Herpes zóster: qué es, síntomas y tratamiento

Actualizado en abril 2024

El herpes zóster es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la varicela-zóster, que también es responsable de la varicela. El herpes zóster provoca la aparición de ampollas rojas en la piel, especialmente en el pecho y el abdomen, pudiendo también afectar a los ojos o a los oídos.

Aunque es más común después de los 60 años, el herpes zóster, conocido también como culebrilla, puede afectar a cualquier persona que haya tenido varicela en el pasado, especialmente cuando el sistema inmunitario está debilitado debido a enfermedades autoinmunes o al uso de ciertos medicamentos.

El tratamiento del herpes zóster se realiza con medicamentos antivirales (como el aciclovir) y analgésicos prescritos por el médico, con el objetivo de aliviar los síntomas y promover una cicatrización más rápida de las heridas, reduciendo el riesgo de transmisión.

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Imagem ilustrativa número 3
Foto del Herpes Zóster

Principales síntomas

Los signos y síntomas característicos del herpes zóster son:

  • Al inicio surgen unos pequeños bultos rojizos elevados en la piel;
  • A seguir se forman grupos de ampollas, que afectan apenas un lado del cuerpo, debido a que acompañan la localización del algún nervio, recorriendo su longitud y formando un "camino". Estas ampollas luego se secan y forman costras;
  • Comezón en el lugar afectado;
  • Dolor, hormigueo o sensación de ardor en la región afectada;
  • Fiebre entre 37 y 38ºC.

Dos a cuatro días antes de la erupción, puede haber dolor, principalmente en forma de ardor o pinchazo en el área afectada. La erupción dura de 7 a 10 días y se cura en 2 a 4 semanas aproximadamente.

Estos síntomas del herpes zóster también pueden presentarse en otras enfermedades como el impétigo, dermatitis de contacto, dermatitis herpetiforme y con el propio herpes simple, siendo importante acudir al médico para que realice una evaluación.

Cómo se realiza el diagnóstico

El diagnóstico del herpes zóster puede ser realizado por un médico general o infectólogo, el cual por lo general se realiza en base a un examen físico de las heridas en la piel y de la evaluación de los síntomas que la persona presenta.

Cómo se contagia el herpes zóster

El herpes zóster es una enfermedad contagiosa para aquellas personas que nunca tuvieron varicela o que no fueron vacunadas, ya que son enfermedades causadas por el mismo virus. Por lo que los niños u otras personas que nunca tuvieron varicela deben permanecer distantes de las personas que poseen herpes zóster, así como no deben tener contacto directo con su ropa, sábanas o toallas. Conozca más sobre el contagio del herpes zóster.

Las personas que ya han tenido varicela cuando están en contacto con una persona con herpes zóster están protegidas y normalmente no desarrollan la enfermedad.

¿El herpes zóster puede volver a surgir?

El herpes zóster puede volver a surgir en cualquier momento en personas que ya han tenido varicela o el propio herpes zóster alguna vez en la vida, porque el virus permanece latente, es decir, inactivo en el cuerpo por muchos años. Por lo que cuando existe una disminución del sistema inmune el virus puede replicarse nuevamente provocando herpes zóster. Vea cómo fortalecer el sistema inmunológico.

Quién tiene mayor riesgo

El herpes zóster solo aparece en personas que han tenido varicela al menos una vez en la vida. Esto se debe a que el virus de la varicela puede permanecer alojado en los nervios del cuerpo durante toda la vida y, en algún período de disminución de la inmunidad, puede reactivarse en la forma más localizada del nervio.

Las personas que corren mayor riesgo de desarrollar herpes zóster son:

  • Mayores de 60 años;
  • Que posean enfermedades que debilitan el sistema inmunológico, como el SIDA o el Lupus;
  • Que se encuentren en tratamiento de quimioterapia;
  • Usen de forma prolongada medicamentos corticoides.

