La sensación de tener algo atorado en la garganta que no se quita suele deberse a causas benignas, como reflujo, moco acumulado o tensión muscular, que en la mayoría de los casos no representa un problema grave y puede desaparecer con el tiempo.
Entre las causas más comunes se incluyen el reflujo que sube desde el estómago, la caída de moco desde la nariz hacia la garganta y la tensión muscular asociada al estrés o la ansiedad.
En algunos casos, esta molestia también puede estar relacionada con la acumulación de caséos amigdalinos, pequeños grumos blanquecinos en las amígdalas, inflamación por alergias, alteraciones en el movimiento del esófago o aumento del tamaño de la tiroides. Conozca más sobre los caséos amigadalinos.
Se recomienda acudir al médico si la sensación se acompaña de dolor al tragar, mal aliento, ronquera persistente, presencia de sangre, bulto en el cuello, fiebre o pérdida de peso.