El piercing de mandíbula no es seguro. Consiste en perforar la zona inferior de la boca, cerca del hueso mandibular o el mentón, para colocar una joya decorativa. Aunque puede parecer un procedimiento simple, atraviesa áreas con vasos sanguíneos y nervios, por lo que aumenta el riesgo de infección y daño en los tejidos.
Las investigaciones muestran que este tipo de piercing puede causar inflamación, sangrado, fracturas dentarias y pérdida de hueso en los dientes inferiores. Además, facilita la acumulación de bacterias que pueden provocar infecciones graves.
También se han descrito casos de infecciones que afectan el hueso mandibular o se extienden hacia el cuello, como la angina de Ludwig, una complicación grave que puede dificultar la respiración. Vea más sobre el piercing inflamado.
Aun así, si se ha hecho un piercing y cree que podría causar problemas, como dolor intenso, hinchazón o dificultad para tragar después de la perforación, consulte a un médico o dentista.