliza en personas que no mejoran con corticoides y actúa eliminando los anticuerpos que puedan estar causando la inflamación.
- Antivirales: indicados cuando existe una infección viral activa que esté afectando la médula espinal.
- Analgésicos, como paracetamol o naproxeno: ayudan a aliviar el dolor muscular u otros tipos de dolor asociados.
Después del tratamiento inicial, y una vez que los síntomas están más controlados, el médico puede recomendar fisioterapia para fortalecer los músculos y mejorar la coordinación, que suele verse afectada por la enfermedad. Aunque la fisioterapia no cura la mielitis, contribuye a recuperar fuerza, movilidad y autonomía en las actividades diarias.
En algunos casos, también puede ser útil realizar terapia ocupacional para aprender nuevas estrategias que faciliten las tareas cotidianas frente a posibles limitaciones. Aun así, muchas personas presentan una recuperación total después de algunas semanas o meses.