Sin embargo, la culebrilla también puede aparecer en adultos que experimentan un estrés excesivo o que se están recuperando de una enfermedad, como neumonía o dengue, por ejemplo, ya que el sistema inmunológico es más débil.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento del herpes zóster debe ser indicado por el médico general o infectólogo, el cual consiste en el uso de antivirales y analgésicos, como se indica a continuación:

1. Antivirales

El tratamiento para herpes zóster se realiza con la utilización de medicamentos antivirales para disminuir la multiplicación del virus, mejorar los signos y síntomas y reducir la duración e intensidad de la enfermedad. Los antivirales y las dosis de los antivirales que pueden ser indicados por el médico son:

  • Aciclovir 800 mg: 5 veces al día durante 7 a 10 días;
  • Famciclovir 500 mg: 3 veces al día durante 7 días;
  • Valaciclovir 1000 mg: 3 veces al día durante 7 días.

En los casos donde este abordaje no funcione, el médico podría indicar otros antivirales como alternativa, como la brivudina 150 mg por 7 días o el foscarnet, siendo este último aplicado en el hospital por vía intravenosa, entre 90 a 120 mg/kg, 7 días a la semana.

Sin embargo, es importante seguir las indicaciones del médico, ya que podrá indicar otra dosis diferente y por otro período de tiempo si lo considera necesario.

2. Analgésicos

Para aliviar el dolor causado por las lesiones, el médico puede indicar el uso de analgésicos, como el paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos (AINES).

Además, en los casos donde el herpes zóster se complica y ocasiona una neuralgia postherpética, el médico puede indicar para aliviar el dolor leve analgésicos como parches de lidocaína al 5% o de capsaicina al 8% y para el dolor severo la amitriptilina y nortriptilina, por ejemplo.

3. Tratamiento casero para el herpes zóster

Un buen tratamiento casero para complementar el tratamiento indicado por el médico es fortalecer el sistema inmune ingiriendo té de equinácea y consumiendo alimentos ricos en lisina. Vea más consejos en el vídeo a continuación: 

Cuidados durante el tratamiento

Además de esto, durante el tratamiento se deben tener algunos cuidados como:

  • Lavar diariamente la región afectada con agua tibia y jabón neutro sin frotarlo, secando bien para evitar el desarrollo de bacterias en la piel;
  • Utilizar ropa cómoda, poco apretada y de algodón para permitir que la piel respire;
  • Colocar una compresa fría de manzanilla sobre la región afectada para aliviar la picazón;
  • No aplicar pomadas o cremas sobre las ampollas, evitando que la piel se irrite.

Es importante recordar que para ser más eficaz el tratamiento debe iniciarse tan pronto como las lesiones en la piel surgen. Vea otras opciones de remedios caseros para el herpes zóster.

Complicaciones del herpes zóster

La complicación más común del herpes zóster es la neuralgia postherpética, que es la continuación del dolor durante varias semanas o meses después de la desaparición de las ampollas en la piel. Esta complicación es más frecuente en personas con más de 60 años, y se caracteriza por un dolor más intenso que en el período en que las heridas estaban activas, haciendo que la persona se mantenga de reposo y sin capacidad para continuar sus actividades normales.

Para evitar esta complicación y prevenir la enfermedad, actualmente existen vacunas contra el herpes zóster, una que contiene el virus varicela zóster atenuado o debilitado (Zostavax), y otra que es una vacuna recombinante (Shingrix).

Lea también: Vacuna herpes zóster: para qué sirve, dosis y efectos secundarios tuasaude.com/es/vacuna-herpes-zoster

Otra complicación menos común, es cuando el virus alcanza el ojo, causando inflamación en la córnea y problemas de visión, en estos casos es importante la evaluación de un oftalmólogo para indicar el tratamiento más adecuado.

Otros problemas más raros que el herpes zóster puede causar, dependiendo de la región afectada, son neumonía, problemas de la audición, ceguera o inflamación en el cerebro, por ejemplo. Y sólo en casos extremadamente raros, generalmente en las personas mayores y con el sistema inmunológico comprometido, esta enfermedad puede causar la muerte.

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