La leche materna puede mantenerse a temperatura ambiente por hasta 4 horas, siempre que el lugar no supere los 25 °C, ya que pasado ese tiempo aumenta el riesgo de crecimiento bacteriano que puede afectar al bebé.
Después de este periodo, lo ideal es guardarla en el refrigerador, donde puede conservarse de forma segura hasta 72 horas, manteniendo mejor sus propiedades nutricionales e inmunológicas.
Si se decide congelarla, la leche materna puede conservarse en buen estado por hasta 6 meses, aunque una vez descongelada o al retirarla del refrigerador solo permanece segura durante 2 horas a temperatura ambiente y cualquier sobrante del biberón debe desecharse de inmediato. Conozca más sobre cómo almacenar la leche materna.
Es importante consultar al pediatra si el bebé presenta vómitos, diarrea o fiebre tras consumir leche extraída, ya que estos síntomas pueden indicar una infección causada por una conservación inadecuada.