La vacuna contra la fiebre amarilla dura toda la vida en la mayoría de las personas, por lo que una sola dosis suele ser suficiente para brindar protección permanente.
Los estudios clínicos indican que la inmunidad se mantiene al menos 10 años en adultos sanos. Aunque los anticuerpos puedan disminuir con el tiempo, la protección contra la enfermedad continúa siendo efectiva.
En algunos grupos específicos, como niños pequeños, personas con inmunosupresión o quienes viven en zonas de alto riesgo, puede recomendarse una dosis de refuerzo. Conozca cuándo se aplica la vacuna de la fiebre amarilla.
Es importante acudir al médico si después de la vacunación aparece fiebre alta acompañada de ictericia, ya que puede indicar complicaciones graves que requieren atención inmediata.