La fobia es el miedo irracional a algo o alguna situación que lleva a la aparición de síntomas de ansiedad como temblores, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración fría, palidez, rubor, tensión muscular, pánico y desmayo, por ejemplo.
Es posible que una persona tenga más de una fobia específica, como miedo a las tormentas y miedo a volar en avión, por ejemplo, de tal manera que los síntomas pueden ser más intensos cuando se expone a situaciones que desencadenan las diferentes fobias.
Es importante que se identifique el tipo de fobia, ya que así, es posible que el psicólogo inicie el tratamiento más adecuado, que puede ser a través del metodo cognitivo conductual o mediante la terapia de exposición. En algunos casos, también puede estar indicado consultar al psiquiatra para evaluar la necesidad del uso de medicamentos para controlar los síntomas.

Existen varios tipos de fobias que deben ser identificadas y tratadas según la orientación del psicólogo y/o psiquiatra, siendo las principales:
1. Tripofobia
La tripofobia, también conocida por miedo a los agujeros, ocurre cuando se siente malestar, comezón, temblores, hormigueo y repulsión al entrar en contacto con objetos o imágenes que presenten agujeros o patrones irregulares como panales, grupos de agujeros en la piel, madera, plantas o esponjas, por ejemplo. En situaciones más graves, este contacto puede causar náuseas, aumento de la frecuencia cardíaca e incluso provocar una ataque de pánico.
Según investigaciones recientes, esto se debe a que las personas con tripofobia establecen una asociación mental inconsciente entre estos patrones y una posible situación de peligro. En la mayoría de los casos, el miedo surge en patrones creados por la naturaleza.
La repulsión que se siente se debe a la similitud del aspecto de los agujeros con gusanos que causan enfermedades en la piel o con la piel de animales venenosos, por ejemplo. Vea cómo se realiza el tratamiento de la tripofobia.
2. Agorafobia
La agorafobia se caracteriza por el miedo de permanecer en espacios abiertos o cerrados, de utilizar el transporte público, permanecer en una cola o estar en medio de una multitud, o incluso salir de casa solo. En estas situaciones o al pensar en ellas, las personas con agorafobia sienten ansiedad, pánico o tienen otros síntomas incapacitantes o desconcertantes.
La persona que tiene temor de estas situaciones las evita o las afronta con mucho miedo y ansiedad, necesitando estar acompañadas para soportarlas sin temor. En estos casos, la persona tiene una preocupación constante de sufrir ataques de pánico, perder el control en público o que suceda algo que la ponga en peligro.
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3. Fobia social
La fobia social, conocida también como trastorno de ansiedad social, es un trastorno psicológico en el que la persona presenta ansiedad y miedo excesivo ante situaciones en que podría ser evaluada de forma negativa por su desempeño o por lo que otras personas dirán o pensarán de ella.
Por lo general, estas personas se sienten inferiores, tienen baja autoestima y miedo de ser agredidas o avergonzadas por otros, y es probable que en el pasado hayan tenido experiencias traumáticas como bullying, agresiones o fueron muy presionados por los padres o profesores.
Los síntomas más frecuentes de la fobia social son ansiedad, aumento del ritmo cardíaco, dificultad para respirar, sudoración, cara roja, manos temblorosas, sequedad de la boca, dificultad para hablar, tartamudeo e inseguridad. Aparte de esto, la persona también se siente muy preocupada por su desempeño o lo que puedan pensar de ella. La fobia social es curable si el tratamiento se realiza correctamente.
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4. Claustrofobia
La claustrofobia es un tipo de trastorno psicológico en el que la persona tiene miedo de estar en lugares cerrados como ascensores, autobuses muy llenos o habitaciones pequeñas, por ejemplo. Las personas con claustrofobia creen que el espacio donde se encuentran se está reduciendo, desarrollando así síntomas de ansiedad como sudoración excesiva, sequedad de la seca y aumento del ritmo cardíaco.
Las causas de esta fobia pueden ser hereditarias o estar asociadas a un episodio traumático en la infancia, en el que niño permaneció cerrado en una habitación o en un ascensor, por ejemplo.
5. Aracnofobia
La aracnofobia, también conocida por el miedo a las arañas, es una de las fobias más comunes y ocurre cuando la persona tiene un miedo exagerado a estar cerca de arácnidos, perdiendo el control, pudiendo también sentir mareos, aumento del ritmo cardíaco, dolor en el pecho, sensación de falta de aire, temblores, sudoración excesiva, pensamiento de muerte y náuseas.
No se sabe a ciencia cierta cuáles son las causas de la aracnofobia, pero se cree que podría ser una respuesta evolutiva, ya que las arañas más venenosas causan infecciones y enfermedades. Así, el miedo a las arañas es una especie de mecanismo de defensa inconsciente del organismo, para no ser mordido.
Las causas de la aracnofobia pueden ser hereditarias o estar asociadas al miedo de ser mordido y morir, o ver a otras personas con el mismo comportamiento, e incluso debido a experiencias traumáticas sufridas con arañas en el pasado.
6. Coulrofobia
La coulrofobia se caracteriza por un miedo irracional a los payasos, en que la persona se siente traumatizada al verlos o simplemente imaginado su imagen.
Se cree que el miedo a los payasos puede comenzar en la infancia, porque los niños son muy reactivos con las personas extrañas o debido a un episodio desagradable que les haya podido pasar con payasos. Además, el simple hecho de ser desconocido, de no saber quién está detrás de la máscara provoca temor e inseguridad. Otra causa de esta fobia podría ser la forma como los payasos malos son representados en la televisión o en el cine, por ejemplo.
Aunque muchos lo ven como una broma inofensiva, los payasos causan en personas con coulrofobia algunos síntomas como sudoración excesiva, náuseas, latidos cardíacos acelerados, respiración rápida, llanto, gritos e irritación.
7. Acrofobia
La acrofobia o miedo a las alturas consiste en un miedo exagerado e irracional de lugares altos como puentes o balcones de edificios altos, por ejemplo, especialmente cuando no hay protección.
Esta fobia puede ser desencadenada por un trauma vivido en el pasado, por reacciones exageradas por los padres o abuelos cuando el niño se encontraba en lugares con cierta altura o simplemente por instinto de supervivencia.
Además de los síntomas comunes a otros tipos de fobia, como sudoración excesiva, temblores, falta de aire y aumento del ritmo cardíaco, los más comunes de este tipo de fobia son incapacidad de confiar en su propio equilibrio, intentos constantes de agarrarse a algo, llanto y gritos.